Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Feliz inicio de semana a todos, querida comunidad. Esperando se encuentren en paz, listos para dar un sorbo a su café, nos disponemos a reflexionar un momentito con Dios. Hoy el Evangelio nos propone un exorcismo que hace Jesús. San Marcos nos relata el estado terrible del hombre poseído y, ante ello, la autoridad de Jesús para expulsar a los demonios que atormentaban al hombre.
Nos podemos encontrar en una situación similar, poseídos por una tristeza, una angustia, un rencor, heridas que nos pueden atormentar y que sabemos que no pertenecen a nosotros. Amigos para eso ha venido Jesús, para liberarnos y darnos vida, aun en las situaciones más terribles, cómo la de este endemoniado. Pero, ¿Es necesario un exorcismo? No necesariamente. Hay una acción clave que hace Jesús: pregunta por el nombre del demonio. Ponerle nombre a esos sufrimientos es hacer la mitad del trabajo, pero fundamental para poder ser liberados. El trabajo restante sólo Jesús lo puede hacer, para ello, acercarse a los medios ordinarios que nos ofrece para liberarnos: oración y sacramentos. Es tiempo de la liberación, dejemos a Jesús entrar y ser luz en las partes más oscuras de nuestra existencia; sin olvidar que ese Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti.
¡Buen día!
