“Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”
Sí, Zaqueo, al ser jefe de los recaudadores de impuestos, era considerado como un traidor para el pueblo judío. Ya la fama de Jesús había crecido tanto, que había llegado a Jericó, muy cerca de los rumbos de Zaqueo. Seguramente, la gente le impedía ver a Jesús por su misma condición social, pero él buscó la manera de conocerlo subiendo a un árbol. Aquí me gustaría detenerme para reflexionar si yo, ¿conozco a Jesús desde mi inteligencia y solo por obtener algo a cambio? ¿He estado subiendo por medio del conocimiento para simplemente saber datos acerca de Él?
Jesús, a pesar de eso, levanta su mirada para llegar a nuestro egoísmo y poder hablarnos de frente, con sinceridad y sencillez, sin andarse con rodeos ni verdades a medias. Jesús quiere que sepamos de Él para hacerse famoso, Él quiere entrar a nuestro interior, Él nos quiere a nosotros y quiere hospedarse, quiere una relación íntima desde hoy y para siempre. Su amor es eterno, y con ese mismo amor nos ha amado y nos amará, pero la pregunta sería ¿Estoy respondiendo a ese amor? ¿Qué es lo que me hace falta para dejar habitar a Jesús en mi corazón? Te invito a meditar estas preguntar y todas las que surjan sin dejar de darle sorbitos a tu latte.
