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¡Ya basta!

Por 19 octubre, 2021Líderes de Opinión

Dra. Pascaline Pindi Mambu • Alumni plantel Guadalajara

 

Es asombroso darse cuenta que todavía las mujeres somos consideradas diferentes a los hombres en muchos sentidos y en diversos ámbitos, tanto en el plano personal como laboral. De tal suerte que las mujeres tenemos que enfrentar, cada día, situaciones que no tendríamos que vivir.

A pesar de la aparente universalidad de la lucha por la igualdad de género y de la necesidad de más esfuerzos para construir una sociedad más equitativa en cuestiones de género, la tendencia general es que esta lucha debe seguir y adaptarse a las nuevas formas de violencia contra el género femenino.

Aun hoy, hablar de la violencia de género es una cuestión estadística. Todas las instituciones y personas dan muchos datos sobre dicha violencia. Sin embargo, los esfuerzos reales para erradicarla parecen ser mínimas y no responden debidamente a la necesidad de una sociedad igualitaria.

Los últimos meses del año que acaba de pasar, estuvieron marcados por la recrudescencia de la violencia de género en el Estado de Jalisco según la Secretaría de Gobernación, a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM), quien declaró la Alerta de Violencia de Género (AVG) para el estado de Jalisco el pasado 20 de noviembre de 2018. Pero, iniciando el enero del presente año, el gobernador negó la ola de violencia contra las mujeres en Jalisco. Por poner un ejemplo, según él, “solo tres de las 23 investigaciones abiertas durante el pasado mes de diciembre por homicidios de mujeres en el estado, cumplen con los estándares para ser tomados en cuenta como feminicidios.” (Tráfico ZMG). Es decir, que el gobernador contradijo el reconocimiento de la Segob y de las instituciones conexas.

Ahora bien, si la autoridad del estado no reconoce la existencia de la violencia de género, ¿qué puede hacer la sociedad? ¿Esta negación no impide el gobierno a tener un plan de acción para disminuir y erradicar esta violencia? Asimismo, me pregunto: si el género femenino, siendo “natural”, padece de tanta violencia, ¿qué no vivirían los “nuevos géneros” reivindicados actualmente en nuestras sociedades? ¿Cuál es la aportación del sistema educativo, de las instituciones educativas como la nuestra para combatir este fenómeno social que va crescendo?

En fin, sea cual sea el género de la persona, lo más importante es que es un ser humano, tiene su dignidad y que nadie se la puede arrebatar. La diferencia de género no es una debilidad, es más bien, una riqueza que da sentido a la existencia humana. Por eso, toda persona merece ser valorada por el simple hecho de su existir. Hay que recordar que una sociedad sin mujeres valoradas es una sociedad en vías de extinción. Así que, ¡ya basta! Ni una más. Luchamos y lucharemos para que esto se acabe.

 

 

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