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Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo, UNIVA Campus Guadalajara

Ya se vienen las elecciones del 2 de julio, anunciadas como las más grandes en la historia mexicana. Estaremos eligiendo presidente de la República, senadores, diputados federales y locales, gobernadores y presidentes municipales con todo y sus síndicos y regidores. Por lo menos en Jalisco así será. En algunos estados no se elegirán gobernadores. 

Para las elecciones del 2024, las famosas precampañas, que tanto desgastan a la sociedad, comenzaron en noviembre del 2023 y culminaron los primeros días de enero para que todos los partidos elijan a sus candidatos. Las campañas para la Gubernatura de Jalisco inician el 1 de marzo y concluyen el 29 de mayo, mientras que las demás de carácter local inician el 31 de marzo y dan paso a la veda electoral el mismo 29 de mayo. 

Ya hemos visto a muchas personas correr a recoger su credencial de elector antes de que las destruyan, no sé si lo hacen para ir a votar o solamente porque deben tenerla actualizada para diversos trámites, ojalá que sea por los dos motivos. 

Y si bien es un derecho de los mexicanos mayores de 18 años, la obligación también viene implícita porque no solo hay que ir a las urnas, sino investigar, escuchar, revisar, seguir el proceso y sobre todo discernir acerca de cuál es el candidato o la candidata que promete ser la mejor opción. Sí, hasta ese momento solo es una promesa. 

Desafortunadamente, la tendencia de la comunicación y la mercadotecnia política se ha dirigido, en los últimos años, hacia la descalificación, la desacreditación y muy poco hacia las propuestas y el combate a la problemática actual del país. No se enseña a los ciudadanos cuál es el ámbito de competencia de cada uno de los niveles de gobierno, de las esferas públicas y de sus cargos, por lo que los discursos se centran en hablar mal de los otros partidos y/o candidatos, de lo que se hizo mal en el pasado y no en culturizar cívicamente. 

Según el padrón electoral del INE, que refleja el número de personas que solicitaron su credencial para votar, hay 2,117,399 jóvenes de 18 años y 2,151,603 de 19 años que realizaron su trámite al 1 de febrero del 2024 y que podrían considerarse como primivotantes y que es imperante que se les convoque a emitir su voto con una preparación más allá de las creencias o las sugerencias familiares. 

Sin embargo, está la no menos despreciable cantidad de 22.5 millones de jóvenes de entre 20 a 29 años que quizá tampoco tengan conocimiento o interés acerca de los procesos electorales y la política. ¿A ellos cómo les va a llegar la información? ¿Cómo se les va a convencer de que su voto sí cuenta? ¿Cómo se les va a involucrar para que analicen las prácticas de los representantes que ya fueron votados y no cumplieron sus promesas? 

Es cierto, los organismos electorales y de participación ciudadana tienen una gran tarea, pero los políticos tienen mayor responsabilidad de comprobar que son aptos para cumplirle a los ciudadanos, pero en las familias, las universidades y las instituciones, también debe priorizarse el acceso a la información para analizarla y con pensamiento crítico, llevar a México, por medio de la elección de sus funcionarios, a un mejor rumbo, seguro, próspero y garante de los derechos humanos para toda la población. 

 

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