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Ciudadanos Globales en un Mundo en Retroceso: Navegando por los Desafíos de la Tecnología y la Humanidad

Mtro. Alejandro Bravo Guzmán · Jefe de Desarrollo Institucional, UNIVA La Piedad

Vivimos en una era en la que la globalización nos ha convertido en ciudadanos del mundo, conectados a través de la tecnología, capaces de acceder a información de cualquier rincón del planeta con solo unos clics. Sin embargo, a medida que avanzamos hacia el futuro, parece que también nos alejamos de nuestras raíces humanas fundamentales.

En una tarde calurosa de este año, reflexionaba sobre el impacto de la tecnología en nuestra vida cotidiana. La dependencia de la inteligencia artificial y los dispositivos electrónicos parece ofrecernos soluciones ilimitadas para nuestros problemas, pero, ¿hasta qué punto nos hemos distanciado de nuestras habilidades esenciales?

Mientras disfrutaba del inicio de una lluvia tan ansiada, la cual agradecía por la escasez de gua que tuvimos este año, no pude evitar notar cómo la suave brisa se transformó en una tormenta eléctrica intensa, llevándose consigo la energía eléctrica que alimenta nuestra vida moderna. En ese instante, nuestra sociedad se encontró desarmada, como si hubieran apagado el interruptor de nuestra capacidad multitarea y de nuestras destrezas emocionales. La ausencia de electricidad me llevó a una introspección inesperada. ¿De qué sirve ser ciudadanos globales con acceso a toda la información del mundo si no hemos evolucionado lo suficiente para vivir sin la constante presencia de la tecnología? Esta desconexión momentánea me hizo preguntarme si el avance tecnológico, lejos de ser un progreso, nos ha llevado a una involución, un retroceso en nuestras habilidades más básicas.

La reflexión sobre la utilidad de ser ciudadanos globales nos confronta con una realidad incómoda. A pesar de tener el conocimiento del mundo al alcance de la mano, ¿hemos perdido la capacidad de comprender y apreciar nuestro entorno más inmediato? ¿La conectividad global nos ha hecho olvidar cómo vivir en armonía con la naturaleza y entre nosotros mismos?

La tecnología, sin duda, ha mejorado nuestras vidas en muchos aspectos, pero también ha planteado desafíos inesperados. La dependencia tecnológica ha eclipsado nuestras habilidades innatas y, en cierto modo, nos ha convertido en esclavos de la innovación que nosotros mismos creamos.

Este momento de apagón eléctrico sirve como un recordatorio de que, a pesar de vivir en un mundo cada vez más interconectado, debemos preservar nuestras habilidades humanas básicas. La inteligencia emocional, la empatía y la capacidad de adaptación son tan esenciales como cualquier avance tecnológico.

En nuestra búsqueda de un futuro más brillante, debemos encontrar un equilibrio entre la innovación y la preservación de nuestra esencia humana. Ser ciudadanos globales implica más que simplemente tener acceso a información global; implica comprender nuestro papel en este mundo y cómo nuestras acciones, incluso las relacionadas con la tecnología, afectan no solo a nosotros, sino al planeta en su conjunto.

A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, recordemos que la verdadera evolución no solo radica en el avance tecnológico, sino también en nuestra capacidad para mantener una conexión genuina con nosotros mismos, con los demás y con el mundo que habitamos.

Comunicación Sistema UNIVA

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