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Los antecedentes del horror en Lagos

Mtro. Francisco Meza Estrada · Especialista en Ciencias Políticas y Administración Pública, UNIVA León

 

No hemos salido de la frustración por las imágenes del feminicidio de Milagros Monserrat en León, cuando nos toma por sorpresa la noticia del hallazgo de cuerpos congelados en Poza Rica y nos sumerge en la desesperanza los hechos de los jóvenes desaparecidos y asesinados en Lagos de Moreno, Jalisco.

La vorágine de la violencia en México no encuentra límites ni fin que permita generar expectativas positivas en la sociedad. No se trata de apoyar o criticar al gobierno actual o señalar gobiernos anteriores, sino de considerar que los hechos violentos continúan dándose a lo largo de todo el país y en algunos casos con una crueldad que hiela la sangre.

Es tan importante el tema que termina acaparando los medios de información y opacando los demás temas públicos.

 

El caso de Lagos

Lo que sabemos hasta el momento de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos es estremecedor en todos los sentidos.

El hecho de que las familias se hayan enterado de lo sucedido con los jóvenes por la fotografía y el video difundido en las redes sociales es de una frustración y un dolor inimaginables.

La identificación de lugares y de restos humanos han abierto una diversidad de versiones que seguramente llevará tiempo clarificar.

Lo que se ha podido observar sobre la crueldad de los hechos no son realmente una novedad. Son parte de una narcocultura que tiene diferentes manifestaciones a lo largo de varios años. Existen páginas y blogs que difunden el sadismo con el que bandas criminales tratan a sus rivales, procesos de deshumanización o pruebas de iniciación.

La actuación del crimen organizado, la violencia y la desaparición de personas no son tampoco una novedad en esta zona, lamentablemente. Como informa el periodista Diego Petersen, en los últimos meses se ha incrementado la violencia, abarcando los municipios de Teocaltiche, Encarnación de Díaz y Lagos de Moreno.

Como varios aspectos no implican una novedad, es posible establecer algunos antecedentes que hacen posible que hechos espeluznantes como los de Lagos sucedan.

 

Los antecedentes

El peloteo entre autoridades. Las autoridades del estado de Jalisco señalan que le corresponde a la Fiscalía General de la República su investigación porque se trata del crimen organizado. El presidente declara: Se está haciendo la investigación, corresponde a la Fiscalía de Jalisco.

Esta falta de corresponsabilidad abona a la impunidad de hechos violentos de cualquier naturaleza. Porque es muy simple, el tiempo que tardan en ponerse de acuerdo las autoridades es el suficiente para borrar evidencia y desaparecer de la región.

La escasa coordinación. Lagos mantiene una estrecha relación con León. Podemos decir que la división territorial se termina difuminando para la delincuencia organizada. Para ambos estados representa la periferia y es donde con más libertad actúa el crimen organizado. También en los últimos meses se han incrementado en esta zona los robos al transporte, de vehículos y personas entre estas dos entidades.

Por lo menos, no alcanza notoriedad la coordinación de estos dos estados para prevenir hechos delictivos o en su caso, investigar los delitos.

Esa división en la mente de los políticos también termina por favorecer la proliferación de estas bandas criminales.

Carreteras y caminos sin vigilancia. No es nuevo escuchar sobre la inseguridad en ciertas carreteras. Todos identificamos a más de alguna y no observamos vigilancia por parte de las autoridades estatales ni federales.

La debilidad de las policías municipales. Tampoco es nuevo, saber que las policías municipales están superadas o son cooptadas por los grupos criminales. El periodista De Mauleón hace el siguiente recuento: siete comisarios han pasado en 4 años por Lagos, al inicio del año los hijos de una comandante fueron asesinados y en abril asesinaron a un subdirector de policía y a su escolta.

Poco trabajo de inteligencia. Para el gobierno mexicano, los servicios de inteligencia pueden ser útiles para muchas cosas, menos para ofrecer seguridad y prevenir el delito.

En páginas web y blogs, grupos criminales difunden contenido, dejan huella y es poco lo que las autoridades pueden identificar y desactivar. Lo mismo se puede decir del reclutamiento de jóvenes a través de call centers o publicaciones en periódicos.

Algunos de estos antecedentes, y seguramente más, que irán apareciendo, nos permitirán comprender por qué se siguen dando estos hechos violentos que lastiman a todos los mexicanos.

Por lo pronto, no hay muchas razones para ser optimista.

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