Valeria Calderón Cervantes · Estudiante de la Licenciatura en Nutrición, UNIVA Guadalajara
El cine de terror es un género que ha existido durante décadas, cautivando a audiencias con historias de miedo, suspenso y lo desconocido. Sin embargo, a pesar de su longevidad y su capacidad para evolucionar y reflejar los cambios en la sociedad, el género del terror a menudo se queda corto en lo que respecta a la representación de la mujer. Esta falta de representación es una cuestión que merece una reflexión profunda, ya que tiene consecuencias significativas tanto en la industria del entretenimiento como en la percepción de las mujeres en la sociedad.
Uno de los problemas más evidentes es la tendencia del cine de terror a recurrir a estereotipos y tropos dañinos en la representación de las mujeres. Las mujeres son a menudo retratadas como víctimas indefensas o como villanas sádicas y trastornadas. Estos estereotipos mantienen ideas perjudiciales sobre la feminidad y limitan la diversidad de historias y personajes que podrían existir en el género.
También está la objetificación sexual de la mujer en numerosas películas de terror, a menudo como carnada para atraer a los espectadores masculinos. Considero que este fenómeno se da como respuesta a una manifestación más amplia de la cosificación de las mujeres en la cultura popular. Esto se traduce en la sexualización innecesaria de personajes femeninos, la inclusión de escenas de desnudez gratuitas, y la creación de personajes cuyo único propósito parece ser servir como anhelo.
Esto es problemático por varias razones. En primer lugar, perpetúa la idea de que el valor de una mujer se basa en su apariencia sexual y su capacidad de atraer a los hombres, lo cual es profundamente reduccionista y sexista. Además, puede crear un ambiente tóxico en la industria del cine y en la sociedad en general, normalizando la reducción de una mujer a solo su cuerpo.
Además, la falta de mujeres en roles creativos clave dentro de la industria del terror es otra razón importante detrás de esta insuficiente representación. La mayoría de las películas de terror son escritas, dirigidas y producidas por hombres, lo que a menudo se traduce en una mirada masculina y en la deshumanización de los personajes femeninos. Esto también lleva a la invisibilización de las voces femeninas y su capacidad para aportar una perspectiva única y valiosa a las historias de terror.
La representación femenina en el cine de terror es importante por varias razones. En primer lugar, refleja la igualdad de género en la sociedad. La falta de personajes femeninos fuertes y complejos en el género del terror envía el mensaje de que las mujeres no pueden ser protagonistas poderosas o interesantes en la ficción. Esto puede tener un impacto negativo en la autoestima y la percepción de estas en la vida real.
Una participación más diversa de las mujeres en el cine de terror permitiría una gama más amplia de historias y experiencias que podrían ser exploradas. Las mujeres tienen miedos, deseos y desafíos únicos que podrían enriquecer la narrativa del género del terror de maneras inesperadas y emocionantes.
Aunque también ha habido algunos avances, pues a medida que la sociedad ha progresado y se han producido cambios culturales, la representación de la mujer en el terror ha experimentado una pequeña transformación. Las heroínas y villanas femeninas han empezado a emerger como personajes complejos y poderosos. En lugar de ser meras víctimas, las mujeres en el terror actual están empezando a ser capaces de luchar contra sus propios demonios, tanto literal como figurativamente.
El terror contemporáneo también ha dado lugar a la proliferación de mujeres detrás de escena, incluidas directoras, guionistas y productoras. Esto ha contribuido a la diversificación de perspectivas y ha enriquecido la narrativa del género del terror. Mujeres como Jennifer Kent (The Babadook) y Karyn Kusama (Jennifer’s Body) han demostrado ser fuerzas creativas en el género, desafiando las convenciones establecidas.
Esta mala percepción sobre la figura de la mujer en el cine de terror es un problema que necesita ser abordado de manera seria y efectiva. Esto implica cambiar la forma en que se escriben, dirigen y producen las películas de terror, así como dar voz a las mujeres en la industria. Aunque las cosas están empezando a cambiar y la representación de la mujer en el terror está empezando a evolucionar a lo largo de los años, pasando de ser víctimas pasivas a figuras poderosas y complejas. Esta evolución es un reflejo de los cambios sociales y culturales que han tenido lugar en la sociedad.
Estamos iniciando el cambio hacia nuevas y mejores representaciones dentro del género de terror para las mujeres, pero aún nos queda un largo camino, sobre todo porque los roles tóxicos se han impuesto por décadas, pero el panorama se ve prometedor, pues se está forjando un camino hacia el avance donde hay un espacio donde nosotras podemos escribir la narrativa.
