Skip to main content

La edad que aterra

Flor Mota, Fabricio Ramírez y Cecilia Ramos · Estudiantes de la Licenciatura en Médico Cirujano, UNIVA Guadalajara

 

¿Cómo es que una persona puede saber todo a los dieciocho y nada a los veintidós?

Nothing New, Taylor Swift

 

Las crisis pueden pasar a cualquier edad, en cualquier momento y de repente te encuentras abrumado por todo a tu alrededor. Podría parecer que la juventud no tiene nada por qué preocuparse, sin embargo, creemos que es válido sentirse así, ¿cómo no hacerlo? Nos vemos presionados por nuestro entorno, nuestras metas y el tiempo que no se detiene por nada.

La crisis de los 20 o también llamada crisis del cuarto de siglo se refiere a esa etapa en donde los jóvenes entre 20 y 30 años de edad se sienten incompletos o insuficientes a comparación de otros. Este término, acuñado por la autora Abby Wilner, lo explica y define como una apatía hacia la vida en donde un bucle lleno de una crisis existencial en la que se entra, nos orilla a pensamientos intrusivos, inconscientes y desconcertantes sobre un futuro indefinido sin rumbo.

Podemos entender por qué los jóvenes llegan a sentirse así, nosotros mismos nos hemos sentido así, puesto que al estar en una carrera que puede considerarse larga, pesada y difícil, al mirar hacia otros lados, podemos ver cosas, metas, sueños cumplidos y pensar que los nuestros son imposibles y eso nos provocaría un estrés constante de hacer algo con nuestras vidas. Estamos en una etapa de presión y quizá tengamos la creencia de que tenemos que lograr nuestros objetivos de la manera más rápida, que tenemos que correr sin disfrutar y tan solo llegar a la meta, pero no podemos tenerlo todo bajo nuestro control.

El tiempo es relativo, sí, sin embargo, existe y hay bastante. No hace falta correr sin disfrutar cada minuto del esfuerzo, pero también hay que aprender a discernir y separar lo más valioso para saber en qué gastarlo. ¿Vale la pena gastarlo en cosas sin sentido cuando hay un mundo allá afuera que conquistar?

¿Estudiar vale la pena? Para nosotros lo vale, a pesar de sufrirle en ocasiones, nos apasiona lo que hacemos y creemos que esa es la clave, buscar verdaderas pasiones, pero también equivocarse es bueno. Si aún no encuentras tu pasión, no te preocupes, llega cuando menos te lo esperas.

Las vidas perfectas de Instagram están llenas de filtros, todos pueden elegir qué subir y qué no, en qué iluminación; viajes, parejas, comidas puede parecer perfecto, pero la vida en sí no es sinónimo de perfección, está bien publicar el mejor ángulo, pero tenemos que saber que no siempre es así.

Envejecer es normal y hay belleza en ello, no hay que preocuparse tanto por las arrugas, el corazón es el que siempre permanece joven.

Pedir ayuda es válido, sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles, está bien buscar orientación cuando perdemos el rumbo, es una transición. Busca a tu red de apoyo, habla con los que te rodean y compartan sentimientos, el dolor cuando es compartido, es menos.

Hay que tener paciencia, tenemos la creencia de que todo tiene que llegar rápido, como si de una carrera se tratase, pero no, los 18 marcan el inicio de algo, pero tenemos toda una vida para intentar, hay que ir a nuestro propio paso y tiempo.

Somos muy jóvenes como para saber que las cosas mejoran, todos han pasado por estos pensamientos alguna vez en la vida y de alguna manera, todos han salido de ello. La felicidad es algo que se construye y es real cuando se comparte, hay que moldear nuestras metas, sueños y pensamientos y entrenarlos para hacerlos fuertes.

Es válido sentirse así, los cambios suelen ser aterradores. Pero hay que recordarnos que no hay oscuridad que dure para siempre ni invierno que sea eterno. Hay que abrazar nuestros miedos y aprovechar las oportunidades. La vida sólo es una y hay que disfrutarla al máximo.

 

Referencias

Robbins, A. y Wilner, A. (2001). Quarterlife crisis: the unique challenges.

 

expresionrd

Author expresionrd

More posts by expresionrd