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La delgada línea entre beneficencia y no maleficencia en la atención a la salud

Por 13 septiembre, 2023Líderes Universitarios

Valeria Ponce Vázquez · Estudiante de la Licenciatura en Médico-Cirujano, UNIVA Guadalajara

 

¿Alguna vez habías escuchado sobre el paternalismo médico y el consentimiento informado?

Actualmente, se conoce que la relación interpersonal entre los profesionales de la salud y los pacientes influye indudablemente en el desarrollo de la práctica médica, ya que la comunicación activa de ambas partes (profesional de la salud–paciente) es la clave para sobrellevar una mejor atención por parte del personal de salud, así como también humanizar el proceso y satisfacer de una manera más eficaz las necesidades de los usuarios de la salud.

Sin embargo, en la actualidad hay muchos casos donde el médico tiene una percepción inadecuada sobre lo que conlleva esta comunicación activa. Desde la antigüedad los médicos han sido responsables por las decisiones relacionadas con la atención de sus pacientes, asumiendo una postura eminentemente paternalista. Esa actitud es, aún en la actualidad, una práctica común en muchos países y debe ser modificada ante el derecho de los sujetos a participar de las decisiones que involucran su persona (1).

Desde los tiempos de Hipócrates, (los documentos más antiguos conocidos datan del siglo V a. C.), la relación médico-paciente estaba centrada en el médico (enfoque paternalista), pero con el paso del tiempo se ha tratado de modificar hacia una relación centrada en el paciente, o sea, más participativa y que lo involucre activamente. Es de vital importancia que todo individuo conozca que puede exigir que se le dé a conocer todo lo relacionado con su situación de salud y que se resuelvan sus dudas en caso de tenerlas.

Como estudiante de medicina considero que la postura de un médico ante cualquier situación tiene que regirse por los principios de la bioética, en este caso, hablando de paternalismo médico y consentimiento informado, hay que entender que la postura paternalista no es sinónimo de querer hacer un daño al paciente; sin embargo, aún hay prácticas autoritarias que no consideran a la persona para todas las decisiones que conlleven el satisfacer la necesidad de la salud individual, por ejemplo, no explicar cuál medicamento se le va a aplicar y lo que este podría impactar en su organismo, hasta procedimientos quirúrgicos que puedan poner en riesgo su vida.

En suma, el paternalismo médico rígido repercute en los principios de la beneficencia y no maleficencia, así como en el de autonomía. Es importante reconocer que, socialmente, el profesional de la salud es un guía para el paciente, por lo tanto, hay que reflexionar si la práctica médica llega al extremo del autoritarismo y si se está informando al paciente sobre cualquier situación referente a su salud con una actitud de diálogo abierto, en un lenguaje accesible para cualquier persona y un trato humano y digno, orientado por la bioética.

 

Referencias

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