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Armando González Escoto · Director de Publicaciones del Sistema UNIVAArmando González Escoto · Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

No podemos negar que en la sociedad mexicana hay tendencias que nos llevan a ser atenidos e irresponsables a veces en grado escandaloso, y sorprende ver cómo las personas que viven así no se sienten mal, por el contrario, se sienten justificados y protegidos, hagan lo que hagan, sienten que alguien los comprende y los apoya para seguir igual ¿tiene eso qué ver con las creencias religiosas?

Desde la antigüedad fue necesario el uso de una correcta exégesis para que la palabra de Dios no fuese mal interpretada, ya que pueden encontrarse textos bíblicos en apariencia contradictorios si se toman al pie de la letra, por ejemplo, cuando Jesús dice “yo No he venido a traer la paz sino la guerra” (Mt.10,34-36), de inmediato surgen numerosas preguntas: qué clase de paz no trae Jesús, y a qué clase de guerra se refiere, pues si tomamos el texto como aparece, cualquiera encontraría ahí justificación para obtener tales o cuales fines por medios violentos.

Pero si esto sucede con diversos textos de la Biblia, ocurre también con textos provenientes de tradiciones o leyendas piadosas que, si no se explican adecuadamente, traen consigo conductas o actitudes equivocadas. En el Nican Mopohua se pone en labios de la Virgen María una frase que se ha hecho muy famosa: Que nada te preocupe, “¿no estoy yo aquí que soy tu madre?” La general aceptación de estas palabras desde hace ya tanto tiempo por los mexicanos, ¿explicaría la indolencia y la irresponsabilidad con que muchos asumen la vida?, ¿puede esta consoladora frase hacernos atenidos e irresponsables?, ¿subyace en tales palabras el concepto de maternidad protectora, que consiente y justifica a los hijos hagan lo que hagan?

Para analizarlo se hace necesario acudir a las sagradas escrituras para analizar si lo que nos dicen acerca de la Virgen María, coincide o justifica esta versión mexicana. En todo caso, sí que es importante hacer las aclaraciones pertinentes. El cristianismo no es una religión de consolación, que invite a la apatía o a dejar la propia responsabilidad en otras manos, mientras continuamos con un estilo de vida despreocupado. La permanente intercesión de la Virgen no es para que nos volvamos irresponsables, o pensemos que tenemos una madre que nos comprende y ampara aun cuando nos dediquemos a robar, delinquir o simplemente a no hacer nada, ni bueno ni malo.

La idiosincrasia mexicana ha sido analizada por notables autores como Octavio Paz o, con mayor profundidad, por Leopoldo Zea; es compleja e intrincada, pero diversa según las regiones de que se trate, se arraiga en distintos procesos de tiempo y espacio, ubicados entre el siglo XVI y el XVIII, pues la gente del norte tiene una historia que no se identifica con la del sur, lo mismo si se trata de criollos, indígenas o mestizos, pero los procesos de uniformismo nacionalista del siglo XIX buscaron una igualación general en lo bueno y en lo malo, que ya es tiempo de analizar a fondo.

Del modo que sea es un hecho que el carácter mexicano tiene muchas cualidades, pero también tiene sus defectos, uno de los más pertinaces y nocivos ha sido justamente esa tendencia nuestra a la pasividad, a la apatía, al atenimiento irresponsable, al proteccionismo cómplice, que la fe cristiana no debe de ningún modo respaldar.

 

Publicado en El Informador del domingo 11 de diciembre de 2022.

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