Daniela Díaz Cárdenas · Estudiante de Preparatoria, UNIVA Guadalajara
Somos una forma unida por un conjunto de mexicanos que pronto tendrán en sus manos el poder de reescribir su historia. Vivimos en un país en el cual los hombres han sido los principales protagonistas, y ahora dejan un espacio, entre sus malas decisiones y un país desgastado, para introducir el liderazgo de las mujeres en la vida política. La expectativa que nos podemos generar es continuar con un mismo estilo de gobierno bajo esquemas disfrazados de innovaciones para la transformación de México. Pero, ¿por qué esperamos algo diferente si un mal gobierno no es cuestión de género? Revisemos que exigimos que aquella persona que nos represente como nación posea los valores que no tienen por esencia el humano.
Deseamos borrar la corrupción que nosotros mismos fomentamos, queremos una ley que nos proteja cuando somos los primeros en corromperla. Un futuro perfecto se ve empañado de las imperfecciones humanas. Probablemente, el cambio no sea una mujer, pero sí marca una diferencia en la figura pública del país. Quizás una filosofía machista sea uno de los principales obstáculos para nuestra presidenta, esto haría más importante su rol de gobernante de un país como México, ya que dependiendo de su desempeño, será un factor importante para promover más a la mujer en puestos dentro de la política, dejando en claro que está función no lleva un género en específico.
Entre las cuerdas ocultamos la capacidad de la mujer para que el hombre continuara en una silla presidencial, pero en un mundo en constante movimiento, nos convertimos en la fuerza del poder.
Las campañas electorales ofrecen dos partidos liderados por mujeres. Morena y Frente Amplio por México (PAN, PRI y PRD). Una unión que fue sostenida por el aparente dominio en votos que representa Xóchitl, (candidata del Pan) alineando a los demás postulantes de la alianza a su victoria. La mayoría de votos será el factor que termine con la búsqueda de poder de mencionados partidos políticos. Por una parte, Morena tiene el objetivo de mantenerse de alguna forma en el poder, mientras que el Frente Amplio, necesita colocar nuevamente a sus partidos, siendo la presidencia su resurgir de las penumbras.
Por el momento, somos los prospectos de clientes de los candidatos presidenciales, no adquirimos un producto tangible, solo consumimos ideologías inconclusas, en pocas palabras somos posibles presas de engaños a causa de sus propuestas. Así que, no limitemos nuestra participación a un simple voto, seamos consumidores informados para alimentar nuestra decisión con argumentos. Y aunque, por el momento, mi edad no me otorgue el derecho a votar, yo sembraré en mis decisiones el interés por el futuro, pensando que pronto dejaré de ser una espectadora y que en mis manos llegará el poder del voto.
