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Constantes con nuestros sueños

Dra. María Cristina Martínez Arrona · Directora de UNIVA Online

 

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado.

Un esfuerzo total es una victoria completa.

Mahatma Gandhi

 

Hace días un comentarista de radio expresó “que prácticamente se había acabado el año” y también observamos cómo en algunos centros comerciales ya iniciaron las ventas navideñas, por lo que algunas personas expresan “se nos fue el año”, “otro año sin lograr nada”, pero ¿el año se va? o por qué termina un ciclo anual, ¿es razón para no alcanzar los objetivos? Podemos, en este último mes del año, en lugar de bajar las manos y “frenar” el ritmo de trabajo, preguntarnos: ¿qué avance tengo con las metas propuestas? ¿Realicé lo que había soñado-proyectado? Lo más seguro es que en el camino surgieron nuevas metas, adquirimos otros compromisos, enriquecimos y/o modificamos procesos.

Si revisamos lo proyectado al inicio del año y lo que hemos logrado, quizás sea el tiempo oportuno para preguntarnos: ¿qué estrategias hay que fortalecer y que actividades tendré que intensificar para alcanzar el porcentaje más alto de lo planeado?

En una sociedad caracterizada por la inmediatez, que le gusta adquirir las cosas sin esfuerzo, es importante reconocer que el desarrollo y el crecimiento de nuestra vida, la calidad de nuestras relaciones y los grandes proyectos, no se logran como cuando adquieres un producto, con un simple “click”, sino que requiere dedicación, planeación, estrategias, tiempo… y mucha perseverancia; además de una evaluación continua que nos ayude a modificar en el camino, -ante las dificultades y obstáculos que siempre están-, las tácticas para alcanzar la conquista de nuestros sueños.

Estamos viviendo tiempos difíciles, de ahí la importancia de cultivar nuestra persona, y desde ella lo que se nos confía. Es esencial cualificar el talento humano en función de nuestras metas, enriqueciendo así no solo el proyecto, sino las personas que nos rodean. Ludwing van Beethoven, compositor y pianista alemán que nos dejó un enorme legado musical, afirmaba que el genio se compone con 2% de talento natural y el 98% de perseverancia, de ahí que no deja de sorprenderme la capacidad que tenemos las personas para crear y transformar, para superar los límites y convertir así “el desierto en un vergel” (Is. 32,15), cuyo fruto es la justicia y la paz.

El canta autor Martín Valverde solía decir “si le pides a Dios un árbol de naranjas, él te lo dará en forma de semilla”; y es real, los sueños son posibles, siempre y cuando los veamos como proyectos a lograr, aunque estos inicien como una pequeña semilla que hay que cultivar, cuidar, trabajar y alimentar; su realización implica “constancia, firmeza y tesón”; esto es, perseverancia, dedicación y entrega. Podrá pasar tiempo sin ver cambio alguno, y en ocasiones, nos tocará esperar para adquirir los frutos, pero no dejaremos de ser testigos de la transformación y de disfrutar, en el camino, del proceso.

 

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