Cristina González Martínez · Alumni de la Licenciatura en Filosofía, UNIVA Online
La novela corta de Franz Kafka, La Metamorfosis, es posible situarla dentro de la llamada literatura surrealista, que tomando como medio un hecho inverosímil, aborda temas de gran profundidad y sorprendentemente en este caso concreto, de enorme actualidad, dada la despersonalización del ser humano en este siglo XXI y el utilitarismo con que se establecen las relaciones interpersonales hoy en día.
Se trata de una obra compuesta de tres partes; en la primera, y, sin preámbulo alguno, el protagonista mete de lleno al lector en la transformación que inexplicablemente ha sufrido, se trata de esos comienzos conocidos como en mitad del asunto; la segunda relata cuanto acontece a la familia Samsa y demás protagonistas a causa de la transformación de Gregorio; la tercera y última, narra la transformación de los miembros de la familia, que sin ser una metamorfosis surrealista y traumática como la del hijo, bien podría llamarse tal a causa de las nuevas responsabilidades que cada uno asume, concluyendo la novela con la muerte del escarabajo, que en términos de bioética, podría diagnosticarse como suicidio por inanición.
Franz Kafka, quien dijo: La metamorfosis no es una confesión, aunque sea, en cierto sentido, una indiscreción, desconocía su valor como escritor, llegó a pedir que se destruyeran sus escritos –afortunadamente no le hicieron caso-, sin embargo, su valía es tal que inaugura la literatura del absurdo.
A través de un protagonista que ha perdido su carácter humano, llama a lo mejor de la persona que lee su novela y mueve a compasión, a comprensión, a solidaridad, a respeto, a reconocimiento, a sentimientos y emociones que el hombre del siglo XXI en medio de la vorágine de la vida posmoderna ha descuidado y hasta perdido en algunos casos.
El autor representa a ese hombre con baja autoestima y grandes talentos desconocidos y por lo mismo, no siempre desarrollados o mal aprovechados. Inmerso en una sociedad preocupada por la situación política de su tiempo, años previos a la Primera Guerra Mundial, con una situación familiar que hoy podríamos definir como de explotación de uno de sus miembros a favor de los demás.
La obra de Kafka es de tal importancia que dio lugar al término kafkiano, para referirse a situaciones absurdas de la existencia, Lo kafkiano es la negación de la libertad, el deseo insatisfecho por algo que se nos impone desde una altura a la que no podemos acceder. (Alvarado, J.L. S/F)
La época en que se escribe la novela es la de principios del siglo XX, cuando la industrialización estaba consolidándose en Europa, se percibía ya el hastío de la vida moderna en una sociedad capitalista donde el papel del hombre se limitaba a un asunto de producción: vales lo que produces y el dinero que aportas, Gregorio Samsa lo sabía muy bien.
La modernidad y el comunismo materialista de finales del siglo XIX y principios del XX, le negaron al hombre reconocer y valorar su ser espiritual, su anhelo de trascendencia, que con la vorágine de la posmodernidad y la pérdida de los pilares espirituales, representados por los grandes metarrelatos históricos y religiosos, han deshumanizado al hombre desde la metamorfosis kafkiana hasta nuestros días, de ahí que siga siendo tan actual la novela a pesar de tener más de un siglo de haber sido publicada.
Son variados y graves los temas que se abordan, el egoísmo, la indiferencia, el aislamiento, la soledad, el utilitarismo de las relaciones familiares, la frustración laboral, emocional y hasta sentimental, el sinsentido de la vida, temas todos que en la actualidad siguen siendo objeto de consulta psicoterapéutica, que tal vez si Kafka la hubiera tenido, hubiera escrito la segunda parte de su fantástica obra.
Llama la atención que en las numerosas críticas de la novela, se omite referir y comentar ese momento en el que Kafka, en la persona de su protagonista, expresa su ilusión de establecer una relación amorosa, representada por la mujer de la estampa recortada de una revista y puesta en un marco elaborado por el propio Gregorio, una mujer envuelta en pieles, que tanto significaba para él, que aún como animal, no quería perderla y se aferra al cuadro cuando están sacando todos los muebles de la habitación.
La novela corta Metamorfosis de Franz Kafka, muestra de una manera por demás elocuente, la necesidad del hombre de todos los tiempos de ser reconocido, valorado y amado por lo que es, no por lo que produce o aporta, libre de descubrir y desarrollar aquellos talentos con los que Dios lo ha dotado y que le significarán los caminos para andar una vida plena de sentido.
La familia como célula fundamental de la sociedad, es la responsable de lograr la satisfacción de tal necesidad en todos los miembros del núcleo familiar, la familia de Gregorio Samsa se transforma al momento que asumen cada uno de ellos el papel que deberían desempeñar, tristemente el precio de tal metamorfosis fue el sacrificio obligado del hijo, primero como proveedor y luego con la pérdida de su identidad.
Cuánta importancia reviste para nuestro siglo XXI la revaloración de la vida de un ser humano en todo cuanto es: un espíritu encarnado, llamado a ser feliz en la realidad concreta de su existencia temporal, descubriendo y potenciando todo cuanto es y posee como persona capaz de relacionarse con sus semejantes en términos de respeto y amor, de solidaridad y compasión, con una vida trascendente en el aquí y con la mirada puesta en la eternidad con su Creador.
