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Voces UNIVA

¿Refundar Guadalajara?

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Fundar y nacer son términos que se reclaman, de igual manera refundar y renacer, sólo que para que algo se re-funde debe previamente haber muerto, y, en consecuencia, re-nacer. Al igual que la vida de un ser humano, la vida de una ciudad es un continuo que se desarrolla a través del tiempo y en un espacio determinado, con un origen específico que puede alterarse pero nunca negarse, es un asunto tanto histórico como genético. Nadie, en este sentido, puede negar a sus padres hayan sido como hayan sido, porque negarse sería negar su propia naturaleza.

Guadalajara no es solamente una ciudad fundada en 1542, sino sobre todo una sociedad que a partir de ese año comenzó a construir aquí su propia historia, su personalidad, su manera de ser, su cultura. En 18 años logró conquistar su vocación de capital con la alianza de su geografía y de su clima, y a lo largo de los siguientes tres siglos maduró hasta decidir su independencia con respecto a España. Este acontecimiento ocurrido en 1821, no obstante, su enorme trascendencia, no llevó a nadie a pensar en que la ciudad debiera ser refundada, puesto que Guadalajara no sólo se conservaba viva sino extraordinariamente dinámica y propositiva, muy consciente de su antiguo origen y muy orgullosa de su trayecto por los años virreinales, sin los cuales nunca habría desarrollado el ideal emancipador.

La actual crisis de identidad que viven muchos habitantes de Guadalajara no es de origen genético, sino de origen educativo, tiene que ver con la inmigración galopante pero también con la incapacidad de las instituciones para arraigar a los nuevos habitantes, por lo mismo no se resuelve dando por muerta a la ciudad, y refundando otra, porque en primer lugar Guadalajara sigue viva y actuante, y no sería justo ni racional desconocer todo lo que Guadalajara ha sido para inventar una nueva ciudad desde el archipiélago de cotos culturales que hoy existen en nuestra área metropolitana.

A veces puede uno pensar que a Guadalajara le sucede lo que a los conejos de la fábula, hallándose éstos en su madriguera se desató una terrible tormenta, razón por la cual un sapo corrió hasta ellos suplicándoles que lo dejaran entrar para guarecerse; no sin cierta aprensión lo dejaron entrar, pero apenas lo hizo comenzó a inflarse a tal punto que los conejos, propietarios de la madriguera tuvieron que salirse, mientras el sapo, muy a sus anchas se adueñaba del lugar, haciendo y disponiendo todo a su antojo.

Los individuos y los grupos que no logran o ni siquiera desean incorporarse al proyecto de la ciudad, a su historia y a su identidad, actúan muchas veces como el sapo de la fábula, se benefician de Guadalajara pero no aprecian la cultura que la hizo existir y acaban queriendo destruirla, mientras que aquellos inmigrantes que logran incorporarse a la ciudad resultan luego no solamente beneficiarios sino grandes benefactores de nuestro proyecto cultural, afortunadamente la lista de éstos es muy amplia.

Lo que a veces ha fallado y sigue fallando es la participación de los tapatíos de origen, en la defensa de Guadalajara, de su identidad y de su cultura.

 

Publicado en El Informador del domingo 16 de febrero de 2020

¿Y si hablamos honestamente?

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de ALUMNI y Bolsa de Trabajo

 

Se dice que la honestidad es la base de las buenas relaciones y la convivencia, ya que genera confianza.

Para la UNIVA, los valores son imperativos en el educar. Por ello, en la filosofía institucional se enmarca que “antes de aprender a hacer, hay que aprender a ser”, frase íntimamente ligada con la honestidad sobre la cual señala: “Actuamos con rectitud, responsabilidad y legalidad, en congruencia con la búsqueda de la verdad y el respeto a las reglas de convivencia”.

Estuve preguntando a varias personas si conocían la diferencia entre honradez y honestidad y su primera reacción era tratar de buscarlo en Google para responder, en lugar de reflexionarlo. Hace algunos años estos términos tenían diferentes significados, sin embargo, en el uso cotidiano se han combinado sus definiciones, a tal grado que ya se ha generalizado su empleo como palabras sinónimas.

Los estudiosos del tema de valores mencionan que una persona honrada respeta las normas sociales, se comporta de manera justa, recta e íntegra; no roba, no miente, no engaña, no traiciona, respeta las leyes y a los otros seres humanos. Una persona honesta respalda sus acciones con la verdad y justicia, sin anteponer sus propias necesidades o intereses; es honesto primero consigo mismo, con sus gustos, sus pensamientos e intereses y a la vez lo es con el resto de la sociedad tanto en lo laboral como en sus relaciones afectivas como familiares.

Mientras que la honradez es definida por la Real Academia de la Lengua Española como rectitud de ánimo, integridad en el obrar, a la honestidad la señala como el ser decoroso, decente, recatado, pudoroso, razonable, justo, recto, honrado. Se considera a Sócrates como el descubridor de la definición de honestidad y determinaba que una persona honesta, es quien lleva una cualidad o valor humano propio y que se vincula con la justicia, la verdad y la integridad moral y que solamente puede ser honesto internamente con su propio “yo” cuando es razonable con lo que piensa y tiene un nivel de autoconsciencia.

Quisiera saber de alguna persona a la que le gusta que le mientan, que lo traicionen, que le den un mal servicio, que le oculten cosas o hechos; quisiera saber a quién le gusta que le roben, que lo extorsionen, que no le cumplan. Al momento, de verdad, no conozco una sola persona que diga ¡sí, a mí me gusta! Es así como nos empezamos a encontrar con los valores universales, esos que todos deberíamos conocer y practicar; esos que más allá de creencias, nos llevan a convivir en una sociedad en armonía y más justa.

¿Cómo queremos ser reconocidos los egresados UNIVA? Sí como profesionales exitosos, pero recordemos que ya somos muchos, entonces marquemos la diferencia siendo honestos primero con nosotros mismos y así será por añadidura en nuestros ámbitos laboral, familiar, social. Demostremos el por qué somos una familia con valores. Los egresados somos la cara de nuestra Universidad, somos el reflejo de lo que dentro de ella sucede.

Tu mejor versión, la mejor inversión

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtra. Ana Karina Cosío Vidaurri Martínez • Secretaria General del Sindicato UNIVA

 

De la vista nace el amor…. No hay segunda oportunidad para una primera impresión.

¿Qué tan de acuerdo estás con esta frase? Pareciera que este tipo de frases caen en la superficialidad y evocan principalmente el tema de la apariencia o algo que se reduce al simple “verse bien”.

Sin embargo, al hablar de tu mejor versión nos referimos a un tema mucho más completo y profundo, donde no sólo participa el aspecto estético, sino factores de conducta, educación, actitudes y valores. Tu mejor versión se dará en el desarrollo de la consciencia y comprensión de la interrelación que hay entre los elementos antes mencionados.

Debemos estar conscientes de que todo lo que hacemos o dejamos de hacer, comunica; aun en nuestra ausencia estamos mandando un mensaje, y este a su vez generará una percepción. La percepción no es necesariamente la realidad, sin embargo, cobra mucha fuerza en nuestras decisiones diarias, incluso sin que haya la certeza de ser precisa, fiel y objetiva.

La consciencia de sí mismo tiene como base el autoconocimiento, para ello necesitamos comenzar por preguntarnos: ¿Cuáles son mis fortalezas? e identificar lo que me gusta de mi físico, de mi carácter y de mi persona; ese puede ser un buen comienzo. Así, el autoconocimiento lo conformaremos a partir de las respuestas que le demos a las siguientes preguntas:

¿Cuáles son los valores que me rigen?

¿Qué creencias tengo e influyen en mis decisiones?

¿En qué áreas de oportunidad tengo que trabajar?

¿Qué me impide lograr mis anhelos?

¿Qué hay en mí que no resulta tan agradable para los demás o para mí?

Para profundizar este análisis sobre nuestras actitudes, valores, educación, crecimiento y apariencia física; también es fructífero involucrar a personas cercanas a nuestra vida para tener su punto de vista sobre nosotros, independientemente del nuestro.

En el plano físico habrá cosas que te molesten, elabora un listado de éstas y sepáralas en dos columnas, en una coloca lo que no te gusta y sí puedes cambiar o trabajar en ello; en la otra, coloca lo que no te gusta y que no puedes cambiar.

Lo de la primera columna, lo susceptible de ser modificado, realízalo con el convencimiento de que el proceso posiblemente no será tan placentero pero valdrá totalmente la pena; está en ti trabajar esos aspectos para sentirte mejor en el camino a tu mejor inversión.

Con relación a la segunda columna, te diré un secreto: aquel rasgo físico que no te guste y no puedas cambiar, abrázalo (metafóricamente), velo con amor, acéptalo y agradécelo. Date cuenta que eso es sólo algo pequeño comparado con el gran ser humano que eres y puedes llegar a ser. Este ejercicio aumentará tu confianza y, al sentirte bien contigo mismo, proyectarás una mejor imagen, conectando de manera más integral con tu entorno y, sintiéndote radiante la gente verá en ti a una persona en armonía.

No se puede comprar reputación, confianza y prestigio, estos son elementos que la gente que te rodea te otorgará según vayas sumando acciones positivas a la construcción de tu imagen personal.

La inversión más valiosa es trabajar en uno mismo, no desistas de hacer de ti, tu mejor versión.

 

 

Estrellas fugaces

By Lideres Universitarios, Voces UNIVA

Abraham Flores • Alumno de la Licenciatura en Producción de Medios Audiovisuales

 

Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz

sino haciendo consciente la oscuridad

-Carl Jung

Siempre me ha llamado la atención la trayectoria de una estrella fugaz, es sencillo recordar cuando uno de estos seres de luz pasa frente a nuestros ojos atravesando de manera casi rebelde la oscuridad del inmenso cielo nocturno que se abalanza sobre nosotros. Me asombra lo efímero de su presencia, aparecen y desaparecen en un latido de corazón. Son breves, bellas e inesperadas, como la vida misma.

Si te detuvieras unos minutos a analizar a profundidad la vida de estos entes cósmicos te darías cuenta que nuestro periodo de vida por este mundo es absurdamente más escurridizo que el de ellos, por una diferencia de bastantes millones años. Nuestra vida pasa ante los ojos de alguien más como una estrella fugaz, claro está el ejemplo de nuestros padres y abuelos, que un día nos están abrazando y mimando, cuidando de nosotros; y en un lapso de tiempo, que pareciese dura lo que un pestañeo, sus pequeños ya no son sus pequeños ni ellos conservan el rigor que les han cobrado los años. Es el ciclo de las cosas, el constante pase de antorcha de una generación a otra se convierte en el sustento que de alguna manera (siempre de alguna) asegura la adaptabilidad al cambio de la humanidad.

Algo similar sucede en la bóveda celeste, miles de estrellas mueren noche con noche, pero otros miles de ellas también nacen para hacer lo que mejor saben hacer, su principal cualidad: portar consigo la luz a través del negro infinito. El objetivo de vida de estos astros es tan evidente como poético, también es complejo, algún escéptico las tacharía de dementes si pudieran escuchar, y es que hay que admitir que utilizar luz propia para hacer frente a la eterna oscuridad parece un acto (si se le pudiese llamar así) que requiere valentía de sobra, algo a lo que nosotros seguramente llamaríamos un esfuerzo inútil (claro, como si a los astros le importase lo que es útil o inútil para la humanidad). No obstante, el esfuerzo de ninguna estrella por si sola será equiparable jamás al deleitante espectáculo cósmico que nos regalan cuando brillan todas juntas en el firmamento, es el brillo de todas ellas, el que realmente consigue el propósito de traer una bocanada de luz al vasto universo. Es la suma de todos los resplandores individuales lo que realmente genera una diferencia dentro del abismo; dando como resultado constelaciones, galaxias y planetas.

Es aquí cuando se hacen un poco más evidentes las similitudes que hay entre ellas y nosotros; partiendo del hecho de que el cuerpo humano está conformado por los mismos elementos químicos que cuerpos celestes que colapsaron lanzaron al espacio millones de años atrás es difícil no llegar a la misma conclusión que Carl Sagan planteo décadas atrás: somos polvo intergaláctico. Nosotros los humanos estamos hechos de los mismos materiales con los cuales una estrella brillaba hace cientos de siglos, y al igual que ellas siempre hemos requerido del trabajo colectivo para sobrevivir y solo así es como se han creado las maravillas más grandes de la historia, se han poblado continentes enteros y hasta se ha terminado con las guerras más sangrientas. Es en la toma de consciencia colectiva cuando logramos trascender más allá de nosotros mismos y nos encausamos a algo más trascendental que sólo seguir nuestros instintos o proteger nuestras ambiciones.

Nuestra visión se expande hacía lo infinito cuando volteamos a ver a los que tenemos al lado y logramos darnos cuenta que quizá solos brillamos, sí, pero en conjunto con ellos somos como un sol, o mejor aún, como una lluvia de estrellas, tan luminosa y alucinante, donde cada uno de sus pequeños componentes es indispensable para hacer posible ese espectáculo, pero donde también cada uno de ellos ha decidido ver más allá de sí para hacerlo realidad. En esta lluvia podemos ver pasar tantas sensaciones, tantas historias… tantas vidas. Vidas tan breves y efímeras, como la nuestra, como la de una estrella fugaz pasando frente a nuestros ojos…

Me es increíble pensar que gran parte de las estrellas que vemos regadas a lo largo del cielo ya no existen más, y que lo que contemplamos allá arriba no es más que un fulgor fantasma. Se vuelve difícil contener el sinfín de pensamientos que surgen a raíz de estas reflexiones, pero hay algo que me ha gustado como conclusión de ellos: nosotros somos la vida después de las estrellas.

Estamos hechos para brillar, para combatir con nuestra luz la oscuridad en la que se puede convertir la existencia, al igual que lo hacían nuestras antepasadas, pero eso solo se logra si trascendemos más allá de nosotros mismos y tendemos la mano al prójimo. Sólo trabajando todos juntos seremos una fascinante y necesaria lluvia de estrellas.

Debes permanecer borracho de literatura para que la realidad no pueda destruirte

-Ray Bradbury

Cuando el arte no quiere ser arte

By Tendencias, Voces UNIVA

Claudia Paola López Murillo • Alumni Plantel Guadalajara

 

La palabra “arte” se ha convertido en un sinónimo de maestría, se articula para referenciar cualidades de alta calidad, y aunque las definiciones sobre arte pretenden descubrir la diferencia entre cualquier actividad o creación del hombre; definir los rasgos que convierten a algunas de estas creaciones en obras de arte, es algo en lo que los expertos no han tenido un acuerdo.

Cómo diferenciar arte de otras actividades y creaciones del hombre sin que ninguno de los hacedores del oficio se ofendan; porque al igual que existen matemáticos que hacen matemáticas y artistas que hacen arte, realmente qué o quién les convierte u otorga esos títulos; y aunque los nobles aritméticos tienen su pasión por los números, ¿realmente se pondría en duda hablar de las matemáticas como un arte?, al igual que sucede con los panaderos, caricaturistas, diseñadores o youtubers… ¿realmente cualquier actividad puede considerarse arte sólo por ser creación del hombre o conllevar una dedicación exhaustiva y una aparente creatividad?

La palabra arte tiene diferentes connotaciones y una de ellas es la desgastada acepción griega de “técnica”. Ejemplo de lo anterior es el tremendo conflicto y ofensa que causa en las audiencias el encontrarse con obras de arte tan baratas, tanto en presupuesto, como en técnica, trabajo e ingenio, y en todos aquellos principios que se le adjudica a la actividad artística. Desde luego, es bastante cuestionable una obra o performance donde hay un plátano pegado con cinta a la pared y alguien llega y lo come. Muchos mencionan ante estas obras, “Yo podría hacer lo mismo, incluso podría hacerlo mejor”, lo cual es un reflejo de la crítica y el juicio al valor que estos productos tienen. Es interesante como ese tipo de creadores han llamado la atención y han llevado en detrimento la clásica idea de los artistas celestiales, tocados por la musa de la inspiración y las buenas habilidades; y más si tomamos en cuenta la apertura y la facilidad que las nuevas tecnologías han otorgado a casi todos para crear expresiones de cualquier tipo.

Replantear el arte no es una tarea que consista simplemente en limitarlo a ciertos estándares, sino, de diferenciarlo de cualquier otra actividad, ¿realmente la actividad artística tiene algo de especial que sólo corresponde a su quehacer? ¿O simplemente cualquiera puede ser artista y hacer de todo, un arte?

Actualmente, el arte no puede condicionarse a un movimiento, no podemos decir que hay un sólo estilo, ya no es moderno, contemporáneo, vanguardista o digital; es simplemente una explosión de creación imparable, e independientemente de las galerías, exposiciones, museos, teatros, festivales, salas de cine o esculturas titánicas de figuras amorfas a la mitad de las avenidas.

Nos guste o no, las expresiones de nuestra sociedad se están llevando a cabo y habrá algunas que nos representen más que otras; de igual manera, el tiempo y la madurez de la sociedad serán quienes decidirán cuáles obras y piezas podrán trascender a esta primera parte del siglo XXI.

¿Es la competencia desleal un mal necesario?

By Lideres Universitarios, Voces UNIVA

Valeria Anahí Ramos Villegas • Alumna Mercadotecnia Integral

 

Hoy en día esta práctica es realizada muchas veces de manera automática por empresas que no reconocen la falta de ética y honestidad que hay en ella y el cómo puede afectar la percepción de un consumidor respecto a otra marca, siendo la mayoría de las ocasiones únicamente datos denigrantes acerca de la misma, que pueden no sólo afectar, sino, desacreditar la imagen de ésta.

Es preocupante para la mercadotecnia, lo efectivo que es este comportamiento para influir al mercado a tomar ciertas decisiones de compra; por medio primordialmente de la promoción de las 4p’s de la mercadotecnia se logra un acto completamente desleal que no busca más que un bien propio, en una realidad, en la que como comunidad se necesita una convivencia armónica entre la población pero principalmente entre marcas. Se está viviendo en un mundo lleno de consumismo, el mercado está expuesto a miles de fenómenos de este estilo como lo es la contaminación visual, que no permiten al consumidor analizar su compra por lo que verdaderamente necesita o requiere, dejándolo guiarse por emociones momentáneas.

En el caso de la competencia desleal un simple comercial, que puede estar repleto de falsedades, es muy probable que tenga algún tipo de influencia en un consumidor que está decidido a realizar una compra a una marca que se está difamando.

Existen muchas alternativas para lograr la lealtad del mercado, alternativas que no implican el desprestigio de una compañía; es cuestión de interesarse por querer tener una relación más sana con la competencia. En el mundo hay 7680 millones de personas, las suficientes para que a pesar de la rivalidad que debe haber en el comercio, exista la posibilidad de que todos logren atraer a un segmento o a un tipo de consumidor específico.

Los mercadólogos deben crear estrategias para poder generar esta atracción y estas ventas sin necesidad de afectar a otros, logrando resaltar las ventajas que su producto o servicio, o en sí, su marca en general tiene; así como todos los aspectos que la hacen sobresalir de otras, sin hacer ese acto algo personal o irrespetuoso entre empresas, sino una acción individual que no busca involucrar a terceros para lograr su fin.

Los parásitos somos todos

By Lideres Universitarios, Voces UNIVA

Luis Enrique Gómez-Llanos López • Alumno Ciencias de la Comunicación

 

Boon Joon-Ho en alguna entrevista hablaba sobre como en su nuevo filme trataba de expresar un sentimiento específico de la cultura surcoreana. Al ver como la respuesta por las audiencias de distintos países fue la misma, se dio cuenta que todos vivimos dentro de un mismo país que se llama capitalismo.

Parasite ha logrado algo que no muchas películas extranjeras logran -en una industria donde el producto se concentra principalmente en contadas producciones estadounidenses-, posicionarse como una de las mejores películas y más prometedores para los premios de la academia.

Ki Taek es el padre de una familia desempleada que apenas logran subsistir en un pequeño sótano que adaptaron como casa. Gracias a los consejos de un amigo de su hijo mayor, Ki Woo empieza a dar clases particulares a la hija de la familia Park, familia de clase alta, poco a poco la familia de Ki Taek comienza a trabajar para los Park y crear una sinergia bajo la manipulación y el engaño.

Aunque la trama de la película sea la relación entre estas dos familias y los conflictos que se crean dentro del espacio en el que se desarrolla, hay un tema muy importante en el subtexto de la misma; la diferencia de clases.

Parasite muestra en la dramatización a una inteligente clase trabajadora frente a una ingenua privilegiada, en donde los Kim a través de su inteligencia y talento se permiten adentrar en las propiedades de los Park y vivir la vida como nunca antes lo habían hecho, con un gran salario.

A simple vista, el discurso de la diferencia de clases, la pobreza y la riqueza parece tan inofensivo que la atención del público se concentra principalmente en el plot donde la trama se desenvuelve, pero el discurso ahí está; cuando la lluvia para algunos es una pesadilla, para otros es un regalo; y mientras se está en la pesadilla, la escena no conmueve, la escena incomoda.

Cuando finalicé la película, salí frío de la sala, creo que es la expresión más exacta que puedo utilizar, y mi reflexión fue la siguiente; los parásitos somos todos.

Para algunos los Kim son los parásitos, para otros… otros son los parásitos (evitando spoilers), pero considero que en una historia, como lo es la del capitalismo, donde no hay buenos ni malos dentro de la comunidad común, todos somos los parásitos. Porque dentro de un sistema en el que necesitamos ganar a final de cuentas, nos terminamos valiendo de otros para continuar.

Creo que Parasite además de ser una excelente película en cuestiones técnicas, invita al espectador sentado frente a una pantalla gigante, comiendo palomitas, pudiendo darse el lujo de ir al cine, en pensar sobre sus privilegios. Y creo que lo importante es esto, porque no podemos cambiar nuestros orígenes y difícilmente podemos cambiar nuestro sistema con solo sentarnos frente a una pantalla, pero considero importante que todos nos demos cuenta de los privilegios con los que nacimos y fuimos creciendo, dentro de una burbuja de cristal para así dejar de creer que la educación es igual para todos, que el trabajo es equitativo en cuanto a acceso y esfuerzo, que solo se tiene que echarle ganas y que el pobre solo es pobre porque quiere.

Probablemente mientras nuestro sistema sea el mismo, la lucha de clases sea un cuento de nunca acabar, pero el darnos cuenta de los privilegios con los que contamos, también nos permitirá darnos cuenta que todos somos parásitos de alguien más.

 

Publicado en www.cartablancarevista.com el martes 28 de enero de 2020.

La vileza humana

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtro. José Luis Ríos Rodríguez • Coordinador de Desarrollo Integral UNIVA Plantel Vallarta

 

Es verdad que el ser humano guarda en su interior la eterna lucha entre el bien y el mal, lo que lo hace “rebajarse” y lo que lo hace “supremo” sobre cualquier criatura en la tierra. Porque a diferencia de otros “seres”, está dotado de inteligencia y libertad, que le dan la capacidad de poner orden y cuidado a todo cuanto existe. Siendo consciente de esta gran virtud, se vuelve una pieza importante para mantener ese equilibrio que se necesita y que lo convierte en un administrador.

Difícil es saber cuál es el momento en el que podemos pasar de la bondad a la maldad y de ésta, a ver desfigurado no sólo el rostro por su expresión, sino de la vida, por la materialización de hechos que hacen perder la dignidad y la de las personas a las que se afecta. Que puede tener diferentes matices o facetas, incluso niveles o etapas, que poco a poco van contribuyendo a ir construyendo una personalidad y junto con esto a una misión distinta para la cual se ha sido hecho.

La maldad puede tener características muy variadas que se van forjando de acuerdo a cada persona y, que pueden ir llevando de la maldad a una postura más “vil” en la relación con todo el entorno, que se recrudecerá al encontrar en la debilidad de los demás una tierra fértil y fecunda.

Como seres humanos debemos estar atentos de cuánto bien hacemos a los demás y no por llevar una contabilidad de buenas acciones, sino por el bien estar preocupados por que haremos a los demás, nuestros iguales y a nuestro entorno, quien en todo caso no se puede defender.

¿Somos más capaces de construir o de destruir? o en nuestro sano juicio nos consolamos con “no hacer daño” o “no hacer nada”, que al mismo tiempo nos convierte en seres indiferentes, encerrados en su egoísmo, que manipula y controla su propia persona tratando de justificar su inacción, con la consigna de no tener injerencia de lo que pasa más allá de nuestra nariz.

A la luz de muchos se construye un desarrollo que alcanza sólo para unos y a otros más deja fuera, pareciendo que el progreso está reservado para quienes son privilegiados, que son además a quien deben servirles.

Quizás como diría Ortega y Gasset, “hacemos lo que hacemos para ser lo que queremos ser”, y nuestra apuesta por la vida podría estar siendo el simplemente mantenernos al margen de lo que los demás necesitan y de que el espacio que nos ha sido encomendado sea sobre todo descuidado.

Mucho mayor será el daño, cuando individuos con esta perspectiva y postura ante la vida, se asocian, y que no sólo para dañar a una persona o familias enteras con saña y sin miramientos, de la manera más hostil, sino también a un grupo o una comunidad. Con esa perspectiva estaremos construyendo un entorno mal educado, lleno de pobreza, miseria, hambre y técnicamente insostenible.

Quizá sea tiempo de cambiar la dirección de a donde vamos; parece que los mecanismos utilizados han generado muchos problemas y es necesario hacer nuevos planteamientos, comenzando por pensar con el corazón y no sólo con la razón. La gran apuesta tiene que ser por una economía con un alto sentido de responsabilidad social y un entorno natural sano.

Sociedad pornográfica

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Pornográfica es la forma en que Byung Chul Han califica la cultura de la sociedad contemporánea. Byung es un notable filósofo surcoreano radicado desde hace décadas en Alemania, que recupera el concepto de pornografía, ampliando su acepción más común, para aplicarlo justamente a una sociedad que ha abolido toda mediación en el arte de comunicarnos. En ese sentido, la pornografía tiene que ver con dos tendencias, por una parte el afán actual de mucha gente a “desnudarse” ante quien sea, sobre todo en las redes sociales, y hacerlo de manera abrupta, casi violenta, y por otra el combate desatado en contra de toda privacidad, no sólo la propia, sino también la ajena.

En la realidad humana ha existido siempre, de manera natural, la necesidad del desahogo como ayuda para sobrevivir a determinadas experiencias, pero nunca antes nos había tocado vivir una cultura donde el desahogo se volviera maniático y colectivo, impertinente, constante y abrumador, ajeno y opuesto a toda reserva juzgada en delante como represión o hipocresía. A diferencia de los grupos de ayuda en que todos los participantes están de acuerdo en desahogarse entre ellos como parte de una terapia, hoy día todo usuario de las redes sociales y de la misma vida es obligado a entrar en este mega grupo no de ayuda, sino de simple y llano exhibicionismo.

El combate a la privacidad nace de esta tendencia, todo mundo quiere sacar a todo mundo de su personal espacio para exhibirlo y que se exhiba, pareciera que ya no hay derecho a la privacía, o que ese derecho ha quedado supeditado al criterio de los demás. Es verdad que con frecuencia, a lo largo de la historia, personas e instituciones han hecho de la privacidad ajena un coto de poder, una forma de manipulación, de sometimiento, pero eso ha sido siempre una perversidad y un abuso grave del poder que incluso en nuestros caóticos tiempos sigue siendo sancionado, se le llama delito de difamación con o sin chantaje; pero abatir la privacidad ya como parte de una cultura es desde luego algo muy distinto.

El fortalecimiento de esta tendencia ha tenido en el mundo occidental dos amplios campos de apoyo, el de la política y el de la farándula, de uno y otro, un determinado tipo de prensa se ha hecho permanente portavoz, contaminando cada vez más a cualquier tipo de prensa, porque “desnudarse y desnudar” a los demás se ha convertido en un lugar común.

La cinematografía, parte muy visible de la farándula, ha puesto su parte desde el momento en que muestra actores haciendo ante el público todo un sinfín de cosas que anteriormente no debían aparecer en una pantalla, por ejemplo, vomitar, pero puesto que vomitar es algo que le pasa a todos, ¿por qué no exhibirlo?

La mediación es el espacio que se interpone entre la persona y su entorno para fortalecer, ahondar, profundizar o velar el mensaje, es mediación la palabra en sus infinitas formas, también el vestuario, los símbolos, y el mismo silencio. Por la mediación se preserva la autonomía de la persona y el derecho a mantener su intimidad ¿debemos renunciar a ello en aras de la epidemia pornográfica?

 

Publicado en El Informador del domingo 26 de enero de 2020

 

 

 

Crónica de un escritor insospechado

By Tendencias, Voces UNIVA

Diego Andrés Joya Flores • ALUMNI Licenciatura en Mercadotecnia Integral

 

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo alrededor y decirlo bien

OSCAR WILDE

 

Hace más de tres años estaba terminando mi última semana cultural de la prepa. Había filas enormes para los buenos eventos o de los que era bien sabido podrías conseguir sellos rápidamente, sin mucho esfuerzo. Los demás eventos se relegaban al gusto de cada estudiante.

Para mi “suerte” estaba con la carpeta a un sello de terminar y solamente con medio día para obtenerlo. En la tarde estaba la conferencia de un experto en temas de lenguaje corporal, lo que era de mi interés, pues me gustaba la serie Lie to me, protagonizada por Tim Roth. –¡Perfecto! –pensé. Estaba matando dos pájaros de un tiro.

Al llegar aquella tarde al salón asignado iba como de costumbre a deshora, corriendo para asistir con el menor retraso posible. Al llegar confirmo la hora y el número rotulado en la puerta. Era extraño, no había un ponente al frente del salón, mucho menos un público, sino, un círculo de estudiantes en sus butacas, la mayoría con un vaso de café, alrededor de mi maestra de filosofía, Jazmín Velasco.

Asomando mi rostro pregunté – ¿Es aquí la conferencia? – solo para que me contestasen en risa colectiva previo a gritar la invitación – ¡Otro más! Ven, siéntate –. La hora y el lugar de la conferencia habían cambiado y yo no me enteré. La maestra amablemente me invitó a pasar, a servirme café y a continuar con la conversación. – ¿De qué hablamos? – pregunté – de Hamlet – me contestó uno de los estudiantes. Mi reacción fue de sorpresa, ya que ese era uno de los libros arrumbados en mi casa.

Al continuar, nerviosamente pensaba que mi ignorancia me distinguiría entre mis compañeros letrados, conocedores de la palabra de Shakespeare, y uno, bueno… no más que un uno o dos libros al año que presumir. Pero eso no me dejó a un lado, en general salían preguntas que invitaban al diálogo y te hacían comprender, no sólo la tragedia del príncipe de Dinamarca, sino su impacto cultural, literario y hasta cinematográfico.

El tiempo parecía volar en minutos, pero realmente en poco más de hora y media concluyó. Al salir, varios compañeros que continuaríamos la universidad en la misma institución fuimos invitados por la maestra a participar en el taller de creación literaria que recién sería inaugurado, justo a la par del inicio del siguiente cuatrimestre. Me emocionó la idea, algo completamente nuevo para darle pie a un gusto que recién conocería: la escritura.

Meses después comenzó la primera sesión con mi ahora exmaestra de filosofía al centro y un montón de estudiantes en mesas a los costados. Había muchos virtuosos escritores, otros con palpitante mano a tomar la pluma y algunos más con el mero conocimiento de que existen unas cosas llamadas letras y oraciones que de alguna manera se pueden juntar y dar sentido. Yo era del tercer grupo. Eso sí, todos éramos jóvenes de primer año, ansiosos por comenzar la licenciatura, sin saber las noches de desvelos y el estrés que nos esperaban.

Con eso se dio pie a lo que serán de los mejores recuerdos de mi paso por la universidad. Sesiones semanales de montones de hojas sueltas, rayones dispersos, sentimientos impresos, oraciones palpables, párrafos robustos y hasta letras gritonas. Todas las semanas, los mismos estudiantes, conocíamos a variedad, románticos, trágicos, dramáticos, satíricos y hasta oníricos personajes que solo dejaban ver su rostro un día a la semana. Aquí estaban los universos intergalácticos, los cuentos fantásticos, las novelas elegantes, los poemas ingeniosos, las flores sin maceta, la inspiración de Hesse, gente de afuera y hasta un tal Anthony que nos dejaba perplejos.

A lo largo de estos años he visto cómo amigos y compañeros desarrollan habilidades que van más allá de sus labores en la literatura, gente realmente talentosa tanto de preparatoria como de universidad. Al escribir llevan sus ideas a otro nivel, de una mente caóticamente reflexiva a una sencilla hoja tamaño carta.

El taller de creación literaria es un trabajo colectivo entre mentor y compañeros, un ejercicio que se puede replicar con facilidad entre muchas o pocas personas sin necesidad de experiencia previa, o en caso contrario, también con la virtud y el talento. Un taller así merece un espacio en las universidades, que inviten a todos los talentosos escritores de las distintas carreras, gustos, géneros y estilos literarios.

Usualmente se crea este símbolo de complejidad a lo que se cree es un escritor y lo que le lleva a dar síntesis a sus ideas; claro que tiene su chiste, requiere técnica, como también práctica, llegar a desarrollar conocimiento. Asimismo, demanda disciplina para avanzar en los proyectos y alcanzar las metas individuales. La inspiración, por ejemplo, llega con las acciones y el dinamismo mental, espiritual y físico.

Para llegar a desarrollarse como escritor es necesario tener constantes ideas, pluma y lápiz (o procesador de texto), disciplina y lo más importante, la voluntad de lector. Esta voluntad deriva también de la capacitación, lectura, educación y motivación diaria. Ya entonces, se escribe para inspirar.