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Voces Univa

Vulnerables

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Somos los sobrevivientes de una historia de epidemias que a lo largo de dos millones de años han asolado a la humanidad, haciéndola más fuerte pero nunca invulnerable.

En la memoria escrita de los seres humanos, por lo que se refiere a la cultura occidental, ninguna nos ha marcado tanto como la “peste negra” que a mediados del siglo XIV mató en tres años a la tercera parte de los habitantes de Europa, un colapso poblacional verdaderamente desastroso. Por siglos ésta y muchas otras enfermedades contagiosas serán endémicas, así la viruela, el cólera, la malaria, el tifo, la influenza, el sarampión, la varicela, etc. Por siglos también los humanos buscarán todo tipo de respuestas a estas enfermedades, con altibajos, avances y retrocesos, hasta llegar a la moderna ciencia médica, sin duda la más destacada de toda nuestra historia, y, aun así, enfermedades nuevas y antiguas siguen retando los mayores avances y las más calificadas certezas.

Justo hace ciento dos años la humanidad enfrentaba una epidemia mundial llamada “influenza española”, que era igualmente un coronavirus al parecer surgido en granjas de Estados Unidos, y que fue luego llevado a Europa por soldados contagiados que iban a combatir en la Primera Guerra Mundial. En ese entonces el virus entró por Francia y luego de tres años se había ya cobrado la vida de cincuenta millones de personas por lo menos.

El SARS por su parte se reveló en el año 2002 como una nueva mutación del coronavirus de la influenza, altamente contagiosa y en determinadas condiciones, mortal, mientras que el dengue, enfermedad tropical cuyo transmisor se ha ido adaptando paulatinamente a mayores alturas, ha resultado ser también una epidemia devastadora que ahora, en México, y más concretamente en Veracruz, se está presentando como otra mutación más virulenta.

En cuanto al COVID19, nombre dado por los científicos a esta nueva forma del SARS y del coronavirus histórico, se destaca su carácter altamente contagioso, si bien, su mortalidad al presente no ha rebasado el tres por ciento de los infectados.

Tratándose de un virus es muy improbable que no llegue a México, desde la antigüedad la movilidad humana no solamente ha transportado mercancías o personas, también enfermedades de todo tipo, como la viruela, traída a América por los europeos del siglo XVI, en tanto que la peste negra fue llevada a Europa por las pulgas que viajaban en el ganado caballar desde el Medio Oriente.

Tenemos la trágica experiencia de la epidemia del dengue en Jalisco, que tuvo el año pasado el primer lugar nacional de infectados, en un escenario chusco donde los responsables declaraban todo tipo de cosas en tanto la población padecía este mal, contándose también varias personas fallecidas. Con el ocaso del invierno y la llegada del calor, reinicia la temporada del dengue, la sociedad, experimentada por los hechos, debe de exigir ya desde ahora la toma de todas las medidas preventivas necesarias para que no nos vuelva a ocurrir lo mismo. Pero también debemos de hacernos todos más responsables en lo que nos toca, ya que las autoridades, aún si hacen lo que deben, no son ni pueden ser la única ni la más efectiva respuesta.

 

Publicado en El Informador del domingo 23 de febrero de 2020

La guía (imperfecta e inacabada) de la independencia

By Tendencias, Voces UNIVA

Julián Antonio Iturria Ramos • Alumni UNIVA Plantel Guadalajara

 

Hace poco terminé la universidad y con ello vinieron los acontecimientos “normales” de este ciclo: despedidas, conseguir un trabajo y sobre todo, quizá el cambio más drástico, volverme “independiente”. Debido a mi experiencia reciente, es que me auto-erogo las licencias pertinentes para escribir esta guía sobre cómo puede ser (dado que cada experiencia es diferente, desde luego) el proceso de independencia y contar algunas cosas que son importantes tomar en cuenta.

Primero, quisiera mencionar que hace 5 años que no vivo con mis padres, pero no vivir en la misma casa que ellos no significa que tuviera una total independencia, todo lo contrario, porque en el inicio de la emancipación, quizá dependí más de ellos, en un sentido económico y emocional que cuando estuve en casa. No es tan fácil despegarse de la familia, de las costumbres y sobre todo, de las comodidades, pero atención, éstas no necesariamente van relacionadas a los lujos. Me refiero más llana y específicamente a cosas que tenemos en nuestra vida cotidiana y suelen no faltar en casa; cosas que obviamos y hasta cierto punto les restamos importancia, dígase: pasta dental, papel de baño, jabón, detergente, cloro, servilletas, sal para cocinar cosas consideradas “insignificantes”. Tener que costear estos pequeños aspectos de nuestras vidas es incluso frustrante, ya que ves como poco a poco tus ingresos se comienzan a reducir por ese tipo de gastos que no se pueden evitar. Y es justo ahí, cuando comienzas a valorar estos productos y a darte cuenta que a lo mejor ya no puedes mantener ciertos “lujos”, como aquel shampoo de marca que deja el cabello tan hermoso como el de Brad Pitt.

Por otra parte, sí existe una “independencia” parcial, ¿a qué me refiero? Ya no tienes que pedir permisos; tú tienes que aprender a administrar: dinero, energías, alimentos, etc., y no menos importante, a generar una responsabilidad en la toma de decisiones, lo cual es importantísimo para poder “sobrevivir”, pues, aunque no lo parezca, esta es la parte buena, interesante y fructífera de este proceso, porque es de aquí donde se aprende y donde sin duda, uno va a cometer errores.

Pero es probable que el cambio más duro y más difícil de asimilar es el de la “compañía”. Has pasado los últimos 20 años de tu vida conviviendo con las mismas personas que “ya te tienen harto/a” pero, llega el momento en el que esos gritos, peleas, charlas, regaños, se extrañan; esto es algo que se puede “solucionar” provisionalmente con la compañía de un roomie (que por cierto recomiendo), pero, conocer a una persona nueva desde cero, con la que compartirás tu vida, es una adaptación complicada, un reto; hay que acostumbrarse a nuevos comportamientos y costumbres.

Y para terminar, espero mi texto no te desanime. Al contrario, si estás por independizarte o salir de tu casa, ya sea por una oferta laboral o porque comenzarás tu aventura universitaria, lánzate, pues considero preponderante vivir eso. Es algo que debería ser obligatorio para el proceso de maduración de cualquier persona. Aprenderás en el camino, como lo sigo haciendo yo, como lo hicieron tus padres y como lo hacen la mayoría. No todo es malo y estoy seguro que será una experiencia que vas a disfrutar. Te enseñarás a valorar tu espacio y tu privacidad, además sin duda te conocerás mejor a ti mismo y sobre todo, y más importante saberlo: jamás nos independizamos por completo; los vínculos con nuestros padres y hermanos siempre estarán ahí, para apoyar cuando nos haga falta.

La banalización de la vida cotidiana

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dra. Martina Carlos Arroyo • Coordinadora de Posgrados y Educación Continua UNIVA Plantel Puerto Vallarta

Cuando hablamos de vida cotidiana, hacemos alusión a una(s) forma(s) de vida que incluye aspectos de ser, de estar y convivir; por tanto, al hablar de formas de ser jugamos también con elementos de subjetividad e individualidad. Al referirnos al estar, necesariamente nos situamos en un contexto-espacio-tiempo, que marca las formas y normas de convivencia entre personas, géneros y ambiente.

Además de ello, la vida cotidiana incluye elementos práctico-comportamentales que pueden situarse en niveles de automatización y, por ende, en una baja capacidad de conciencia. Esto deriva en una secuencia de repetición del ser, estar y convivir cotidiano que corre el riesgo de naturalizar la socialización, por tanto, conduce a la banalización.

Entendemos la banalización como una percepción natural y válida de relacionarse tanto a nivel personal como a nivel colectivo que ejerce influencia sobre la subjetividad e identidad con una interdependencia entre lo individual y lo social, entre lo privado y lo público. Pero la banalización como un ejercicio de la naturalización, puede ofrecer al menos dos consecuencias:

  • Por un lado, entendiendo la lógica de una realidad en constante cambio, los procesos de aceptación de la diversidad cultural y de género abonarían a la construcción de una sociedad más libre, más justa. Los contextos y espacios caminarían en torno al tiempo, entendido éste como una construcción social que justifica las interrelaciones sociales.

 

  • Pero, por otro lado, la banalización de la vida cotidiana, puede llevar a la perpetuación de una sociedad carente de empatía, exigente de ritmos, formas de exclusión, de violencia que se vuelve imperceptible al vivirse todos los días, desensibilizando a las personas “que no la viven, que aparentemente no la practican”. La banalización de la vida cotidiana como un ejercicio diario carente de conciencia, puede llevarnos a una sociedad indiferente. La indiferencia sería la antesala de la deshumanización, del egoísmo en su máximo esplendor.

Resulta necesario entonces, que quienes estamos insertos en espacios e instituciones educativas, que quienes somos formadores, facilitadores, líderes o guías educativos, seamos punta de lanza de (auto) conciencias críticas, generadoras de espacios de discusión, de deconstrucción constante, de desafío de formas y pautas rígidas; que busquemos que, a partir de estos espacios socializadores de la educación, se genere una vida cotidiana más humana, más consiente, menos banal y más propositiva.

 

 

¿Refundar Guadalajara?

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Fundar y nacer son términos que se reclaman, de igual manera refundar y renacer, sólo que para que algo se re-funde debe previamente haber muerto, y, en consecuencia, re-nacer. Al igual que la vida de un ser humano, la vida de una ciudad es un continuo que se desarrolla a través del tiempo y en un espacio determinado, con un origen específico que puede alterarse pero nunca negarse, es un asunto tanto histórico como genético. Nadie, en este sentido, puede negar a sus padres hayan sido como hayan sido, porque negarse sería negar su propia naturaleza.

Guadalajara no es solamente una ciudad fundada en 1542, sino sobre todo una sociedad que a partir de ese año comenzó a construir aquí su propia historia, su personalidad, su manera de ser, su cultura. En 18 años logró conquistar su vocación de capital con la alianza de su geografía y de su clima, y a lo largo de los siguientes tres siglos maduró hasta decidir su independencia con respecto a España. Este acontecimiento ocurrido en 1821, no obstante, su enorme trascendencia, no llevó a nadie a pensar en que la ciudad debiera ser refundada, puesto que Guadalajara no sólo se conservaba viva sino extraordinariamente dinámica y propositiva, muy consciente de su antiguo origen y muy orgullosa de su trayecto por los años virreinales, sin los cuales nunca habría desarrollado el ideal emancipador.

La actual crisis de identidad que viven muchos habitantes de Guadalajara no es de origen genético, sino de origen educativo, tiene que ver con la inmigración galopante pero también con la incapacidad de las instituciones para arraigar a los nuevos habitantes, por lo mismo no se resuelve dando por muerta a la ciudad, y refundando otra, porque en primer lugar Guadalajara sigue viva y actuante, y no sería justo ni racional desconocer todo lo que Guadalajara ha sido para inventar una nueva ciudad desde el archipiélago de cotos culturales que hoy existen en nuestra área metropolitana.

A veces puede uno pensar que a Guadalajara le sucede lo que a los conejos de la fábula, hallándose éstos en su madriguera se desató una terrible tormenta, razón por la cual un sapo corrió hasta ellos suplicándoles que lo dejaran entrar para guarecerse; no sin cierta aprensión lo dejaron entrar, pero apenas lo hizo comenzó a inflarse a tal punto que los conejos, propietarios de la madriguera tuvieron que salirse, mientras el sapo, muy a sus anchas se adueñaba del lugar, haciendo y disponiendo todo a su antojo.

Los individuos y los grupos que no logran o ni siquiera desean incorporarse al proyecto de la ciudad, a su historia y a su identidad, actúan muchas veces como el sapo de la fábula, se benefician de Guadalajara pero no aprecian la cultura que la hizo existir y acaban queriendo destruirla, mientras que aquellos inmigrantes que logran incorporarse a la ciudad resultan luego no solamente beneficiarios sino grandes benefactores de nuestro proyecto cultural, afortunadamente la lista de éstos es muy amplia.

Lo que a veces ha fallado y sigue fallando es la participación de los tapatíos de origen, en la defensa de Guadalajara, de su identidad y de su cultura.

 

Publicado en El Informador del domingo 16 de febrero de 2020

¿Y si hablamos honestamente?

By Voces Univa, Voces UNIVA

Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de ALUMNI y Bolsa de Trabajo

 

Se dice que la honestidad es la base de las buenas relaciones y la convivencia, ya que genera confianza.

Para la UNIVA, los valores son imperativos en el educar. Por ello, en la filosofía institucional se enmarca que “antes de aprender a hacer, hay que aprender a ser”, frase íntimamente ligada con la honestidad sobre la cual señala: “Actuamos con rectitud, responsabilidad y legalidad, en congruencia con la búsqueda de la verdad y el respeto a las reglas de convivencia”.

Estuve preguntando a varias personas si conocían la diferencia entre honradez y honestidad y su primera reacción era tratar de buscarlo en Google para responder, en lugar de reflexionarlo. Hace algunos años estos términos tenían diferentes significados, sin embargo, en el uso cotidiano se han combinado sus definiciones, a tal grado que ya se ha generalizado su empleo como palabras sinónimas.

Los estudiosos del tema de valores mencionan que una persona honrada respeta las normas sociales, se comporta de manera justa, recta e íntegra; no roba, no miente, no engaña, no traiciona, respeta las leyes y a los otros seres humanos. Una persona honesta respalda sus acciones con la verdad y justicia, sin anteponer sus propias necesidades o intereses; es honesto primero consigo mismo, con sus gustos, sus pensamientos e intereses y a la vez lo es con el resto de la sociedad tanto en lo laboral como en sus relaciones afectivas como familiares.

Mientras que la honradez es definida por la Real Academia de la Lengua Española como rectitud de ánimo, integridad en el obrar, a la honestidad la señala como el ser decoroso, decente, recatado, pudoroso, razonable, justo, recto, honrado. Se considera a Sócrates como el descubridor de la definición de honestidad y determinaba que una persona honesta, es quien lleva una cualidad o valor humano propio y que se vincula con la justicia, la verdad y la integridad moral y que solamente puede ser honesto internamente con su propio “yo” cuando es razonable con lo que piensa y tiene un nivel de autoconsciencia.

Quisiera saber de alguna persona a la que le gusta que le mientan, que lo traicionen, que le den un mal servicio, que le oculten cosas o hechos; quisiera saber a quién le gusta que le roben, que lo extorsionen, que no le cumplan. Al momento, de verdad, no conozco una sola persona que diga ¡sí, a mí me gusta! Es así como nos empezamos a encontrar con los valores universales, esos que todos deberíamos conocer y practicar; esos que más allá de creencias, nos llevan a convivir en una sociedad en armonía y más justa.

¿Cómo queremos ser reconocidos los egresados UNIVA? Sí como profesionales exitosos, pero recordemos que ya somos muchos, entonces marquemos la diferencia siendo honestos primero con nosotros mismos y así será por añadidura en nuestros ámbitos laboral, familiar, social. Demostremos el por qué somos una familia con valores. Los egresados somos la cara de nuestra Universidad, somos el reflejo de lo que dentro de ella sucede.

Tu mejor versión, la mejor inversión

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtra. Ana Karina Cosío Vidaurri Martínez • Secretaria General del Sindicato UNIVA

 

De la vista nace el amor…. No hay segunda oportunidad para una primera impresión.

¿Qué tan de acuerdo estás con esta frase? Pareciera que este tipo de frases caen en la superficialidad y evocan principalmente el tema de la apariencia o algo que se reduce al simple “verse bien”.

Sin embargo, al hablar de tu mejor versión nos referimos a un tema mucho más completo y profundo, donde no sólo participa el aspecto estético, sino factores de conducta, educación, actitudes y valores. Tu mejor versión se dará en el desarrollo de la consciencia y comprensión de la interrelación que hay entre los elementos antes mencionados.

Debemos estar conscientes de que todo lo que hacemos o dejamos de hacer, comunica; aun en nuestra ausencia estamos mandando un mensaje, y este a su vez generará una percepción. La percepción no es necesariamente la realidad, sin embargo, cobra mucha fuerza en nuestras decisiones diarias, incluso sin que haya la certeza de ser precisa, fiel y objetiva.

La consciencia de sí mismo tiene como base el autoconocimiento, para ello necesitamos comenzar por preguntarnos: ¿Cuáles son mis fortalezas? e identificar lo que me gusta de mi físico, de mi carácter y de mi persona; ese puede ser un buen comienzo. Así, el autoconocimiento lo conformaremos a partir de las respuestas que le demos a las siguientes preguntas:

¿Cuáles son los valores que me rigen?

¿Qué creencias tengo e influyen en mis decisiones?

¿En qué áreas de oportunidad tengo que trabajar?

¿Qué me impide lograr mis anhelos?

¿Qué hay en mí que no resulta tan agradable para los demás o para mí?

Para profundizar este análisis sobre nuestras actitudes, valores, educación, crecimiento y apariencia física; también es fructífero involucrar a personas cercanas a nuestra vida para tener su punto de vista sobre nosotros, independientemente del nuestro.

En el plano físico habrá cosas que te molesten, elabora un listado de éstas y sepáralas en dos columnas, en una coloca lo que no te gusta y sí puedes cambiar o trabajar en ello; en la otra, coloca lo que no te gusta y que no puedes cambiar.

Lo de la primera columna, lo susceptible de ser modificado, realízalo con el convencimiento de que el proceso posiblemente no será tan placentero pero valdrá totalmente la pena; está en ti trabajar esos aspectos para sentirte mejor en el camino a tu mejor inversión.

Con relación a la segunda columna, te diré un secreto: aquel rasgo físico que no te guste y no puedas cambiar, abrázalo (metafóricamente), velo con amor, acéptalo y agradécelo. Date cuenta que eso es sólo algo pequeño comparado con el gran ser humano que eres y puedes llegar a ser. Este ejercicio aumentará tu confianza y, al sentirte bien contigo mismo, proyectarás una mejor imagen, conectando de manera más integral con tu entorno y, sintiéndote radiante la gente verá en ti a una persona en armonía.

No se puede comprar reputación, confianza y prestigio, estos son elementos que la gente que te rodea te otorgará según vayas sumando acciones positivas a la construcción de tu imagen personal.

La inversión más valiosa es trabajar en uno mismo, no desistas de hacer de ti, tu mejor versión.

 

 

Biutiful: radiografía de un mundo desbocado

By Tendencias

Daniel Pedroza Galeana • Alumno de Maestría en Fiscal UNIVA Plantel Puerto Vallarta

 

Alejandro González Iñárritu a través de su filme de Biutiful ha sabido evidenciar de manera cruda y real, la condición enferma y degradada en la que se encuentra una sociedad carente de sensibilidad, empatía, amor por el prójimo y por su entorno. La película se centra en las relaciones e interacciones que un individuo tiene de cotidiano y le afectan constantemente para bien o para mal, tal y como lo expone Anthony Giddens en su libro Un Mundo Desbocado: De todos los cambios que ocurren en el mundo, ninguno supera en importancia a los que tienen lugar en nuestra vida privada, en la sexualidad, las relaciones, el matrimonio y la familia.

Uxbal el personaje principal de la cinta, se encuentra envuelto en una serie de conflictos emocionales, producto de una situación personal, familiar y social, bastante compleja, donde convergen elementos como: la enfermedad, la droga, el alcoholismo, una familia disfuncional, negocios con la mafia, comercio ilegal, explotación laboral, etc. Todo esto aunado a un contexto donde la empatía por el sufrimiento y el dolor ajeno, se encuentra en un basurero.

La atmosfera de la película es cenagosa en casi toda su extensión excepto por uno pocos y breves pasajes. En todos los personajes se puede percibir un abandono emocional y físico, el cual se extiende hasta los objetos y los lugares, con la única excepción, quizás, por un breve lapso donde aparecen Las Ramblas de Barcelona. Pero en general, paredes despintadas, trastes sucios, cosas amontonadas sin ton ni son, electrodomésticos que no sirven, espacios pequeños, calles grises. No por algo Giddens escribió que solo una minoría de gente vive ahora en lo que podríamos llamar la familia (o civilización)… Una buena relación es una de iguales en la que cada parte tiene los mismos derechos y obligaciones, en la que cada persona tiene respeto y quiere lo mejor para el otro. Es evidente que el entorno familiar de Uxbal no pertenece a esa minoría descrita por Giddens y no está en las intenciones de ninguno de los personajes producirla. Por el contrario, la desesperanza es agobiante conforme avanza la historia y se piensa en la situación que viven Ana y Mateo los dos hijos de Uxbal: ambos están en medio de dos adultos enfermos, en una sociedad con una enfermedad crónica donde las instituciones tradicionales están corrompidas, fragmentadas y desdibujadas miserablemente.

No obstante, lo único bello en Biutiful, paradójicamente, se manifiesta en el amor que Uxbal profesa a sus hijos, representado en todos los esfuerzos hechos para dejarles una posibilidad de vida sin necesidades. Pareciera como si Inárritu nos quisiera decir que la inminencia de la muerte nos hace buenos o nos hace sentir culpables.

Pero desde mi apreciación Uxbal, su esposa, los niños, su hermano Tito, los chinos, los africanos, el policía, etc., no son culpables del todo, sino al contrario, son víctimas de una sociedad en decadencia, de una sociedad quebrantada profundamente, de una cadena alimenticia, de un mundo desbocado, como lo expresó Anthony Giddens. Son víctimas de un mundo lleno de incertidumbres, donde no sabemos quiénes son los buenos y los malos porque viven donde mismo, trabajan en los mismos lugares, van a las mismas escuelas, a las mismas plazas. Donde el infierno de unos es el paraíso de otros y la dignidad depende del clima.

Considero que González Iñárritu tuvo la capacidad de presentarnos la frustración, la melancolía, la desesperanza, la tristeza, la confusión y el vacío, de una manera lúgubre y poética; sin dejar de lado la esperanza y la luchar por la familia, la justicia económica, política y social.

Es necesario sensibilizarnos ante el dolor y la necesidad ajena. Todo lo que hacemos bien o mal, impacta de manera positiva o negativa en nuestro entorno, en nuestro prójimo y en nuestra familia.

Es necesario fortalecer los tejidos sociales, ser más conscientes del daño que les estamos haciendo a otros, a nuestro entorno inmediato y, hacer de este mundo desbocado, uno enfocado y equilibrado; para que nuestro mundo no sea Biutiful, sino, Beautiful.

Cuando el arte no quiere ser arte

By Tendencias, Voces UNIVA

Claudia Paola López Murillo • Alumni Plantel Guadalajara

 

La palabra “arte” se ha convertido en un sinónimo de maestría, se articula para referenciar cualidades de alta calidad, y aunque las definiciones sobre arte pretenden descubrir la diferencia entre cualquier actividad o creación del hombre; definir los rasgos que convierten a algunas de estas creaciones en obras de arte, es algo en lo que los expertos no han tenido un acuerdo.

Cómo diferenciar arte de otras actividades y creaciones del hombre sin que ninguno de los hacedores del oficio se ofendan; porque al igual que existen matemáticos que hacen matemáticas y artistas que hacen arte, realmente qué o quién les convierte u otorga esos títulos; y aunque los nobles aritméticos tienen su pasión por los números, ¿realmente se pondría en duda hablar de las matemáticas como un arte?, al igual que sucede con los panaderos, caricaturistas, diseñadores o youtubers… ¿realmente cualquier actividad puede considerarse arte sólo por ser creación del hombre o conllevar una dedicación exhaustiva y una aparente creatividad?

La palabra arte tiene diferentes connotaciones y una de ellas es la desgastada acepción griega de “técnica”. Ejemplo de lo anterior es el tremendo conflicto y ofensa que causa en las audiencias el encontrarse con obras de arte tan baratas, tanto en presupuesto, como en técnica, trabajo e ingenio, y en todos aquellos principios que se le adjudica a la actividad artística. Desde luego, es bastante cuestionable una obra o performance donde hay un plátano pegado con cinta a la pared y alguien llega y lo come. Muchos mencionan ante estas obras, “Yo podría hacer lo mismo, incluso podría hacerlo mejor”, lo cual es un reflejo de la crítica y el juicio al valor que estos productos tienen. Es interesante como ese tipo de creadores han llamado la atención y han llevado en detrimento la clásica idea de los artistas celestiales, tocados por la musa de la inspiración y las buenas habilidades; y más si tomamos en cuenta la apertura y la facilidad que las nuevas tecnologías han otorgado a casi todos para crear expresiones de cualquier tipo.

Replantear el arte no es una tarea que consista simplemente en limitarlo a ciertos estándares, sino, de diferenciarlo de cualquier otra actividad, ¿realmente la actividad artística tiene algo de especial que sólo corresponde a su quehacer? ¿O simplemente cualquiera puede ser artista y hacer de todo, un arte?

Actualmente, el arte no puede condicionarse a un movimiento, no podemos decir que hay un sólo estilo, ya no es moderno, contemporáneo, vanguardista o digital; es simplemente una explosión de creación imparable, e independientemente de las galerías, exposiciones, museos, teatros, festivales, salas de cine o esculturas titánicas de figuras amorfas a la mitad de las avenidas.

Nos guste o no, las expresiones de nuestra sociedad se están llevando a cabo y habrá algunas que nos representen más que otras; de igual manera, el tiempo y la madurez de la sociedad serán quienes decidirán cuáles obras y piezas podrán trascender a esta primera parte del siglo XXI.

La vileza humana

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtro. José Luis Ríos Rodríguez • Coordinador de Desarrollo Integral UNIVA Plantel Vallarta

 

Es verdad que el ser humano guarda en su interior la eterna lucha entre el bien y el mal, lo que lo hace “rebajarse” y lo que lo hace “supremo” sobre cualquier criatura en la tierra. Porque a diferencia de otros “seres”, está dotado de inteligencia y libertad, que le dan la capacidad de poner orden y cuidado a todo cuanto existe. Siendo consciente de esta gran virtud, se vuelve una pieza importante para mantener ese equilibrio que se necesita y que lo convierte en un administrador.

Difícil es saber cuál es el momento en el que podemos pasar de la bondad a la maldad y de ésta, a ver desfigurado no sólo el rostro por su expresión, sino de la vida, por la materialización de hechos que hacen perder la dignidad y la de las personas a las que se afecta. Que puede tener diferentes matices o facetas, incluso niveles o etapas, que poco a poco van contribuyendo a ir construyendo una personalidad y junto con esto a una misión distinta para la cual se ha sido hecho.

La maldad puede tener características muy variadas que se van forjando de acuerdo a cada persona y, que pueden ir llevando de la maldad a una postura más “vil” en la relación con todo el entorno, que se recrudecerá al encontrar en la debilidad de los demás una tierra fértil y fecunda.

Como seres humanos debemos estar atentos de cuánto bien hacemos a los demás y no por llevar una contabilidad de buenas acciones, sino por el bien estar preocupados por que haremos a los demás, nuestros iguales y a nuestro entorno, quien en todo caso no se puede defender.

¿Somos más capaces de construir o de destruir? o en nuestro sano juicio nos consolamos con “no hacer daño” o “no hacer nada”, que al mismo tiempo nos convierte en seres indiferentes, encerrados en su egoísmo, que manipula y controla su propia persona tratando de justificar su inacción, con la consigna de no tener injerencia de lo que pasa más allá de nuestra nariz.

A la luz de muchos se construye un desarrollo que alcanza sólo para unos y a otros más deja fuera, pareciendo que el progreso está reservado para quienes son privilegiados, que son además a quien deben servirles.

Quizás como diría Ortega y Gasset, “hacemos lo que hacemos para ser lo que queremos ser”, y nuestra apuesta por la vida podría estar siendo el simplemente mantenernos al margen de lo que los demás necesitan y de que el espacio que nos ha sido encomendado sea sobre todo descuidado.

Mucho mayor será el daño, cuando individuos con esta perspectiva y postura ante la vida, se asocian, y que no sólo para dañar a una persona o familias enteras con saña y sin miramientos, de la manera más hostil, sino también a un grupo o una comunidad. Con esa perspectiva estaremos construyendo un entorno mal educado, lleno de pobreza, miseria, hambre y técnicamente insostenible.

Quizá sea tiempo de cambiar la dirección de a donde vamos; parece que los mecanismos utilizados han generado muchos problemas y es necesario hacer nuevos planteamientos, comenzando por pensar con el corazón y no sólo con la razón. La gran apuesta tiene que ser por una economía con un alto sentido de responsabilidad social y un entorno natural sano.

Sociedad pornográfica

By Voces Univa, Voces UNIVA

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Pornográfica es la forma en que Byung Chul Han califica la cultura de la sociedad contemporánea. Byung es un notable filósofo surcoreano radicado desde hace décadas en Alemania, que recupera el concepto de pornografía, ampliando su acepción más común, para aplicarlo justamente a una sociedad que ha abolido toda mediación en el arte de comunicarnos. En ese sentido, la pornografía tiene que ver con dos tendencias, por una parte el afán actual de mucha gente a “desnudarse” ante quien sea, sobre todo en las redes sociales, y hacerlo de manera abrupta, casi violenta, y por otra el combate desatado en contra de toda privacidad, no sólo la propia, sino también la ajena.

En la realidad humana ha existido siempre, de manera natural, la necesidad del desahogo como ayuda para sobrevivir a determinadas experiencias, pero nunca antes nos había tocado vivir una cultura donde el desahogo se volviera maniático y colectivo, impertinente, constante y abrumador, ajeno y opuesto a toda reserva juzgada en delante como represión o hipocresía. A diferencia de los grupos de ayuda en que todos los participantes están de acuerdo en desahogarse entre ellos como parte de una terapia, hoy día todo usuario de las redes sociales y de la misma vida es obligado a entrar en este mega grupo no de ayuda, sino de simple y llano exhibicionismo.

El combate a la privacidad nace de esta tendencia, todo mundo quiere sacar a todo mundo de su personal espacio para exhibirlo y que se exhiba, pareciera que ya no hay derecho a la privacía, o que ese derecho ha quedado supeditado al criterio de los demás. Es verdad que con frecuencia, a lo largo de la historia, personas e instituciones han hecho de la privacidad ajena un coto de poder, una forma de manipulación, de sometimiento, pero eso ha sido siempre una perversidad y un abuso grave del poder que incluso en nuestros caóticos tiempos sigue siendo sancionado, se le llama delito de difamación con o sin chantaje; pero abatir la privacidad ya como parte de una cultura es desde luego algo muy distinto.

El fortalecimiento de esta tendencia ha tenido en el mundo occidental dos amplios campos de apoyo, el de la política y el de la farándula, de uno y otro, un determinado tipo de prensa se ha hecho permanente portavoz, contaminando cada vez más a cualquier tipo de prensa, porque “desnudarse y desnudar” a los demás se ha convertido en un lugar común.

La cinematografía, parte muy visible de la farándula, ha puesto su parte desde el momento en que muestra actores haciendo ante el público todo un sinfín de cosas que anteriormente no debían aparecer en una pantalla, por ejemplo, vomitar, pero puesto que vomitar es algo que le pasa a todos, ¿por qué no exhibirlo?

La mediación es el espacio que se interpone entre la persona y su entorno para fortalecer, ahondar, profundizar o velar el mensaje, es mediación la palabra en sus infinitas formas, también el vestuario, los símbolos, y el mismo silencio. Por la mediación se preserva la autonomía de la persona y el derecho a mantener su intimidad ¿debemos renunciar a ello en aras de la epidemia pornográfica?

 

Publicado en El Informador del domingo 26 de enero de 2020