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Voces Univa

Hoy te cambio las noticias por una caricatura

By Tendencias, Voces UNIVA

José Daniel Meza Real · Coordinador de Calidad Académica UNIVA Plantel Guadalajara

 

Carlitos está sentado frente al televisor, ha sido una mañana lluviosa y está tan atento a las caricaturas, que ni siquiera ha tocado el tazón de cereal, que a cada minuto que pasa va perdiendo su consistencia original.

Hace 4 meses que Carlitos no sale de su casa, pero está feliz porque llegaron las vacaciones y por fin podrá disfrutar de sus caricaturas sin que lo estén llamando para sentarse durante largas horas frente a un monitor, solo para ver a su maestra hablar de cosas que no entiende mientras su mamá se dedica a las labores del hogar o se sienta junto a él a trabajar en su propio monitor, absorta del mundo o por lo menos de la realidad dentro de estas 4 paredes.

Hoy veo a Carlitos y sus sonoras carcajadas me invitan a sentarme junto a él para compartir esa caricatura. Cuando menos lo pienso me doy cuenta de que sin planearlo tengo una sonrisa dibujada en mi rostro, el cansancio desaparece y solo por unos momentos siento como recupero un poco de esa vitalidad que la catástrofe mundial me ha ido arrebatando cada día.

Entonces pienso de nuevo en Carlitos, ¿acaso está en mayor riesgo por estar sentado riéndose de una caricatura? No tiene ni la menor idea de lo que significa “el pico de la pandemia”, no conoce ni entiende sobre la cantidad de personas infectadas o que han muerto, solo sabe, por lo que le dijo su maestra, que no puede salir a jugar con sus amigos de la cuadra porque hay un bichito en las calles que lo puede hacer sentir enfermo pero esto no lo pone en mayor o menor riesgo.

Quizá seré criticado por pensarlo pero ¿y si por un momento fuéramos como Carlitos? Si tan solo por un día cambiáramos las noticias y los datos perturbadores por una caricatura, si apagáramos la radio para escuchar un disco de Billie Holliday o hasta de Bad Bunny (aprovechando su reconocimiento como autor) o si dejáramos el periódico para leer una emocionante novela de Irving Wallace, Dan Brown o John Katzenbach, una romántica de Mario Benedetti o una profunda de Saramago.

Es cierto, la información empodera y nos puede salvar, reconozco la importancia de saber que sucede en nuestro mundo para protegernos y cuidar a los que amamos; pero hace 4 meses que vivimos encerrados y aún en la seguridad de los muros que nos aíslan sentimos un temor avasallante por ese monstruo que ronda las calles y que no vemos a simple vista, solo sabemos que se esconde en un saludo, en una fila del mercado o hasta en una simple bolsa de alimentos entregada de mano a mano.

Estamos en casa protegidos físicamente pero ese monstruo está entrando a nuestras cabezas y nos mantiene en un estado constante de ansiedad, de miedo e incertidumbre. No sabemos de datos científicos, si habrá cura, si la economía podrá soportarlo, si podremos ver de nuevo a la gente que queremos pero reconocemos el temor y la frustración en nuestro pecho cada que encendemos el celular o la televisión y nos atiborramos de noticias, en general pesimistas, sobre el peor año que se ha vivido en la época moderna.

Y un día después de 4 meses nos damos cuenta de que estamos agotados y no del encierro, al que cada día nos vamos acostumbrando, sino de tener miedo, de vivir asustados, estresados e impotentes ante una situación en la que muy poco podemos aportar para solucionar.

¿Seguiré viendo la información sobre la pandemia? Claro que sí, como ciudadano del mundo es mi responsabilidad estar informado para cuidar de mí y de los que estén a mí alrededor. Sin embargo, hoy y quizá mañana por unas horas seré como Carlitos, apagaré las noticias, cerraré Facebook, Twitter y otras redes; quizá disfrute de un buen libro, quizá vea una película que me haga reír o enamorarme, quizá solo concentre mi atención de manera absoluta en el trabajo o ¿por qué no? quizá me voy a sentar a ver una caricatura para reírme mientras mi tazón de cereal pierde su consistencia, a fin de cuentas, igual que a Carlitos eso me puede regresar un poco la felicidad sin que aumente o disminuya el riesgo.

De nuevo China

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Desde los tiempos más remotos, los pueblos occidentales se han sentido atraídos por una civilización situada allá, donde nace el sol. A esa región le llamaron el extremo oriente, y en torno a ella tejieron innumerables leyendas, destacando aquellas que hablaban de su infinita riqueza. Pero nunca fue fácil, en aquellos tiempos, llegar a ella.

China está naturalmente protegida por tres murallas naturales y una artificial. Al oeste la protege el inmenso desierto de Gobi y el desierto de Taklamakan, que en conjunto constituyen un área de 1,565,000 kilómetros cuadrados, al sur la imponente cordillera del Himalaya, con 2,400 kilómetros de extensión y las 100 cumbres más altas del mundo, al este se encuentra el Océano Pacífico y al norte la gran muralla de más de cinco mil kilómetros de longitud. Es la segunda civilización viva más antigua del mundo, después de la India. Los romanos tuvieron noticia de China desde antes de Cristo, y codiciaban su seda con la cual comerciaban denotando desde entonces la importancia de China en el campo del comercio.

Durante la Edad Media el comercio entre China y Europa se mantuvo vivo y constante, y pronto mercaderes europeos lograron llegar hasta ese remoto imperio trayendo a Europa abundantes noticias sobre la riqueza proverbial de lo que llamaban Sipan.

Estas noticias incluían informes sobre prodigiosos inventos que muchos europeos creyeron imaginarios, como la imprenta, el papel, los sismógrafos, la pólvora, las armas de fuego, la brújula, el timón, el compás, el horno industrial, y muchas cosas desconocidas en el occidente.

A fines del siglo XVI China se convirtió en uno de los principales compradores de la plata americana, con lo cual comenzó un comercio global de gran escala.

Con apego a estrictas normas China se abrió a este comercio estableciendo zonas de Mercado en Cantón y Macao, inicialmente con España y Portugal. Pronto Inglaterra quiso beneficiarse también de este gran mercado, apareciendo por primera vez en el cielo del oriente el fatídico emblema anglosajón que tantos crímenes habrá de perpetrar en el futuro contra esta importante civilización.

En efecto, ya desde mediados del siglo XVIII los ingleses impusieron su presencia en el oriente e incluso pretendieron romper las reglas establecidas por el gobierno chino, sin otro resultado que un castigo ejemplar para los infractores. Desde luego los ingleses no se rindieron, iniciando una lucha deshonesta, desleal y permanente que al final buscaba no sólo comerciar en condiciones desiguales favorables para Inglaterra, sino someter y colonizar a China. Durante todo el siglo XIX la política inglesa en China buscará por todos los medios socavar las estructuras del poder imperial, corromper a los funcionarios y degradar a la misma sociedad, todo en aras de obtener mayores beneficios de un imperio colosal.

Cuando el barco se hunde

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtra. Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo

 

Ahora sí que como dice el dicho: “si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Es momento de aprender de la experiencia ajena, de ver lo que sucede en este tiempo de crisis mundial con otras empresas, organizaciones o profesionales.

El sector empresarial de Jalisco estima que en el 2020, se perderán 155 mil empleos formales en la entidad. Recordemos que este Estado es el segundo, a nivel nacional, en el número de asegurados en el IMSS, solmente después de la Ciudad de México y antes que Nuevo León y Estado de México. La cifra de pérdida no es menor y eso será el resultado de cierres parciales o totales de centros de trabajo.

Muchas mermas económicas, muchas organizaciones disminuyendo su planta laboral, otras cerrando por completo, y aun así, hay colaboradores que no ven que el barco se hunde y siguen llevando sólo agua para su molino.

Es el momento de sumar, de cuidar el trabajo, de abonar al objetivo de la organización para la cual se trabaja, de darle rumbo al barco y de remar todos en la misma dirección. Pero ¡Ah no! Hay quienes pelean aún el status, les gana el ego. En estos momentos no se vale demostrar quién puede más, sino, cómo puedo sumar con mi fuerza.

En días pasados el subsecretario de Salud, López Gatell, declaró que vamos a mitad de la pandemia, lo cual significa que en términos financieros se avecina la peor parte. ¿Quién asegura a esos “poderosos” de las empresas que saldrán bien librados de esta crisis? Y volvemos a un término muy utilizado últimamente pero no tan practicado como algunos quisiéramos: la empatía. Ser empático con los empleadores y con el resto de los colaboradores, podrá hacer que de manera solidaria, la empresa se fortalezca y pueda salir adelante, lo menos afectada posible.

El trabajo coordinado, el seguimiento puntual de los objetivos y las metas, el uso eficiente de los recursos y el trabajo hombro con hombro, serán el soporte valioso que tendrán las organizaciones para salir adelante. Sin su fuerza de trabajo, sin su talento humano y la voluntad de éste, será muy difícil sobrellevar esta crisis. Además, obvio, de una buena administración financiera.

Así que para quien no quiere que su fuente de trabajo se pierda, pues es momento de analizar honesta, sencilla y objetivamente su actuar en ésta. Ya no es tiempo de intocables, ya es tiempo de resultados, efectividad y trabajo en equipo. Evaluémonos, antes que nos reprueben otros.

 

Publicado en La Crónica de hoy Jalisco del viernes, 17 de julio de 2020.

El abrazo de Zapopan

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Del abrazo de Acatempan hemos llegado al abrazo de Zapopan. En efecto, en Acatempan se abrazaron Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, inicialmente rivales y finalmente amigos y asociados por la causa común de la independencia nacional.

En Zapopan se abrazaron Manuel López Obrador y Enrique Alfaro, inicialmente rivales, en una polémica que desató y sostuvo con vehemencia el gobernador de Jalisco, y que en cierto modo ya había causado la caída del súper delegado federal morenista, contendiente a la gubernatura de nuestro Estado, designación que, a decir de muchos, había sido muy imprudente y que no podía tener buen fin.

Los acontecimientos inéditos del pasado 4 de junio llevaron esta lucha a situaciones críticas, siendo el clímax del combate luego de año y medio de dimes y diretes cuyo epicentro siempre fue Jalisco.

Al igual que en tiempos pasados, muy pasados, el gobierno de Jalisco, en su diferendo con el gobierno federal, había intentado incluso hacer una coalición, convocando a otros estados vecinos, como aquella que en el siglo XIX se llamó la coalición de los estados del Occidente y que era anticonstitucional, que porque iba en contra de la federación.

Tanto el grave problema de la inseguridad, que sigue sin resolverse, como la actual pandemia, fueron ocasión para ahondar las diferencias y entrar en una especie de competencia entre federación y estado, por lo mismo, la renuencia de Jalisco a participar en las mesas de seguridad, el rechazo a cualquier indicación que viniera del doctor Gatell, y la iniciativa de revisar el pacto federal en materia fiscal.

Hasta la fecha ignoramos las causas reales y profundas de esta guerra, aunque haya muchos opinadores que la interpretan de múltiples formas y maneras, sin que sea posible probar sus dichos, ya que de las intenciones personales resulta imprudente juzgar.

Diversas personalidades en nuestro estado consideraban que tal polémica no era sensata, sino desgastante y perjudicial para Jalisco, que toda la vida el mejor camino ha sido aceptar los hechos consumados y adaptarse en aras de objetivos más altos; que el bienestar y la prosperidad de la sociedad, tan ajena a las motivaciones de semejantes peleas, debería priorizarse, pues resultaba criminal el que la gente quedara entre dos fuegos, el estatal y el federal, pagando las cuentas de una lucha que ni era suya ni le beneficiaba, hasta donde sabemos.

Así las cosas, el presidente Andrés Manuel, de regreso de Estados Unidos, nótese, hizo su gira por los estados actualmente más violentos del país, Guanajuato, donde matan a la gente por cientos, Jalisco, donde la desaparecen por miles, y Colima, que va por el mismo rumbo.

Ignoramos las causas, motivaciones, razones o circunstancias que han llevado a un cambio de actitud, a una conciliación pública que tuvo lugar en Zapopan, en las instalaciones de la zona militar, pero esperamos que dé un resultado positivo en la solución a los problemas graves que aquejan al estado y a la nación.

Cultivando nuestra fortaleza

By Voces Univa, Voces UNIVA

Dra. María Cristina Martínez Arrona · Jefa de UNIVA Online

 

Tenemos la fortaleza para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos,

sin importar en la difícil situación en la que nos encontremos.

Elke Van Hoff

 

En lo que va del año, se estima que más de un tercio de la población mundial ha sido puesta bajo un tipo de cuarentena. En México, estamos en el cuarto mes de confinamiento y no se ve que vaya a terminar pronto, de ahí la importancia de recordar que las personas tenemos la capacidad para reinventarnos y recrear nuestra vida, incluso en tiempo de contingencia. No podemos vivir este año como “un paréntesis”, “un tiempo que no aportó nada”, “un lapso que tuvimos que soportar de la mejor manera”.

En la vida buscamos crecer en lo intelectual, económico, social, sentimental, emocional, pero en ocasiones descuidamos una dimensión importante de nuestra persona: la espiritual. La voz spiritus significa ‘respiro’, la espiritualidad es el cultivo de la esencia de uno mismo, el poder detenernos para dar un respiro y encontrar sentido a lo que estamos viviendo, no es un refugio para los momentos de crisis, sino la capacidad para trascender.

Vivir desde el espíritu nos permite afrontar situaciones difíciles, de ahí la invitación a tener un tiempo destinado para hacer silencio y dialogar, ¿cuánto hace que no estamos solos con nosotros mismos? Hablando con sinceridad, de corazón. Las personas de fe le llamamos oración “un diálogo de amistad, a solas, con quien sabemos nos ama” (Sta. Teresa de Jesús). La vivencia en el espíritu ofrece una nueva perspectiva a la vida.

Viktor Frankl afirmaba que la libertad espiritual hace que la vida tenga un propósito, y para lograr la trascendencia proponía tres valores -actitudes- importantes: ser recíproco, vivir con gratitud y la capacidad de elegir, de enfrentar la adversidad.

La espiritualidad nos permite contemplar la realidad dejándonos afectar, que lo que estamos viviendo cambie algo en nuestra vida, aunque sea sólo la mirada, la actitud con la que enfrentamos las cosas. No dejemos que el contexto nos impulse a dejar nuestros sueños o que la rutina ahogue nuestros proyectos.

Cultivar el espíritu reconstruye nuestra fortaleza interior, nuestra esperanza para seguir confiando en la vida. Las personas con espiritualidad fuerte no son egoístas, ni se encierran, enfrentan la realidad con actitud positiva, ejerciendo la solidaridad. Son las pequeñas elecciones y decisiones las que conforman nuestro presente y nos adiestran para las grandes resoluciones en el futuro.

Contemplar, agradecer, soñar, hablar con nosotros mismos y con Dios, las dificultades, frustraciones, ansiedades, pero también nuestros logros y sueños, permiten, desde la experiencia, dar sentido a nuestra vida. En ocasiones vivimos muy conectados con lo material, con lo que hacemos, con lo que tenemos, pero es importante vivir más allá de nosotros mismos superando así nuestros límites “porque el Señor no nos dio un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de ponderación” (2 Tim 1,7).

 

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del 12 de julio de 2020.

 

¡Es el colmo!

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtra. Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo UNIVA Plantel Guadalajara

 

De verdad (y me disculpo por iniciar de esta manera mi colaboración) me llena de indignación y repugnancia la insensibilidad de algunas personas ante la situación que viven niños y adultos enfermos. Y no solo me estoy refiriendo a quienes están en el poder (no les puedo llamar políticos), también hago alusión a todos aquellos ciudadanos que los defienden y que abogan por las posturas que toman y las grotescas frases que utilizan.

¿Acaso habrán visto alguna vez el sufrimiento de un paciente con cáncer? ¿Acaso habrán visto la sonrisa llena de dolor, pero también de esperanza de un niño que está luchando por vivir? ¿Acaso creen que a ellos no les va a pasar o a algún familiar no les va a pasar?

No se trata de dinero, no se trata de poder, se trata de enfermedades que no respetan condición alguna (ni económica, ni de género, ni de posición social, ni laboral). Se trata de padecimientos de organismos y eso, por lo que sé, todos estamos integrados de lo mismo.

Uno de los mayores problemas que existen actualmente es el desabasto de los medicamentos para las quimioterapias, pero ¿qué hay de las diálisis y hemodiálisis? ¿qué con las vacunas? Y tantas enfermedades que requieren tratamientos muy costosos y que no son entregados a los pacientes.

Leía en días pasados la relatoría que una amiga hizo acerca de su sesión de quimioterapia, en donde estaban regresando a muchos pacientes porque no se les podía proporcionar su tratamiento. La desesperación de la gente porque ya llevan muchos días sin medicamento. Me partió el alma solo de ponerme en los zapatos de esas personas, de sus familiares.

¿No tenemos ya demasiado con la pandemia, los desastres naturales, la crisis económica como para que no haya sensibilidad, empatía y responsabilidad hacia los enfermos?

¿De qué les sirve tener grados académicos si no los ponen al servicio de los demás? ¿Para qué quieren estar en el poder si solamente les sirve para su propio bien?

No señores, no se trata de partidos políticos ni de preferencias ideológicas. Se trata de humanismo, se trata de ética, de responsabilidad, de lealtad a la patria y a los ciudadanos ¿Acaso no juraron cumplir y hacer cumplir la ley?

Y esos defensores de lo indefendible, rueguen porque nunca necesiten un solo medicamento, ni ustedes ni las personas a las que quieren (supongo que por lo menos habrá alguien por quien si sientan compasión), para que no tengan que pasar por este sufrimiento aun mayor de no contar con los insumos para su salud.

Quien está contribuyendo para hacer frente a este desastre, es la sociedad civil organizada, los particulares, pero la situación económica de muchas personas se está viendo afectada y no podrán seguir aportando tan fácilmente a estas causas ¿qué va a suceder entonces? ¿Muertes masivas? Entonces, que pongan en los certificados de defunción: muerte por negligencia e irresponsabilidad de X y Y que estaban en el gobierno y no le entregaron su medicamento.

Y recordemos la protesta que hacen los presidentes de México: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si no lo hiciere, que la Nación me lo demande”.

Pues ¡Ya se los demandamos!

 

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes 3 de julio de 2020

 

Se levanta el viento: la romántica historia del inventor del avión Zero japonés

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dr. Fabian Acosta Rico · Docente-Investigador UNIVA Plantel Guadalajara

 

Imagina tener de vecino aun elemental o genio de la naturaleza: gigantesco, peludo y de rasgos felinos (como Totoro); o hazte a la idea de acompañar a un as de los vuelos en hidroaviones a quien un encantamiento convirtió en un puerco humanoide (Porco Rosso), igual de alucinante es seguir el nacimiento y el crecimiento acelerado de un delicada y exquisita princesa que brotó de un retoño de bambú, cuya belleza la hacía irresistible a todos los hombres (El cuento de la princesa Kaguya)… estas y otras muchas historias entran el abanico de fantasías animadas de los prestigiosos Estudios Ghibli. Netflix, hace poco tiempo, hizo tratos con dichos estudios para que todo su catálogo pudiera estar disponible en esta plataforma de streaming permitiéndoles a los usuarios disfrutar de clásicos como las premiadas películas: El viaje de Chihiro o La princesa Mononoque.

 

En una de sus producciones del 2013, Se levanta el viento, también disponible en la plataforma, reluce el nacionalismo y el orgullo étnico nipón de la casa de animación. Aunque basada en un hecho real, con sentido biográfico, la fantasía, sello de la Casa, está presente en esta película en el constante transitar de la vigilia al mundo onírico donde se va trazando el hilo conductor del destino. ¿Somos lo que soñamos o soñamos lo que somos? Posiblemente, ambas afirmaciones sean ciertas y ambos mundos estén interconectados por leyes y principios sólo explicables por una ciencia arcana o hermética.

En esta película se nos narra la historia de Jiro Horikoshi. Nuestro personaje no fue un prominente político ni un general o genio estratega: él se dedicó en vida al diseño de aviones. En el mundo futuro los grandes de la historia, sin duda, serán los inventores (algunos de ellos empresarios también): como Nikolas Tesla, Bill Gates o el propio Mark Zuckerberg. Horikoshi, diseñó el mortífero caza japonés Zero. Es muy probable que el caza imperial, el veloz Tie de la saga de Star Wars, este inspirado en este avión que, por cierto, participó con probado éxito en el ataque a Pearl Harbor.

Se levanta el viento, comienza adentrándonos en el mundo de sueños de una niño que fantaseaba con volar y en su onírico ensimismamiento conocía a Carponi, el famoso diseñador de aviones italiano. Despegar los pies de la tierra; surcar los cielos en naves de madera y metal; por innatural que en realidad parezca, para Horikoshi, un niño cuyos pensamientos nacieron con alas (de avión, no de pájaro ni ángel), esa era su pasión. La película discurre principalmente en el periodo de entre guerras, en un Japón que, tras el fin de la dinastía Meiji, muda de piel; transita del feudalismo a la industrialización: intenta con muchos esfuerzos y sacrificios estar a la par en tecnología con los países occidentales. Para esto envía a sus jóvenes más brillantes y prometedores a conocer y aprender de naciones como Francia, Alemania e Inglaterra…

En las universidades del Viejo mundo y de Norteamérica los jóvenes nipones asimilar, no sin asombro, los secretos de una poderosa ciencia capaz de obrar portentosos milagros de tecnología como la locomotora, los telares industriales, los trasatlánticos y los aviones; sí, sobre todos los aviones, esos pájaros metálicos impulsados por motores diésel que le faltan al respeto a la universal ley de la gravitación.

A este Japón abierto a Occidente y sobre todo, enamorado de Inglaterra y de su época Isabelina pertenece Horikoshi; este joven inventor y futuro ingeniero aeroespacial vive un romance de novela rosa con Naoko, hija de buena familia, a quien salva junto con su dama de compañía de un devastador temblor cuando era apenas una niña, durante un viaje en ferrocarril. Ella será su primer y último amor. Se reencontrará con ella en un hotel de Japón y tras esta oportunidad jamás volverán a estar separados el uno del otro. Se levanta el viento es una película que discurre entre los sueños del joven japonés, sus esfuerzos para realizarse como ingeniero aeroespacial y sus contados idilios con la mujer que tanto amo y a quien la tuberculosis le arrebato. Horikoshi es, sin duda, uno de los nuevos personajes a los que la historia moderna les otorga un protagonismo y una importancia mayor ya que, con su ingenio y creatividad, han contribuido a forjar la civilización moderna plagada de portentosas máquinas que parecen sacadas de las futurizas fantasías de los escritores de ficción.

 

La sociedad del bienestar

By Voces UNIVA, Voces Univa

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

En los últimos cuarenta años la sociedad definió su concepto de estar bien en términos de certezas materiales: tener salario seguro, casa, acceso a la educación y a la salud, alimentación suficiente, vacaciones, ahorros para el retiro, todo en un entorno de derechos y libertades siempre más amplias.

Estas aspiraciones fueron suponiendo cada día un mayor número de requerimientos tecnológicos en función de la capacitación, el esparcimiento, y la comunicación, por lo mismo tener un mejor internet, mejores computadoras, mejores celulares, mejores vehículos espaciales, aéreos y terrestres.

Los jóvenes del siglo XXI nacieron en ese mundo de certezas tecnológicas que aseguraban la satisfacción de todas las necesidades, y un estilo de vida que combinaba el estudio y el trabajo con los fines de semana invariablemente invertidos en esos centros de diversión llamados antros, con la pre copa, la copa y el “after”, entre las nueve de la noche y las seis de la mañana. Puesto que a muchos no les bastaba el bienestar experimentado por la copa, la música y el baile sin más, comenzaron a estimular sus sensaciones con el recurso a las drogas, convirtiendo su tráfico en un negocio exponencial.

Con estas rutinas venía funcionando la vida en todas partes, con su diversidad de grados, cuando muy sorpresivamente se presenta en el mundo una novedad que la gente de los últimos cien años jamás había experimentado por lo menos en Europa y en América: una epidemia para lo cual no había solución alguna. Nunca la verdad del mundo había sido tan vacilante como en este año 2020. Fue como si de pronto la faja de oro que circundaba al planeta se mostrara quebradiza y falsa, pues ni todo el dinero de las naciones ha podido devolver a la gente la confianza que venía disfrutando.

Los pies de acero que daban sustento a los poderosos han temblado haciéndoles tartamudear sus discursos y mensajes otrora tan contundentes y asertivos. Los líderes que parecían tan grandes se han culpado unos a otros como niños asustados. Luego de mil explicaciones lo único que ha quedado claro es que nos hemos quedado sin explicaciones, nosotros que tan acostumbrados estábamos a tenerlas para todo.

De pronto todas nuestras velocidades se han frustrado, pues la realidad que enfrentamos no se modifica ni controla con medicinas al alcance de la mano o de la cartera, ya no basta con ir a Houston, no se resuelve el problema con teléfonos inteligentes, controles remotos o el internet de las cosas. Para muchos la vida ha dejado de ser cierta; nuevamente triunfa la precariedad propia de la naturaleza humana que a tantos parecía cosa del pasado. El saber que las personas se enfermaban y morían parecía algo que a nosotros nunca nos iba a pasar, o que ocurría solamente en el interior de África o en la remota Asia central, y que, de cualquier modo, la ciencia tan avanzada tendría siempre los recursos necesarios de manera efectiva e inmediata. Nadie se había tomado la molestia de averiguar lo que se tarda una vacuna en producirse, porque hacía años que las vacunas operaban sin ningún problema. Cierto, los hombres de verdadera ciencia sabían hasta qué punto el mundo de los virus y las bacterias es impredecible, pero eso era un conocimiento molesto que era mejor mantener reservado.

Quienes nunca aceptaron el futuro ahora ríen, aun estando en el mismo suplicio, porque la soberbia no es patrimonio del progreso, y sin embargo el futuro sigue existiendo, como siempre, para la gente de buena voluntad, gente que sigue rezando el “Padre nuestro”, plenamente consciente de lo que pide y confiesa en cada una de sus siete partes.

La epidemia que se aproxima

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dra. Sandra Pascoe Ortiz · Docente-Investigadora de UNIVA plantel Guadalajara

 

Como todos sabemos a raíz de la aparición del virus SRAS-CoV-2 (Síndrome Respiratorio Agudo Severo CoV-2) se ha incrementado dramáticamente el uso del equipo de protección personal (EPP), no sólo entre el personal de salud, sino entre la población en general, todo esto con el fin de evitar la propagación del virus y el incremento de contagios. Dentro del EPP sugerido por el Lineamiento Técnico de Uso y Manejo del Equipo de Protección Personal ante la Pandemia por COVID-19 del Gobierno de México, encontramos los cubrebocas quirúrgicos, respiradores, gorros y batas desechables.

Lo que muchos ignoramos es que la mayoría de esas prendas están confeccionadas con telas sintéticas, derivadas del petróleo, es decir, estas telas son fabricadas a partir de diferentes polímeros (plásticos) como el polietileno, poliéster y polipropileno. Los respiradores N95 por ejemplo, están hechos con tela de polipropileno, el pellón, que sirve para la confección de cubrebocas, gorros y batas desechables es un poliéster, otros cubrebocas se fabrican con tela non woven o trilaminada SMS que son de polipropileno y existe tela quirúrgica de polietileno, poliéster y de polipropileno que se utiliza en las otras prendas del EPP. Entonces, el uso de EPP nos protege del contagio y es indispensable, pero genera a su vez un problema ambiental, no sólo por el riesgo de que alguna persona pueda adquirir el virus si el equipo está contaminado y es desechado inapropiadamente, sino porque la cantidad de basura plástica producida diariamente se está incrementando considerablemente.

En los últimos días han circulado en diferentes medios de comunicación, una serie de fotografías y videos de cubrebocas y guantes que se han encontrado tirados por las calles, carreteras, alcantarillas, playas y en el mar lo que hace suponer que no se está teniendo el cuidado necesario para el desecho de estos residuos, y que además, no se cuenta con programas para el tratamiento adecuado de los mismos; según Laurent Lombard de la Asociación Mar Limpio, el encontrar un guante o un cubrebocas en el mar es excepcional, pero es una realidad desde que la gente empezó a salir de sus casas después del confinamiento por COVID-19, y es un nuevo tipo de contaminación.

Es sabido, que muchos de los plásticos derivados del petróleo no son biodegradables, entre ellos se encuentran el polietileno, el polipropileno y el poliéster, de los que estamos hablando, sin embargo podrían reciclarse, aunque por tratarse de EPP es poco probable debido al riesgo sanitario que representa. Un cubrebocas sintético tarda entre 200 a 400 años en desintegrarse, dependiendo del material con el que está fabricado; y cabe señalar que desintegrarse no es lo mismo que biodegradarse, en el caso de la desintegración estamos hablando de que el cubrebocas se degradará formando pequeñas partículas plásticas llamadas microplásticos que seguirán existiendo y contaminando agua, suelo y aire afectando a plantas y animales, inclusive al ser humano. China en un solo mes exportó 4 millones de cubrebocas, así que ya nos podemos ir imaginando el tamaño del problema ambiental o epidemia que se aproxima.

En un trabajo realizado por los investigadores Miguel Canals, William P. de Haan y Anna Sánchez Vidal de la Universidad de Barcelona y publicado en la revista Marine Pollution Bulletin se encontró que el polietileno y polipropileno están entre los tipos de microplásticos más abundantes en las aguas costeras del Mediterráneo, esto antes de la pandemia de COVID-19 que estamos viviendo. Además, hay evidencias de que el poliéster puede liberar tan sólo en una lavada hasta 1´000,000 fibras que terminan contaminando el agua; así que si el EPP termina en el mar o en los ríos, el problema será difícil de resolver.

Pero qué podemos hacer entonces, en estos momentos es importante saber que somos parte del problema pero también de la solución, debemos tomar conciencia de las acciones que realizamos y de cómo éstas afectan el medio ambiente; sería importante comenzar a diseñar estrategias de recolección del EPP y procesos para el tratamiento adecuado de estos residuos, incluso su reciclaje, con las medidas necesarias para evitar la propagación del virus, se trata de ser innovadores y encontrar soluciones, en cada problema existen áreas de oportunidad; además cada uno de nosotros podemos comenzar a ser responsables de dónde y cómo desechamos estos residuos y también disminuir la producción de los mismos, simplemente, si empezamos a utilizar cubrebocas reusables, es decir, que podamos lavarlos y volverlos a utilizar un gran número de veces, eso disminuirá los residuos generados y si además estos cubrebocas que utilicemos están confeccionados con telas naturales como por ejemplo algodón, lino o bambú mucho mejor, ya que al momento de ser desechados en el lugar adecuado estamos seguros de que serán integrados nuevamente a la naturaleza sin causar un daño ambiental; todo aquello que hagamos en favor del medio ambiente vale la pena y puede revertir el desastre ambiental en el que nos encontramos.

Literatura del acontecimiento

By Voces Univa, Voces UNIVA

Mtra. Jazmín Velasco Casas · Docente de UNIVA Online y del departamento de Arte y Cultura de UNIVA Plantel Guadalajara

 

Sin afanes de apelar a ningún purismo académico, sino más bien al de una curiosidad antropológica, me pregunto a menudo al leer novelas hechas por jóvenes (menores de cuarenta) a dónde se ha ido aquella tradición literaria o mejor dicho, a dónde se han ido aquellos escritores que buscaban sugerir y explorar el mundo interno y externo de los personajes; que ofrecían capítulos como edificios de más de cincuenta páginas donde poco pasaba afuera, pero sucedía mucho en el flujo de conciencia del narrador; donde las descripciones eran extensas en cada sutileza en la casa del protagonista con correlatos afectivos en otro espacio-tiempo; aquellos que discurrían en monólogos políticos, asociaciones psicológicas, relatos de sueños o ensoñaciones, poemas entreverados con la prosa, epístolas con carga filosófica, diarios para desvelar los reveses de la mente que se desarrollaban en el paso de las páginas sólo porque eran otras vías para conocer al personaje y utilizar la palabra.

Las letras jóvenes evidencian la tendencia actual de exponerlo todo y enfocarse en las acciones, en el acontecimiento. Construyen personajes que gravitan en el qué hace o qué le sucede, en lugar del quién es o cómo es su subjetividad; presentando en un estilo narrativo que se sirve de un lenguaje que opta por los caminos directos y coloquiales, en vez de urdir figuras o adornos que ingenien juegos lingüísticos propios para el universo o la trama.

Aquí el juicio no es negativo, sino de inquietud. Podría apuntar al posmodernismo y sus acompañantes: aceleración, inmediatez, consumismo, aburrimiento, narcisismo, pensamiento débil. O bien, cambiar el reflector y culpar a cierto lenguaje cinematográfico por su influencia en esquemas mentales que producen en los literatos noveles un condicionamiento a narrar fotogramas en movimiento, diálogos explicativos, aproximaciones a mundos fragmentados. Esto es loable si se ha firmado un contrato para adaptación, pero cuestionable si la intención es hacer literatura. Podría también denunciar el triunfo del internet y la mercadotecnia como ejes que orillan a planear historias formulaicas o estereotipadas que enganchen -y vendan- en las primeras dos hojas, sentenciando a muerte, dicho sea de paso, a otra hermosa actividad y experiencia, la editorial impresa y la vida analógica.

En estas lecturas percibo en mí una urgencia por recuperar el pasado literario, y con esto no me refiero sólo a expresiones clásicas, barrocas o decimonónicas, sino a las que aún surgían hace cincuenta o treinta años y no me causaban la intuición de que nos estamos perdiendo algo de humanidad al despedir esa tradición que con lentitud llevaba a generarnos las representaciones de los personajes, adentrarnos en sus teorías sobre el mundo y experimentar su singular y compleja intimidad.

Queda claro que hemos transfigurado la praxis literaria a voluntad y conscientemente a una más sencilla, simplificada, que explique mejor y evidencie los acontecimientos; igualmente es claro que estas nuevas voces literarias escriben rápido, piensan rápido, sin ideologías que sostengan el discurso y, en muchas ocasiones, y como fin último del acto creativo, buscan mercantilizar.

El futuro de la narrativa es resbaladizo y un tanto desesperanzador para los que buscamos en este arte un lugar para habitar y encontrarnos, pero conviene seguirlo para observar su constitución, no sabemos aún si sea capaz de reflejar con potencia lo humano a pesar de sus apariencias y alcanzar una belleza que tal vez aún pocos sabemos apreciar.