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Comunicación Sistema UNIVA

El verdadero costo del tiempo en el amor propio

Por Convocatorias Sin comentarios

Alam Sarkis • Pasante de la Licenciatura en Psicología

 

Tiempo de esperar, tiempo perdido, tiempo que a veces se nos va. La duda es ¿Esperas más de lo que deberías haber esperado? ¿Dudas si es el momento adecuado? O ¿Si el tiempo está a tu favor?

Solemos justificar la mayoría de las situaciones con un: No era mi tiempo; Me adelanté; Tuve que esperar. Sin embargo, estos argumentos pueden estar sujetos a las respuestas de tu entorno, no a tu amor propio; al deseo de expresar y realizar las cosas en el momento en que tú así lo anhelabas.

Detente a pensar cómo has utilizado tu tiempo hasta ahorita, lo que realizaste o lo que simplemente no hiciste. Quizás no es culpa del tiempo, pues es común pelearse con él y preguntarle: ¿Por qué no me dijiste que era el momento indicado? ¡Me hubieras avisado! Cuando el tiempo es algo que manejas tú mismo; tu amor propio hace uso de él.

El valor del tiempo es tan diverso que, a pesar de existir una forma de medirlo, cada uno lo siente de forma diferente. No te detengas, pues no existe el tiempo correcto para hacer, decir o actuar en las diversas situaciones que enfrentamos. Detenerte a decir “Te extraño” o “Te quiero” se ha regido bajo un montón de reglas sociales, donde si apenas te conozco no es correcto decirlo. Sin embargo, las acciones que van tomadas de la mano de tu amor propio, siempre las realizarás en el tiempo correcto, justo en tu mejor momento.

El tiempo se vuelve tan incierto dentro de nuestro amor propio, que todos comenzamos a expresarlo en diferentes lapsos; compartir tu tiempo con otros es relevante, pero el amor propio requiere de su espacio particular dentro de tus días, dentro de tu vida.

No uses al tiempo como moneda de cambio, la única forma de interactuar con el tiempo es a través del amor propio. Es fácil olvidarnos de nosotros mismos y dejar de realizar nuestros verdaderos deseos y emociones, pero tarde que temprano y en el último momento, te recordarás todo lo que no hiciste por ti mismo; esperar a que la oportunidad te llegue en los últimos minutos, sería demasiado tarde para tener una responsabilidad afectiva hacia ti mismo.

El amor propio, no perdona al tiempo.

Cultivar buena semilla

Por Convocatorias Sin comentarios

Dra. María Cristina Martínez Arrona • Jefa de UNIVA Online

 

Encuentra la bondad que ya está dentro de ti

Eckhart Tolle

Un comunicador de radio no deja de repetir que “la pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de las personas”, ya que muchas han mostrado una actitud de amor solidario, siguiendo las medidas establecidas para evitar la propagación del virus y realizando acciones loables apoyando a personas que están sufriendo las consecuencias de esta contingencia. Pero también, hemos constatado personas egoístas y corruptas que no han dejado de aprovecharse del contexto, pese al dolor y sufrimiento, para buscar sólo sus intereses.

Es en las situaciones límite donde descubrimos aquello que hemos cultivando –consumido- a lo largo de nuestra vida, de ahí la invitación a no engañarnos: “lo que cada uno siembra, eso cosechará” (Gal 6,7). Nos podemos preguntar, a un año de contingencia: ¿cuáles son mis frutos? ¿Cómo reacciono ante la dificultad y la crisis? ¿Cuál ha sido mi actitud con los demás?

Durante este tiempo nos hemos visto en la necesidad de buscar respuestas desde la hondura y fecundidad de la fe, cambiando de perspectiva y ampliando nuestro horizonte, para ser capaces de transformar las diferentes situaciones de muerte en experiencias de vida. Estar aptos para fortalecer las manos débiles, para dar luz a los que no ven, para convertir la tierra sedienta en manantial, para cambiar la tristeza en alegría (Cfr. Is 35, 3s), para ello es necesario que “la bondad despierte en el interior para que la personalidad y las acciones ganen belleza y fortaleza” (Amma), sacando de la fuente de la vida esperanza, valor, y con ello, acompañar a numerosas personas a las que la crisis ha puesto en dificultades.

Tenemos una gran responsabilidad en la educación y generación de la cultura, la escuela está, hoy más que nunca en nuestras casas, se da a través de la convivencia cotidiana, de ahí el compromiso con nuestros hijos(as) y con las nuevas generaciones. La crisis tiene que sacar a la luz las fortalezas internas y nuestra grandeza humana, la capacidad que tenemos de superación, de transformación y de creación. Pero esto no se improvisa, se siembra a través de las palabras y acciones, de ahí la importancia de redescubrir la fuerza del diálogo y el vivir gestos, aunque sean pequeños, de compartir, de “perder tiempo” por amor a los otros.

Empecemos a cultivar desde lo pequeño. Nuestros frutos en situaciones límites nos invitan a hacer una profunda revisión de vida: ¿qué fundamento necesitamos para humanizar la cultura y construir una nueva humanidad? ¿Qué palabras, hábitos, estilo de vida hay que fortalecer? Porque, como afirma el papa Francisco, en situaciones de emergencia, dependemos de la solidaridad de los otros.

 

La libertad en las redes

Por Convocatorias Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

El 5 de noviembre del año 2007 dio inicio una extraordinaria revolución mediática que puso el pasado, el presente y el futuro en el bolsillo de cualquier persona que tuviese un celular. Pero si el pasado y el futuro pudieran confinarse entre los límites del acervo adquirido o por adquirir, poner el presente al alcance de todos es mucho más de lo que nos podemos imaginar. Se estaban rompiendo todos los mecanismos que las estructuras sociales habían construido para mantener el control de la información y del movimiento social.

El acontecer contemporáneo ya no podía ser noticia reservada a las elites económicas o a los gobiernos, pero también se rompían monopolios históricos en lo que mira al conocimiento académico o a la definición de los valores. El sistema “Android” que hizo del teléfono celular una vía de acceso a todas las redes sociales, democratizó la existencia humana más que cualquier revolución armada.

El impacto ha sido tan contundente que advertir sus consecuencias ha llevado bastante tiempo, haciendo que los sectores cuestionados tardaran en oponer resistencia, pero ya lo están haciendo.

El detonante más reciente fue una verdadera paradoja. Si en los años anteriores no pocos gobiernos habían caído por efecto del manejo que la comunidad, sobre todo joven, estaba haciendo de las redes sociales, como fue el caso de las “primaveras árabes” en Egipto o Libia, el 6 de enero pasado un gobierno intentó hacer el mismo juego, pero a la inversa, es decir, de arriba a abajo, convocando a sus adherentes para poner sitio al capitolio norteamericano. La consecuencia, igualmente paradójica, fue que los controladores de las redes, y no un determinado gobierno, suspendieran la cuenta del presidente Trump. López Obrador criticó la medida, sin duda porque se miró en ese espejo, y advirtió el doble filo que las redes tienen lo mismo para entronizar que para destronar.

Innumerables interrogantes surgieron a partir de estos hechos: ¿existe libertad de expresión en las redes sociales?, ¿o esta libertad es sólo para la comunidad, no para sus instituciones?, ¿quién y de acuerdo a qué criterios o normas, tienen hoy día el poder de controlar las redes?, ¿suspender la cuenta del presidente buscaba defender las conquistas de la sociedad civil, frente a los poderes establecidos? Los gobiernos están más que dispuestos a implementar normativas frente a este novedoso reto ¿de qué manera debería responder la sociedad a este intento?

Sin duda que las redes sociales se convirtieron casi sin pretenderlo, en el más amplio y universal espacio para la libre expresión de las ideas, para el intercambio de conocimientos, experiencias, datos, informes, opiniones, juicios, prejuicios, verdades y mentiras; en medios para la libre convocación de las personas, que ya no están limitadas a invitaciones vertidas por los medios de comunicación tradicionales; y todas estas posibilidades sin más límite que la capacidad técnica del celular empleado.

Pero los hechos mencionados nos han recordado que la vitalidad de las redes depende de las plataformas en que se mueven, y que estas plataformas tienen dueño, y si tienen dueño, tienen igualmente intereses ¿caminamos hacia una nueva era de oligarquías, no-políticas, y en todo caso tecnológicas?

 

Publicado en El Informador del domingo 21 de febrero de 2021.

Proceso de Liberación: Mientras goces de más libertad, tanto más necesaria será la autodisciplina

Por Convocatorias Sin comentarios

Rogelio Lazcano Álvarez • Estudiante de la Licenciatura en Enseñanza y Gestión del Inglés de UNIVA Online

 

El ser humano es un conjunto de opuestos y polaridades, de equilibrio y de contradicciones, de la verdad y la mentira. En nuestro diario vivir realizamos acciones constantemente, fruto de los problemas o situaciones a los que nos podemos enfrentar por el simple hecho de existir, sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en qué estamos basando nuestras decisiones. Como seres capaces de razonar, podemos identificar entre el bien y el mal, y con ello preferir actuar influenciados tanto por uno como por el otro gracias a la libertad de la que gozamos, aunque esta última si no se utiliza correctamente puede llevarnos al error, al vicio.

Para San Agustín “el libre albedrío fue concedido al hombre para que conquistara méritos, siendo bueno no por necesidad, sino por libre voluntad”, además, “es soporte de todo el orden moral”, el principio esencial de un mundo de valores superiores, y, por consiguiente, un grande bien. Pero a la vez supone la facultad de elegir el mal, es decir, la facultad de caer, que es una imperfección de la voluntad humana. Esta imperfección proviene según el santo del primer pecado, causa de la pérdida de la libertad y de la iniciación de la tragedia humana.

La libertad significa, “Aquel aspecto virginal y poderoso de la voluntad humana, salida de las manos del Creador con un saludable equilibrio de sus fuerzas, exenta de todo peso íntimo hacia lo inferior”. El libre albedrío se caracteriza por cierta inclinación que tiene sobre él, la concupiscencia, el interés material y el temor servil; a pesar de ello, vive la presencia de Dios, esto es, la capacidad de arrepentirse para establecer nuevas relaciones con la divinidad. Así obtiene el hombre el estado de la libertad: “nadie puede ser libre del dominio del pecado si el Hijo no lo libera”. El buen uso del libre albedrío es premiado con la eternidad, y su polo opuesto es la infelicidad perpetua. Hay, pues, dos estados posibles de inmortalidad que definen el destino humano: “una bienaventurada y otra condenada a tormentos eternos y, sobre todo, a una desesperada privación en que consistirá su máxima pena”. La voluntad libre se logra a través de la acción de la gracia y la intervención de un libertador. La gracia eleva la naturaleza a un estado de excelencias similar al estado del hombre inocente. La gracia “es el conjunto múltiple y complejo de socorros divinos, que, amortiguando nuestras pasiones, esclareciendo nuestro entendimiento y moviendo nuestra voluntad, nos impulsan a querer eficazmente el bien, y nos ayudan a practicarlo con tal perfección, semejantes por adopción”.

San Agustín remarca la necesidad del hombre de ser libre con la intervención de la gracia. Además, propone una elección positiva, es decir, escoger el Bien; encaminado el libre albedrío hacia el Bien, la gracia hace más fácil este camino. Conseguida la meta, el premio es la eterna felicidad. Sólo porque el hombre es consciente de su acción, se considera a sí mismo como el causante libre de ella. Pero no se da cuenta de que le incita un motivo, al cual se ve obligado a obedecer. El hombre no solamente tiene conciencia de sus acciones, sino que también puede ser consciente de las causas que le guían.

Por otro lado, Rudolf Steiner en su obra “La Filosofía de la Libertad” nos propone otra perspectiva de este tema citando a Eduard Von Hartmann en su obra “Fenomenología de la conciencia ética”, en la cual afirma que la voluntad humana depende de dos factores principales, a saber, de los motivos y del carácter. Si consideramos a todos los hombres como iguales, o bien sus diferencias como insignificantes, parecerá que su voluntad viene determinada desde afuera, es decir, por las circunstancias que se les presentan. Sin embargo, si se considera que hay personas que sólo hacen motivo de su actuar una idea o una representación, cuando dicha idea despierta en su interior un deseo de acuerdo con su carácter, entonces el hombre parece determinado desde dentro, y no desde fuera. Así el hombre se cree libre, o sea, independiente de motivos exteriores porque, tiene primero que convertir en motivo, de acuerdo con su carácter, la idea que se le impone desde fuera. Steiner afirma que una acción se considera libre en tanto que su razón proceda del aspecto ideal del ser individual; cualquier otro aspecto de una acción, tanto si se lleva a cabo forzado por la naturaleza, como por la necesidad de una forma ética, se considera como no libre. Sólo es libre el hombre que en todo momento de su vida es capaz de obedecerse a sí mismo. Un acto moral es únicamente mi acto, si puede considerarse libre en este sentido. Aquí se trata en primer lugar de saber bajo qué condiciones puede un acto volitivo ser considerado libre; cómo se realiza en el ser humano esta idea de la libertad concebida en sentido puramente ético.

Steiner afirma que nuestra vida se compone de acciones libres y no libres, pero no podemos llegar a un concepto completo del hombre, sin pensar en el espíritu libre como la expresión más pura de la naturaleza humana. De hecho, sólo somos verdaderamente hombres en cuanto que somos libres. La naturaleza deja libre de ataduras al hombre en cierto nivel de su desarrollo; la sociedad lleva este desarrollo un paso más hacia adelante; el último perfeccionamiento sólo puede dárselo el hombre a sí mismo. Por lo tanto, el punto de vista de la moral no sostiene que el espíritu libre sea la única forma en la que el hombre puede existir. En este sentido, este autor ve en la espiritualidad libre el último estado evolutivo del hombre y también aquellos que existen, pero no llegan a conocerla. Con esto no se niega que las normas de actuación de las personas no estén justificadas como niveles de evolución. Pero no pueden reconocerse como criterio moral absoluto. Sin embargo, el espíritu libre trasciende las normas en el sentido de que no vivencia las leyes como motivos, sino que ordena sus actos de acuerdo con sus impulsos.

Para este pensador, al igual que muchos filósofos, la circunstancia determinará nuestras acciones. En su obra hace hincapié en interiorizar en el “Yo” y discernir del mundo, ya que la verdadera libertad la obtenemos al actuar conforme a nuestras convicciones, no a nuestros instintos: es una libertad condicionada a un largo proceso de reflexión de nuestros deseos y nuestra verdadera felicidad, lo cual nos hará acreedores de espíritu libre en la cúspide de nuestra evolución como seres humanos.

Habiendo expuesto lo anterior y previo a un extenuante análisis de este tema, me resulta imperativo recalcar la importancia del autoconocimiento para lograr ser seres humanos libres de ataduras, ya que como San Agustín de Hipona establece, al gozar de libre albedrío, nuestras pasiones e instintos son más asequibles, aunque estas nos lleguen a resultar perniciosas. Ambos autores exponen en sus pensamientos que el resultado de negarnos a los vicios morales alimentará nuestro espíritu, llevándonos a “La felicidad eterna” o “Al último estado evolutivo del hombre”. Por lo cual, si queremos ser una mejor versión de nosotros mismos, debemos de aprender a ser autodisciplinados e identificar cuáles de nuestras acciones corromperán nuestra armonía con nuestra existencia. No debemos de culpar a nuestra realidad o circunstancias de nuestras decisiones, debemos de serle fiel a nuestro espíritu y alimentar el de los demás.

              

Referencias

 

Ama y haz lo que quieras en la pandemia

Por Convocatorias Sin comentarios

Dr. Fernando Sánchez Martínez • Docente de Ciencias Sociales y Humanidades UNIVA

 

El amor en tiempos de pandemia ha tenido aún más complicaciones para su manifestación, para sentirle, para vivirle. Ya que las diversas actitudes hacia los demás que vemos en los noticiarios, no son alentadoras. Ello me lleva a cuestionar ¿qué es el amor?

En este artículo quisiera recuperar las ideas de uno de los grandes filósofos y teólogos, San Agustín, con su frase: Ama y haz lo que quieras.

Es decir, ¿el simple hecho de amar nos da derecho a realizar lo que queramos?

No vayamos tan aprisa, San Agustín, plantea un orden en el amor, donde Dios se encuentra en el centro de todo, por lo tanto, el prójimo. La imagen más clara del amor es Cristo en la cruz. Amar de tal manera implica sacrificio, libertad, voluntad de hacer y buscar el bien del otro, de los otros. Entonces ese amar y hacer lo que se quiera cobra sentido, ya que consistirá en amar a Dios por sobre todas las cosas y buscar la felicidad del prójimo, tratar a los demás como Dios nos ama y considera. Pero ¿de qué manera nos ama Dios? Existen muchos pasajes en la escritura que pueden darnos respuesta, pero uno por excelencia es la parábola del hijo pródigo. Ya que, si Dios así nos procura, como al hijo pródigo, entonces de la misma manera deberíamos tratar a nuestros semejantes. Pero en la actualidad ¿quién es el hijo pródigo? El que roba, estafa, viola, secuestra, engaña… pero, que recapacita y regresa arrepentido a la casa del Padre, el cual no le reclama nada, solo le entrega su amor, su misericordia y perdón, lo acoge de nuevo, porque comprende que ha sufrido mucho en su ser, en su conciencia, en su corazón.

Si viviéramos así, muchos de nuestros problemas personales y sociales no existirían. Al contrario, viviríamos centrados en aliviar los sufrimientos de la humanidad, ya que cuando hacemos caridad, es porque el amor está en nosotros, por lo tanto, debería ser motivo de alegría, ya que hemos experimentado el amor en nuestra vida, le conocemos, por eso somos capaces de manifestarlo de diversas maneras hacia el prójimo, en el cual vemos representado a toda la humanidad, y en esa humanidad está Jesús que es el Amor, al cual “no le importa si el hermano herido es de aquí o de allá. Porque es el amor que rompe las cadenas que nos aíslan y separan… amor que nos permite construir una gran familia donde todos podamos sentirnos en casa. Amor que sabe de compasión y de dignidad” (FT 62). Por eso si amas así, entonces: Ama y haz lo que quieras.

 

Referencias

Francisco (2020). Fratelli Tutti. Recuperado de http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 14 de febrero de 2021.

 

El sentido del sufrimiento

Por Convocatorias Sin comentarios

Emma Urtiz • Pasante de la Licenciatura en Psicología

 

El sufrimiento es un estado que el hombre siempre ha querido evitar, pero parece que mientras más lo evita, más se sumerge en ese estado anímico, entonces, ¿qué sentido tiene evitarlo? Y si me permito sentirlo, ¿qué sentido podría encontrar en el dolor? O, ¿qué tanto dolor estamos dispuestos a sentir?

Viktor Frankl, en su libro “el hombre en busca de sentido” nos dice que todo le puede ser arrebatado al hombre, excepto una cosa, la libertad de elegir con qué actitud se enfrentará a cualquier situación. A pesar de que no puedas cambiar una situación que te produzca dolor, sí puedes elegir la actitud con la que afrontes ese sufrimiento, y esa actitud estará ligada a un sentido, es decir, a un “para qué”. Si tenemos un para qué podremos enfrentar cualquier circunstancia.

Sin embargo, encontrar este sentido es mucho más difícil de lo que aparenta, puesto que muchas veces el dolor nos hace sentir vulnerables y percibimos que la situación nos supera, nos sentimos anestesiados, sin energía para salir adelante. Es por eso que el sentido deberá ser aún más grande y más profundo que el dolor mismo, un sentido que nos permita pasar a través de éste y soportar, pero sobre todo aceptar, todo lo que el dolor conlleva, sabiendo y teniendo en cuenta que ese dolor será un aprendizaje que te permitirá avanzar sólo a través del sentido.

El sentido no es simplemente una meta, sino un camino que le da dirección y propósito a tu vida, por esa razón, el sentido del sufrimiento le da dirección y propósito al sufrimiento mismo, se trata de una genuina aceptación del dolor, lo que se ve reflejado en la actitud que tomamos ante el sufrimiento. De acuerdo con Viktor Frankl (2004) el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando se le encuentra un sentido, y en muchas ocasiones este sentido puede ser el sacrificio (p. 135).

Cada persona enfrenta el dolor a su manera, con las herramientas que haya adquirido durante su crecimiento, pero sin importar la forma en la que enfrentemos este dolor, siempre hay un propósito más allá del sufrimiento, un para qué, que nos mantiene de pie, pero para encontrar y reconocer ese propósito, primero debemos aceptar el dolor y vivirlo con amor, sabiendo que el sentido que le damos a nuestra existencia es más fuerte que cualquier cosa que se nos pueda presentar.

Iusnaturalismo Vs. Iuspositivismo

Por Convocatorias Sin comentarios

Cristina González Martínez • Egresada de la Licenciatura en Filosofía UNADIS

 

Hablar de Iusnaturalismo y de Iuspositivismo, es hablar del esfuerzo del hombre por encontrar la verdad y adherirse a ella en el campo de la conducta y la legalidad, sin embargo, no siempre coinciden los caminos que emprende en su búsqueda, puesto que al momento de la teoría jurídica ambos senderos pueden bien coincidir en algunos aspectos, la dificultad se presenta en la aplicación, toda vez que la normatividad del derecho positivo llega a atropellar en algunos casos los principios de la ley natural.

Se puede definir al iusnaturalismo como la doctrina de acuerdo con la cual existen leyes, que no hayan sido puestas por la voluntad humana y en cuanto tales son anteriores a la formación de cualquier grupo social, reconocibles mediante la búsqueda racional, de las que derivan, como de toda ley moral o jurídica, derechos y deberes que son por el hecho de derivar de una ley natural, derechos y deberes naturales.

Se reconoce expresamente la existencia y validez de la ley natural, de la dignidad de la persona, sin ningún tipo de discriminación por edad, sexo, condición de salud, confesión religiosa o política, en fin, que reconoce la calidad y respeto que merece todo ser humano.

En el Iusnaturalismo existe un derecho imprescriptible a la conservación y protección de la vida, toda vez que se trata de una ley natural no impuesta por ningún orden social, político o jurídico, no genera contradicción racional y está acorde con el pensamiento metafísico que reconoce el carácter óntico de toda persona.

En el caso del Iuspositivismo se trata de una doctrina que no reconoce valor, sino a las normas del derecho positivo que regula la conducta de los miembros de una sociedad, es de tendencia estatal, política o sociológica, rechaza toda metafísica y toda idea de derecho natural. Niega la existencia de una ley natural y así mismo rechaza todo concepto metafísico de la misma.

Desde luego que es útil y necesario para el buen gobierno de los estados, en virtud de proporcionar una serie de normas que vienen a constituirse como el andamiaje sobre el cual se van regulando las relaciones de los diversos grupos sociales de los pueblos, así como la conducta de los individuos.

Desafortunadamente y precisamente por negar todo concepto metafísico y con ello la existencia de la ley natural, hay ocasiones en que la propia normatividad atropella los derechos fundamentales de las personas a pesar de abanderar amplias declaraciones y legislaciones nacionales e internacionales, en torno a los derechos humanos.

Caso concreto puede ser el del derecho a la vida, derecho primigenio sin el cual no sería posible acceder a ningún otro derecho, por la sola condición de pertenecer a la especie humana, toda persona tiene derecho a vivir, sin importar que tenga algún tipo de malformación, algún problema genético o cómo haya sido concebida; este derecho que si bien es cierto que se encuentra consignado en la mayoría de las constituciones, es abiertamente violado por la normatividad o legislación en torno al aborto.

Hay quienes niegan la condición humana del embrión desde el momento de su concepción hasta las doce semanas de gestación, a lo cual es posible contestar que ese ser vivo ha sido fruto de la concepción dada por un gameto humano masculino y un gameto humano femenino, por lo tanto, pertenece a la raza humana, se trata de un ser humano que inicia su vida.

Aun así hay quienes se atreven a negarle su condición de individuo biológico y de persona, pero entonces ¿qué es?, pues una persona es tal desde el momento de su concepción, puesto que de otra manera no lo sería nunca.

Se trata de una individualidad biológica diferente a la del padre o de la madre, se trata de un todo compuesto de partes organizadas y con un centro coordinador que es el genoma humano.

Ciertamente la ciencia determina cuándo inicia la vida de un ser biológico que pertenece a la especie humana y la filosofía cuándo es una persona, sin embargo, la dignidad de una persona es tal y merece respeto desde el momento de su concepción; la dignidad es un valor intrínseco de todo ser humano y por ella ya goza de los derechos humanos fundamentales, por lo que atentar contra su vida es atentar contra el derecho a la vida.

Este es un punto neurálgico de choque entre el Iusnaturalismo y el Iuspositivismo, en virtud de que el primero concede todo derecho a la dignidad de la persona humana y el segundo únicamente le concede los derechos legales de acuerdo con su normatividad jurídica.

En México, por ejemplo, en el Art. 1º de la Constitución se dice:

En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

Párrafo reformado DOF 10-06-2011

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.

Párrafo adicionado DOF 10-06-2011

 Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

Párrafo adicionado DOF 10-06-2011

 

Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Párrafo reformado DOF 04-12-2006, 10-06-2011

Artículo reformado DOF 14-08-2001

 

Sin embargo, está regulado y despenalizado en gran parte de la República y particularmente en la Cd. de México, entre otros casos, el aborto eugenésico y el aborto fruto de una violación.

 Uno de los argumentos que llegan a presentar algunos grupos pro-aborto y con ellos un gran número de legisladores, es que se trata de un derecho de salud reproductiva de la mujer y es sobre su cuerpo tal derecho, a lo que se puede responder, ¿es cuestión de salud el asesinato con premeditación, alevosía y ventaja en contra de un ser humano en gestación? Si se tratara del derecho de la mujer sobre su cuerpo se estaría hablando de mutilación o suicidio, pero no es así.

Sin negar la validez y bondades del Iuspositivismo para el orden y su conservación en la vida de la comunidad social y política, surge la pregunta de, ¿no será suyo un grave defecto el negar la validez y bondades del Iusnaturalismo para la preservación y protección de la dignidad humana en toda legislación?

Una persona desde la concepción posee una dignidad intrínseca y unos derechos fundamentales, aunque sea un cigoto unicelular.

El ser humano debe ser tratado como persona desde el momento de la concepción, ignorarlo conduce a una real y plena deshumanización.

Si el Iuspositivismo no es capaz de proteger a un ser humano desde el principio de su existencia, ¿de qué lo protegerá? ¿De aquello que convenga y vaya de acuerdo con el gobierno en el poder, con los intereses del Estado?

 

Referencias

Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.- (2020) CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Constitución publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero de 1917. TEXTO VIGENTE. Última reforma publicada DOF 08-05-2020. Recuperado de: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1_080520.pdf

Enciclopedia Jurídica. (S/F). Positivismo jurídico. Consultado el 5 de septiembre de 2020 en: http://www.enciclopedia-juridica.com/d/positivismo-jur%C3%ADdico/positivismo-jur%C3%ADdico.htm

Maracone, J., (2005). Hobbes: entre el iusnaturalismo y el iuspositivismo. Andamios vol.1 no.2 México jun. 2005; Consultado el 5 de septiembre de 2020 en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632005000300006

ONU. Aborto y derechos humanos. El deber de los Estados de moderar las restricciones y garantizar el acceso a servicios de salud reproductiva seguros. Consultado el 5 de septiembre de 2020 en:   https://www.reproductiverights.org/sites/crr.civicactions.net/files/documents/BRB-Aborto%20y%20Derechos%20Humanos.pdf

Trejo García, E. (S/F). Legislación Internacional y Derecho Comparado del Aborto. Cámara de Diputados LX Legislatura, Centro de Documentación, Información y Análisis, Dirección de Servicios de Investigación y Análisis, Subdirección de Política Exterior. Consultado el 6 de septiembre de 2020 en: http://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/spe/SPE-ISS-11-07.pdf

Ugarte Godoy, J.J. (2006). El Derecho a La Vida y La Constitución. Revista Chilena de Derecho, vol. 33 Nº 3, pp. 509 – 527. Consultado el 6 de septiembre de 2020 en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372006000300004

Guadalajara, ¿479 años?

Por Convocatorias Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Guadalajara se fundó en 1532 como villa, misma que en 1539 recibió el título de ciudad, de tal modo que como fundación cumple 489 años, de ser ciudad 482, 479 años de haberse trasladado al sitio que, hasta el presente ocupa, y 461 de ser capital, suceso ocurrido en 1560.

Es extraño que se haya decidido celebrar la fundación a partir de 1542, pero así se ha hecho   por lo menos desde el IV centenario, ocasión que llevó, adicionalmente, a fijar como fecha el 14 de febrero, fecha desde luego simbólica, pues no tenemos el acta correspondiente que justifique ese día o señale otro.

Ciertamente lo más importante que sucedió a esta ciudad fue convertirse en capital, pues eso definió su futuro y le otorgó las condiciones y los recursos correspondientes para constituirse primero en una joya virreinal, y después, en la segunda ciudad del México independiente. En efecto, al no estar asentada sobre ricos minerales, ni en las grandes rutas comerciales, fue el ejercicio de la administración, propia de las capitales, lo que favoreció su crecimiento, pues Guadalajara pasó entonces a gobernar todo el territorio norte de la Nueva España, excepto Nuevo México, administrado por la Audiencia homónima.

No hemos hecho suficiente investigación sobre los casi trescientos años que Guadalajara fue parte del virreinato, conocemos más de los últimos doscientos años en que nuestra ciudad se convirtió en capital del Estado de Jalisco, y de este periodo sabemos que los grandes frutos obtenidos se debieron fundamentalmente a dos factores: la gente que trabaja y la empresa cualquiera sea su tamaño, la escolarización masiva vino cien años después, luego de la revolución, mientras que el carácter y la cultura de los tapatíos se ha mantenido siempre.

En contra Guadalajara tuvo las guerras epidémicas que desde 1810 y hasta 1929 la asolaron una y otra vez, sea por la violencia de los partidos políticos, sea por las bandas delincuenciales, que solamente Ramón Corona y Porfirio Díaz pudieron aplacar, de esta suerte, mientras la gente trabajadora construía la ciudad, muchos políticos y no pocos delincuentes, la frenaban y destruían.

En estos últimos años, la ciudad enfrentó un cáncer que se creía superado: que el partido en el gobierno excluya y margine a quienes no votaron por ellos y solamente promueva a sus simpatizantes, con el dinero que sin embargo es de todos, un retroceso al tribalismo caníbal de los peores años, cuando la politiquería partidista cejaba a los mejores y proyectaba a los peores, siempre y cuando le fuesen fieles.

Lo penoso es que frecuentemente quienes se prestan a este juego sucio son precisamente quienes menos pueden aportar a la construcción de la ciudad y del estado, quedando así la administración púbica en manos de los “leales”, no de los capaces, en manos de los que siempre aplauden y halagan, no de los que analizan y ejercen el irremplazable servicio de una crítica fundada. Recordemos que el inicio de la ruina del imperio ruso suelen ubicarla en el gobierno del Zar Nicolás I, cuya divisa era “no quiero asesores inteligentes, quiero asesores leales”, frase explicable en quién no deseaba tanto servir a la comunidad sino conservarse en el poder.

 

Publicado en El Informador del domingo 14 de febrero de 2021

La cárcel, escuela de vida y aprendizaje

Por Convocatorias Sin comentarios

Yara Martínez González • Jefa de Prensa del Arzobispado de Guadalajara

 

Carmen Lara fue sentenciada a 23 años por el delito de secuestro. A 20 años de estar recluida ya terminó la secundaria, la preparatoria, estudia la Licenciatura en Derecho y aprendió varios oficios.

Como su historia existen muchas en nuestro país. Carmen Lara es sólo una, de la gran población de internas que se encuentran recluidas en el Centro de Reinserción Femenil de Puente Grande, que cumple una condena por haber estado con la persona equivocada, en el lugar equivocado.

 La pelea con DIOS

Juzgada por el delito de secuestro recuerda, al paso del tiempo, el día que le leyeron su sentencia, 50 años eran los que estaría alejada de sus cuatro hijos, que en ese momento eran tan solo unos niños. Aunque hubo momentos en que perdió la fe, se dice agradecida con Dios porque tras una apelación, su condena fue reducida a 23 años, de los cuales le faltan tres por cumplir. También agradece por la segunda oportunidad que Dios le dio, tras haber sido diagnosticada con cáncer, a ocho años de haber sido recluida, enfermedad de la que hoy se encuentra curada.

“La primera sentencia que me habían dado era de 50 años y se me hacía increíble; se me cerró el mundo, me privé, no puedo explicar porque, a lo mejor, cada una lo sentimos de diferente manera, pero yo lloré, grité y renegué por muchos años de lo que me estaba pasando (…) Sí renegué de Dios, de mí, de la vida, de los jueces, de la justicia, perdí la fe en todo. Hubo momentos muy duros, como cuando fui diagnosticada con cáncer en el cuello de la matriz. Yo quería matarme, pero afortunadamente aquí hay cursos de psicología y te ayudan. Eso fue hace doce años. La vida te da oportunidades y hay que aprovecharlas aunque estés detenida… para mí fue una prueba de vida”.

Difícil sobrellevar la soledad

Aunque comparte dormitorio con doce de sus compañeras, el sentimiento de soledad y de desconfianza nunca la ha abandonado.

Su familia vive en Sinaloa, y solo la visitan “si se puede”, una vez al año, sin embargo, aunque es motivo de tristeza, Carmen todos los días encuentra razones para sonreír por medio de las diferentes actividades que ha aprendido en el centro de reinserción.

A lo largo de dos décadas ya terminó la secundaria, la preparatoria y hoy estudia la Licenciatura en Derecho. También sabe bordar, confeccionar bolsas, que le generan un sustento económico para su familia, y hasta participa en el ballet folclórico y el grupo de teatro que ha formado con quienes atraviesan por su misma situación.

Replantearse la existencia

“Aquí tienes mucho tiempo para pensar lo que quieres hacer de tu vida, y aunque pasen muchos años, nunca te acostumbras. Yo siempre trato de mantenerme ocupada con todo lo que he aprendido aquí, pero lo más importante y que me llevo de esta experiencia es no volver a confiar en nadie. Primero estoy yo y mi familia”.

Faltan tres años para que recupere su libertad, y la inseguridad y la violencia en contra de las mujeres, de la que se ha enterado por la radio, invaden sus pensamientos, al igual que el miedo a enfrentarse a un mundo desconocido, en donde quienes han estado recluidas aún suelen ser etiquetadas como delincuentes o malas personas. A ellas, Carmen les recuerda que “todos somos seres humanos y todos podemos, por alguna circunstancia, caer en este lugar, pero eso no quiere decir que seamos malas personas. Cometimos un error y aprendimos de él”.

“Hay muchas compañeras mías, que igual que yo, por querer a un hombre, por amar, por ser su pareja, por acompañarlos, por apoyarlos están aquí, y ellos te dejan sola, te abandonan, porque ellos salieron y aquí te dejaron”.

Carmen Lara

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 8 de marzo de 2020. Trabajo ganador del Premio Jalisco de Periodismo, en la categoría de entrevista.

Fragmento de lo inefable

Por Convocatorias Sin comentarios

Mtro. Miguel Camarena Agudo • Encargado de Corrección y Estilo del Sistema UNIVA

 

 

Nuestro tema está

cantado con arena, espuma y aves del amanecer

Nuestro tema está

listo para ser brisa de las alas migratorias

Nuestro tema es para ver llover…

Silvio Rodríguez

 

En la Facultad de Filosofía una de las primeras cosas que escuché fue que debíamos apropiarnos de conceptos e interpretar el mundo a través de éstos. Pero, los conceptos suelen ser jaulas en la cuales aprisionamos realidades cuya naturaleza es escurridiza. Hay cosas o experiencias que nos suceden que escapan a cualquier nomenclatura. Y esto se debe quizá, al permanente movimiento en que la vida, nuestra vida, se mantiene. Desde luego, no tenemos escapatoria a la hora de querer hablar de algo o alguien.

Muy a pesar de que nuestro lenguaje determina la forma en que nos referimos del mundo, tenemos intuiciones. Una forma no mediatizada de conocer y fuera de cualquier conceptualización o verbalización posible. Es la captación pura del instante, de lo sui generis, de lo irrepetible, de lo indefinible.

No sé si la intuición vaya de la mano de una capacidad que bien podríamos intentar nombrar como “hipersensibilidad”, con la cual se nace por defecto o maldición. Sea cual sea el origen y las connotaciones, ésta nos permite captar matices, texturas, formas; singulares. Más allá de la rudimentaria percepción.

Hablando del amor o más en específico, del ser amado, Roland Barthes hace referencia, precisamente, de esa incapacidad de poder definir o conceptualizarlo, a este lo nombra como “átopos”: lo original, lo incesantemente imprevisible. El reconocimiento del otro, como único, es lo que lo hace inclasificable. La aprehensión de su originalidad produce un sinfín de inéditos en la relación, que transforma constantemente a los involucrados.

El amor, por su parte, es algo vivo en constante movimiento y cambio, irreductible a una palabra o etiqueta prefabricada. Como bien lo dice Barthes, leemos en el cuerpo del otro nuestra verdad. El asombro se produce recurrentemente en el transcurso del tiempo compartido; satisfaciendo nuestro deseo y engendrando a la vez más deseo. El amor no se detiene, porque devora al tiempo y cada momento se convierte en un fragmento de eternidad. A diferencia de lo contrario que es lo estático, es decir, la muerte.

El amor puede llegar a ser un impulso vital, un ímpetu desmesurado de concupiscencia y voluptuosidad, un páramo donde habita la felicidad, una alborada de intimidad, un refugio para un corazón perdido, una brújula para ir de viaje, una inefable intuición, un huésped en tus ojos.