Jesús, luz del mundo, ilumine su jornada, comunidad UNIVA. Nos encontramos ya en la quinta semana de Cuaresma, un tiempo en el que vemos cómo Jesús entra en un conflicto cada vez más abierto con las autoridades de su época. Sus afirmaciones —“Yo Soy”— hacen referencia a su condición divina. En esta ocasión, Jesús se manifiesta como la luz del mundo.
Si comparáramos nuestra vida con un viaje, con un punto de partida y un destino, donde nuestras decisiones marcaran la dirección que tomamos, nos daríamos cuenta de lo difícil que puede ser ver con claridad el final del camino. A menudo enfrentamos situaciones en las que no es fácil discernir cuál es la mejor decisión. Y si no tenemos claro de dónde venimos ni hacia dónde vamos, la incertidumbre es aún mayor.
Jesús se presenta como esa luz que ilumina nuestro camino, como el sol que, al brillar, nos permite ver con mayor claridad nuestro destino. Esa luz nos ayuda a tomar decisiones con mayor certeza, guiándonos hacia la meta que da sentido a nuestra vida. Él es quien disipa el misterio que somos cada uno de nosotros. En Jesús se revela tanto nuestro origen como nuestro destino: la vida bienaventurada.
