Jesús se despide de sus discípulos, pero con la promesa de enviar al Espíritu Santo, es decir, jamás nos dejará solos, es conveniente su partida para que entendamos que incluso en las pequeñas cosas Dios está presente.
Hoy te invito a que medites en esos momentos en que te has sentido solo, que parece que Dios no está ahí. Pero más que no estar en esos momentos en los que lo necesitas, te pregunto: ¿alguna vez te dejaste encontrar por Dios en esos momentos insignificantes? No corras el riesgo de quedarte solo con una mirada pesimista de la realidad, encuentra en Dios incluso en esos momentos difíciles.
Jamás estás solo, Dios está contigo, prepárate para que, en esta solemnidad del Pentecostés, recuperes esa conciencia de la presencia de Dios en tu vida, te sorprenderás de la vida maravillosa que te regala todos los días.
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra. Amén.