Jesús actúa aun cuando el que recibe de Dios la gracia no sabe que es Él. Esto le paso al enfermo que esperaba en la piscina de Betesdá, Jesús se acercó para curarlo, pero antes de hacerlo no se presentó, solo lo hizo y desapareció entre la gente (Jn 5, 1-16).
En nuestra vida hemos recibido gracias de parte de Dios, algunas de ellas de manera inconsciente, pero que han marcado nuestra historia de vida, hoy te invito a acercarte al templo como este hombre que fue curado por Jesús. Ahí fue donde se encontró a Jesús y supo que era él.
Cuando nos acercamos a los sacramentos, podemos experimentar la gracia de Dios conscientes de que ha sido Jesús, y al encontrarnos con Él perdonando los pecados, partiendo el pan, ungiendo a los enfermos, confirmando la fe de los jóvenes, podremos reconocer de manera mas sencilla los pequeños momentos de gracia en nuestra vida que han pasado desapercibidos.
Dios siempre sale a nuestro encuentro cuando pecamos, y nos hace la siguiente invitación: «Mira, ya quedaste sano. No peques más, no sea que te vaya a suceder algo peor».