La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena.
Buen día para todos, querida comunidad, vamos llegando a la mitad de la semana y, por lo tanto, les invito a hacer una pequeña pausa para descubrir el mensaje que Dios tiene en este café para nuestra vida. Hoy nos pone Jesús la imagen de la casa edificada sobre roca y sobre arena, la primera, bien construida, se sostiene ante la presencia de una tormenta, la segunda se derrumba. Se entiende que la casa somos nosotros y que la roca son los valores y actitudes que nos hacen ser fuertes de voluntad, que nos hacen ser resilientes y soportar las tragedias personales. Pero Jesús va más allá. Dice al inicio del evangelio: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos”. Por lo tanto, más propiamente la roca sobre la que se cimienta la casa firme son las obras buenas, y toda obra es buena si es la voluntad de Dios. Y tiene que ver con la aplicación primera: una persona es endeble cuando quiere que se cumplan sus caprichos, pero es fuerte cuando renuncia a uno mismo, obedece y cumple la voluntad de Dios. Hoy pensemos: ¿Qué me está pidiendo Dios en mi vida? Y llevémoslo a la práctica, pongamos roca al cimiento de nuestra vida.
¡Feliz miércoles!