No he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud.
Un placer saludarlos en esta mañana de miércoles. Deseo que disfruten su día de trabajo y que mejor que tomándose un café con Dios. Hoy dice el Señor Jesús que no viene a abolir la ley, y quien cumpla el más pequeño de los mandamientos será grande en el reino de los cielos. Amigos, en el cumplimiento del deber Jesús no pone atajos, pero sí trae consigo la plenitud del amor. Le pasa, por ejemplo, al estudiante que tiene que estudiar para sacar una buena nota en el examen, lo cual es incómodo y no deseable; pero una vez conseguido el cien, viene la alegría. Pues en Jesús, la novedad es que trae la plenitud no solo en el resultado, sino también en el proceso. La plenitud de Jesús consiste, no, en suprimir el deber, sino en que, con la ayuda de su gracia, realizamos el deber con esperanza y amor. Pidamos al Señor la plenitud de la vida, así evitaremos la amargura y experimentaremos con esperanza y amor el cumplimiento de nuestros deberes.
¡Buen miércoles para todos!