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DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 11, 42 – 46

“¡Ay de ustedes, fariseos! ¡Ay de ustedes también, doctores de la ley!” 

 ¡Dios bendiga su jornada comunidad UNIVA! En tiempos de Jesús, muchas personas median su vinculación con Dios a través del cumplimiento estricto de la Ley. Los fariseos y los doctores de la ley eran precisamente quienes enseñaban una fidelidad estricta. Si bien la Ley ha de cumplirse, esta visión corre el riesgo de convertir la religión en un sistema moralista, que puede terminar por deformar la visión que tenemos de Dios y nos dificulta relacionarnos con Él.  

Pues lo que salva no es la Ley en sí misma, sino el fundamento de la Ley: el amor. Muchas personas aprendieron así la fe cristiana, más como un conjunto de leyes y preceptos, y no como una forma de relacionarse con un Dios amoroso y providente. No es el cumplimiento de las normas lo que me hace merecedor del amor de Dios, sino que es el vínculo de amor con Dios el que como consecuencia me hace cumplir la Ley.  

Jesús nos invita hoy a hacer un examen de conciencia y reflexionar: ¿Cómo vivo el cumplimiento de mis deberes religiosos? ¿Es una carga moral para cumplir, o los vivo desde una relación de amor con Dios? ¿Las prácticas religiosas que tengo fomentan y fortalecen este vínculo?