
Leslie Becerril Serna · Docente Investigador
La popularidad de los vapeadores o cigarrillos electrónicos ha sido masiva, con un crecimiento exponencial en los últimos años y una amplia variedad de productos en el mercado. Gracias a su difusión en redes sociales y la modernidad de los medios publicitarios, el vapeo se ha consolidado como una moda destacada y símbolo de estatus entre los jóvenes, ampliando su uso a un sector que incluye incluso a menores de edad, independientemente de su estatus socioeconómico, debido a la accesibilidad de estos dispositivos.
Existen diferentes tipos de vapeadores: cigarrillos electrónicos desechables, compactos y de un solo uso; pods, que son dispositivos pequeños y recargables con cartuchos intercambiables; y mods, o vapes avanzados, que son más grandes y personalizables. Sin embargo, su popularidad no los exime de los riesgos que representan para la salud.
¿Por qué prohibir los vapeadores?
Aunque algunos los consideran menos dañinos que los cigarrillos tradicionales, el uso de los vapeadores plantea preocupaciones de salud pública, así como en el marco regulatorio del control del tabaco y productos alternativos. Entre las principales razones para su prohibición se encuentran los riesgos de que estos dispositivos puedan contener sustancias nocivas, como metales pesados (plomo, níquel, estaño), anticongelantes (propilenglicol, etilenglicol), nitrosaminas (agentes carcinógenos), diacetilo (relacionado con enfermedades pulmonares graves) y acetato de vitamina E (que puede causar enfermedades respiratorias agudas).
Estos productos sin duda causan daños en los pulmones, el corazón, el cerebro, los riñones y el hígado, además de aumentar el riesgo de cáncer pulmonar, tumores en la piel, intestinos y cambios en la vejiga. También preocupa su uso creciente entre adolescentes y jóvenes, quienes se sienten atraídos por los sabores y la percepción de que son inofensivos.
Aunque no existe un período exacto de tiempo para que se presenten daños graves, el consumo constante durante meses o años aumenta significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias. Además, este riesgo puede depender de la susceptibilidad y salud individual de cada persona.
Aparte de los daños a la salud, debemos considerar el impacto ambiental que los vapeadores generan. Estos dispositivos están fabricados con materiales no biodegradables, como plásticos, metales y componentes electrónicos, cuya extracción y fabricación contribuyen a la emisión de carbono y contaminación. La producción de dispositivos electrónicos requiere grandes cantidades de energía, lo que suma a la huella de carbono.
Muchas partes de los vapeadores, como baterías de litio y circuitos, no son reutilizables, clasificándolos como residuos electrónicos. Si no se gestionan correctamente, estos residuos pueden liberar metales pesados y sustancias tóxicas en el suelo y el agua, dañando los ecosistemas. Además, los dispositivos desechables y los cartuchos de líquidos están hechos de plástico, material que puede tardar cientos de años en descomponerse.
Los líquidos para vapear, aunque menos dañinos que los cigarrillos tradicionales en términos de emisiones, contienen compuestos químicos como el propilenglicol, que puede ser tóxico si se libera en grandes cantidades al medio ambiente. Los líquidos derramados durante el desecho también pueden contaminar el agua y el suelo.
En cuanto al consumo energético, los vapes dependen de baterías de litio que requieren recargas constantes. Aunque la energía consumida es relativamente baja, la acumulación de millones de dispositivos puede aumentar la demanda energética global. Además, los plásticos y otros materiales pequeños de los vapeadores pueden descomponerse en microplásticos, que terminan en los océanos y afectan la vida marina.
Los cartuchos y dispositivos desechables a menudo terminan como basura en las calles, playas o parques, lo que daña la fauna que puede ingerirlos accidentalmente.
Estrategias de las tabacaleras
Cabe señalar que muchas compañías que comercializan vapeadores son filiales de grandes tabacaleras que buscan mantener su mercado ante la disminución del consumo de cigarrillos tradicionales. Esta relación ha generado desconfianza en las políticas que promueven a los vapeadores como una alternativa «más saludable».
Además, muchos vapeadores disponibles en el mercado mexicano son de origen ilícito o no cumplen con estándares de calidad, lo que incrementa los riesgos para los consumidores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre sus posibles peligros. México, alineado con recomendaciones internacionales, ha optado por aplicar el principio precautorio y restringir su comercialización. La Ley General para el Control del Tabaco prohíbe la comercialización, distribución y promoción de productos que imiten el acto de fumar, como los vapeadores y cigarrillos electrónicos.
Controversia sobre la prohibición
La prohibición de los vapes ha generado controversia. Por un lado, algunos argumentan que podría empujar a los usuarios hacia el mercado negro. Por otro lado, hay quienes consideran que los vapeadores podrían ser herramientas útiles para dejar de fumar, siempre y cuando se regulen adecuadamente.
En México, la venta de estos productos está prohibida. Dependiendo del estado, no existen multas específicas solo por vapear en público, sino que las sanciones se enfocan principalmente en la venta, promoción y distribución de productos de tabaco y cigarrillos electrónicos. Las multas por la venta ilegal de vapes pueden alcanzar hasta $20,000 a $30,000 pesos mexicanos, dependiendo de la gravedad de la infracción. En cuanto al uso en espacios públicos cerrados, si un vapeador utiliza su dispositivo en un área donde está prohibido fumar, puede ser sancionado como si estuviera fumando un cigarro tradicional, con multas que generalmente oscilan entre $1,000 y $2,000 pesos.
Conclusión
México busca proteger la salud pública y evitar un aumento en el uso de estos dispositivos, especialmente entre la población joven, en un contexto donde aún no hay suficiente evidencia científica que respalde su inocuidad.
“Tu salud vale más que una nube de vapor; dejar el vapeador hoy es invertir en un futuro libre de adicciones y riesgos”.