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Armando González Escoto · Dirección de Publicaciones, Corporativo UNIVA

 

La historia de México inicia con una famosa “conjura”, la de la Profesa, seguida de una interminable hilera de “planes”, seguidos de una correspondiente fila de guerras, asonadas, golpes de Estado, o subidas y bajadas de precandidatos, ya en tiempos más civilizados.

Según el diccionario de la lengua, conjura es un “Acuerdo secreto contra algo o alguien, especialmente contra el Estado o el soberano”. La definición nos pinta de cuerpo entero, justo en este momento en que las conjuras se han desatado por todo el territorio nacional. Pareciera como si todos los sectores de la sociedad sintieran la necesidad de conjurarse y de buscar el apoyo y la participación de los demás, precisamente para ir en contra de algo o de alguien. De algo que puede ser la 4T, o de alguien que puede ser cualquiera de los incontables candidatos a ocupar puestos de elección popular.

La alianza por México o el frente amplio o el estrecho han dado la nota en estos últimos días por el “bajadero” de participantes, mismos que no habían advertido que estaban siendo parte de una conjura que surgió de otra conjura de la cual no tenían noticia, pero luego se dieron cuenta y por lo mismo decidieron no seguir jugando limpio cuando ya todo estaba demasiado sucio, como bien cabía esperar tratándose de los grupos de que se trata. A nadie le gusta ser usado de comparsa, sobre todo si no se lo dicen, que ya sobre aviso no hay engaño, pero justo lo que caracteriza a las conjuras es el secretismo con que todo se hace, así que avisar o aclarar no es parte de sus acciones.

Los sectores privados andan haciendo su propia conjura, y también los presidentes de los partidos, y los funcionarios públicos, y los medios de comunicación, y cuantos tienen o creen tener influencia real sobre la población, y se suceden las reuniones y los encuentros ultra secretos, apoyados, financiados u hospedados por personas o grupos anhelantes o resentidos, y el desorden que se observa va en crecimiento ante una próxima elección que se adivina en extremo turbulenta.

El sector delictivo del país debe estar haciendo lo propio, para comenzar, por los vacíos de poder que dejan tantos funcionarios en pre pre campaña, y las oportunidades que esa situación ofrece al crimen organizado, pero también como previsión del futuro inminente, dadas las vinculaciones que dicen, existen entre estas personas y los funcionarios de los Tres Poderes y de los tres niveles.

Nuestra historia ha sido también una historia de “gritos” como el de Dolores, e innumerables lemas, el menos citado pero el más recurrente: “Ahora es cuando”, o su versión más radical: “Ahora o nunca”, con su traducción más coloquial: “el hambre es canija”, sea hambre de pan, de poder o de protagonismo.

Al margen de conjuras, planes, gritos y lemas, hay que recordar que uno de los deportes favoritos del género humano ha sido el de meter zancadilla, jugada esta que tiene expertos en todos los partidos políticos, en la función pública, en no pocos grupos empresariales, y casi dondequiera que huela a poder y dinero, de ahí que, si bien uno se fija, en el club de los dirigentes abundan los que traen moretes en la espinilla, y punteras en los zapatos.

Nos queda la impresión de que el juego limpio es una completa utopía, y esta impresión, para nada gratuita, puede matar cualquier idealismo.

 

 

Publicado en El Informador del domingo 9 de julio de 2023

Comunicación Sistema UNIVA

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