José Alejandro Domínguez Islas · Encargado de Alumni, UNIVA Guadalajara
Spider-man: Across the Spider-verse (2023) me parece una película brillante en muchos sentidos. El más destacado para el público, el aspecto visual y el uso de la animación para dar una identidad única a los distintos personajes, junto al universo del que provienen. Sin embargo, para mí eso tendría que ir en segundo plano.
Si algo caracterizó a Spider-man: Into the Spider-verse (2018), no solo fue el estilo de animación que se alejaba de las convenciones que proponía Pixar, Dreamworks o cualquier otro estudio estadounidense, sino el reimaginar la historia del arácnido, tomando a Miles Morales como protagonista, posicionándolo en la cultura popular como, en mi opinión, el Spider-man de una nueva generación.
La secuela apuntaba para replicar el éxito, el cual en términos generales obtiene. Desde el apartado visual, usando distintas técnicas, escenarios y la manera en que por muchos momentos la película te hace sentir como si estuvieras leyendo un cómic, pasando de una viñeta a otra. Mismas virtudes que en su predecesora, aquí se maximiza.
La historia presenta nuevos conflictos, desde familiares, hasta sobre los sacrificios que conllevan portar la máscara. Temas que no se habían abordado en las anteriores películas del trepa-muros, aquí encuentran una luz, gracias al recurso del multiverso, en el que Miles está en constante comparación de sus demás variantes.
Se planteaban personajes, problemáticas que desarrollarían al protagonista hacia su destino, uno que parece estar escrito, pero hará todo lo posible por probar que a su propio estilo puede cambiar su historia. El tema es que eso no llegó. Todo lo planteado no tiene una resolución.
Dejaría en una excepción a Gwen Stacy, quien inicia la película con la relación turbulenta que tiene con su padre y esa historia concluye con solo 4 o 5 escenas a lo largo de la cinta, beneficiándose de los colores de acuarelas que invaden visualmente su universo para representar sus emociones.
Sin embargo, con los demás personajes su arco de crecimiento parece inexistente, y no porque no hayan planteado temas muy interesantes para desarrollar, sino porque técnicamente estamos viendo una película incompleta, esta gran historia del multiverso que se desarrolla en esta producción, siendo la parte uno, y su segunda parte próxima a estrenar en marzo de 2024, Spider-man: Beyond the Spider-verse (2024).
Se siente el amor y entrega en estos capítulos finales de la saga de Miles Morales, pero esa dedicación no salva del todo una historia incompleta, que tiene al espectador únicamente a la espera de algo más que aquí no llega. En teoría, el siguiente año tendremos la resolución, pero ¿qué pasa si no? Como audiencias, nos hemos acostumbrado a que todo sea universos cinematográficos, secuelas y tenemos la confianza en que todo forma parte de algo más grande, no importa si la historia tiene más referencias que coherencia o si la justificación es que es una primera parte, más que tener una construcción sólida y autoconclusiva.
La persona con la que fui a ver la película por segunda vez me daba la explicación que hacían todo esto por marketing, a lo que yo le comenté, es que entonces parece más un comercial, no una película. Emociónate ahorita, no te vamos a dar resolución de casi nada de lo que planteamos, pero te esperamos en un año para que vuelvas a emocionarte por nuestra marca.
El cine es negocio, nunca se nos debe olvidar, aún aquel blockbuster o película de estudio que queremos mucho, siempre tuvo intenciones desde su concepción que había que recuperar la inversión y generar ingresos. Spider-man: Into the Spider-verse (2018) no fue la excepción, hablamos de uno de los superhéroes más populares en todo el mundo, sin embargo, aún teniendo a múltiples versiones del personaje, aliados y villanos, la película brillaba de una manera en que todo lo planteado se resolvía y que en lo personal, lo considero uno de mis guiones favoritos y de los más sólidos que he presenciado en pantalla grande.
Ver Spider-man: Across the Spider-verse es una experiencia que busco repetir, es innegable pensar que no logra ser una película emocionante, con colores vibrantes y un humor que funcionaba a la perfección, así como también es innegable que termina abandonando el pilar que hizo grandiosa a su antecesora y poniéndose más al servicio de ser un espectáculo que una construcción sólida.
