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El debate de los libros de texto

Mtro. Francisco Meza Estrada · Especialista en Ciencias Políticas y Administración Pública, UNIVA León

 

Uno de los temas álgidos de la agenda pública son los libros de texto de la SEP. No es el único, pero es el que más ha escalado recientemente en los medios de comunicación y en las redes sociales.

Como casi todo, en el presente gobierno del presidente López Obrador, se discute acaloradamente, porque ellos buscan marcar una clara diferencia con las administraciones anteriores y porque la oposición trata de demostrar que los cambios han resultado peores. Las dos posiciones se radicalizan y llegan a extremos indefendibles.

El caso de los libros de texto no es la excepción. Le proponemos retomar el tema desde el ángulo de la comunicación política y como política pública para hacernos de nuestra propia opinión y evitar caer en los extremos que han venido apareciendo. Una observación importante, no entraremos al contenido de los libros de texto porque seguramente eso nos llevará a otra revisión.

 

Reservar información

El primer inconveniente provino del gobierno federal al reservar la información de los libros de texto.

Se entiende que cada gobierno le imprima su sello propio a cada una de sus políticas públicas; sin embargo, el reservar la información busca tomar ventaja o imponer una decisión. En el caso de los libros de texto, el haber permitido conocerlos previamente habría ayudado a corregir errores e identificar los temas más controvertidos.

Ahora que están impresos se vuelve una decisión materializada que provocará una lucha de vencidas en el litigio y en los medios de comunicación.

 

Educación en México

De por sí, el tema de la educación en México es muy controvertido por muchos aspectos como: el contenido, el papel del Estado, la relevancia del magisterio, el rezago educativo o la función de los padres de familia.

El gobierno del presidente Andrés Manuel en el tema educativo había echado para atrás la reforma educativa de 2013, se había pronunciado por reivindicar a los maestros y había presentado la Nueva Escuela Mexicana como la nueva propuesta pedagógica que busca alcanzar la equidad y la excelencia educativa.

En este contexto es donde aparecen los nuevos libros de texto, pero como señala el periodista Javier Solorzano: “La educación es un proceso de responsabilidad colectiva que define el futuro del país, no sólo es el futuro de cómo lo quieren ver quienes gobiernan, porque tarde o temprano acabarán por irse”.

De esta manera, lo mucho o poco que se propuso mejorar en educación, el presidente quedará reducido a los libros de texto. Todo parece indicar que fue un mal cálculo político.

 

Intervención técnico-racional

En toda política pública existe una intervención técnico-racional y un proceso político.  En el primero, hacemos referencia al análisis costo-beneficio o costo-efectividad y en el caso de los libros de texto se esperaría la intervención de un grupo de expertos en todas las áreas del conocimiento que avalen los nuevos contenidos.

En este aspecto, la presidencia se quedó corta para un proyecto que abarcaba toda la educación básica con los problemas que ha venido arrastrando de desempeño. Por muy difícil que hubiera parecido podría haber reunido un grupo de académicos reconocidos por la sociedad.

En cambio, dejó el peso de todo el proyecto en manos de Marx Arriaga que cumple más con un perfil político que técnico-racional. Sus propias declaraciones resultan un enredo para el gobierno federal más que una salida ante los cuestionamientos.

Ahora que ya se tiene acceso a los libros de texto, no faltarán las observaciones completas y correctamente presentadas por colectivos de científicos y académicos que permitirá considerar si fue más el costo o el beneficio.

 

Proceso político

También la presidencia se olvidó del proceso político o lo implementó de acuerdo a sus criterios. Después de la decisión de una política pública viene una pugna de intereses entre diferentes actores y en el tema educativo son muchos. Podemos hablar de los maestros, los sindicatos de maestros, los padres de familia, organizaciones civiles y partidos políticos. De esta breve lista de actores, ¿a cuántos consideró la presidencia en el proceso político?

Si el presidente solamente pensó que cuenta con la mayoría o con el respaldo amplio de la ciudadanía para imponer una decisión, podría considerarse una victoria de corto plazo o en el peor de los casos, un error que le acarreará un costo político.

Por otra parte, también la oposición se termina por llevar a la exageración los errores de los libros de texto. El ejemplo de esta situación lo fue la editorial del noticiero nocturno de TV Azteca con Javier Alatorre y que se volvió viral en redes sociales acusando de comunismo a los nuevos textos.

El presidente confía mucho en su capacidad política y en su capital político, pero también se podría convertir en su talón de Aquiles si es intransigente con la oposición o con los que tienen ideas políticas diferentes.

Con todo lo anterior, podemos identificar errores de la presidencia en comunicación política y de política pública que le han traído un intenso debate en un tema tan importante como es la educación. En ese aspecto, ha desaprovechado su mayoría en el Congreso y el respaldo de los docentes para implementar mejoras sustantivas a la educación.

Sobre el contenido de los libros, irán apareciendo las observaciones. Algunas apropiadamente señaladas y otras manipuladas, pero propiciadas por el manejo inadecuado de la comunicación y de la decisión de la política pública.

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