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¿Dónde quedaron las sorpresas?

Por 22 septiembre, 2023Líderes Universitarios

Ximena Hidalgo Meléndez · Estudiante de Preparatoria, UNIVA Guadalajara

 

Tengo la teoría de que cuando te conviertes en un adolescente, el mundo comienza a ignorarte al instante.

Los cumpleaños se transforman en días normales, la emoción que antes sentías por la mañana se transforma en la realización de que estás a un año más de tener 18 y la felicidad de cumplir años ahora es un sentimiento de monotonía; las muñecas, los videojuegos, los carritos y las casitas se convierten en: Ay, ustedes adolescentes son muy difíciles, mejor toma, mija, doscientos pesos para que te compres lo que quieras.

La pregunta comienza a rondar en tu cabeza, ¿Dónde quedaron las sorpresas? A dónde se fue la incertidumbre de abrir los regalos y descubrir que ese juguete que estabas deseando desde el inicio del año estaba ahí.

El día del niño es un día más, antes los dulces no faltaban, las flores estaban y los regalos quedaban sin abrir porque el cansancio te vencía. Y ahora el día del estudiante no es celebrado de la misma manera que antes, las felicitaciones se esfumaron y ya no hay dulces por comer.

Comienzas a extrañar la adrenalina de levantarte antes que todos en la mañana de Navidad para poder ver alrededor del árbol, despertar a toda la casa para al fin poder abrir los regalos, la felicidad que se sentía al romper el papel de envoltura, la ilusión al imaginarse a Santa dejándolos ahí; sintiendo ganas de llorar en vez de reír en el día que más te gustaba del año…

Te das cuenta de que las personas no son infinitas, que tu familia no va a estar para toda la vida y por más que quieras, no todos los amigos son para siempre; regresas a esas fotos que alguna vez subiste y te ves a ti mismo riendo y siendo feliz, sintiendo nostalgia al pensar que un día ellos estuvieron aunque tú estuvieras destrozada, pero no pudieron ver lo mal que estabas cuando en realidad lo necesitabas, caes en la realidad… no todos los para siempre cumplen su final.

Sientes la presión del mundo en tus hombros.

Vivir, estudiar, disfrutar, amor propio, relaciones, trabajo… Pierdes el norte y parece demasiado difícil volver a encontrarlo. El cansancio te gana, y por más que quieras descansar, el mundo sigue girando, y sientes que pierdes tiempo, la ansiedad corre por tus venas, y te da miedo que la monotonía alcance tus pies.

Encuentras inusual la paz dentro de ti, ya que las voces interiores nunca callan, tus demonios internos pelean por salir y tu niño interior lucha para que se mantengan tranquilos.

Extrañas el no sentir que necesitas validación académica para seguir siendo tú, encuentras amor en el arte y nostalgia en ti. Te das cuenta de que la vida cambia, y la añoranza se mantiene a tu lado para observar los recuerdos y dejar a la vida pasar por el otro lado.

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