El evangelio de este día nos narra de qué manera Jesús recuerda a sus seguidores que deben perseverar en la fe. Se observa eso en el hecho de que se cuenta cuando llegó a donde se encontraba un grupo de personas. Había un enfermo que no se curaba y Él lo hizo. Y les ha dicho a sus discípulos que ellos no han podido expulsarlo no por falta de fe, sino porque además era necesario orar.
Es precisamente la creencia y la oración lo que nos invita Jesús a que nos comprometamos. Y que esos actos verdaderamente sean genuinos. Al final de todo, debemos recordar que Dios todo lo ve; no podemos engañarlo aun cuando mintamos.
Debemos vivir, pues, en un estado de consagración a Dios mismo en la vida terrenal. Si pedimos ayuda a Dios, sin duda el proveerá. Por ello, el tener fe es lo principal. Además. Por medio de la oración es que podremos llegar a Él y en nuestro espíritu vivir en plenitud y estado de tranquilidad.
Pidamos al Señor la gracia de perseverar en la oración y crecer en nuestra fe.