Este pasaje del Evangelio que escuchamos hoy en la liturgia, viene precedido por la aparición de Jesús resucitado a sus discípulos, posteriormente escuchamos el mandato apostólico. ¿Qué nos quiere decir este mandato apostólico? Ante esta interrogante es conveniente recordar nuestros compromisos como bautizados, ser sacerdote, profeta y rey. Ser profeta consiste en anunciar a Cristo que es el Evangelio mismo a los demás, con aquellos que día con día vamos compartiendo nuestra vida. Los discípulos de Jesús lo anunciaron, pero para esto tuvieron un encuentro vivo y verdadero con él. Dicho de otra forma, nadie da lo que no tiene, en la medida que procuremos encontrarnos con Jesús, tendremos el impulso y la fuerza de comunicarlo a los demás. Encontramos con Cristo puede parecernos que solo se hace de una forma extraordinaria, pero no es así, sino que nos podemos encontrar con él con aquel que necesita ser escuchado, con los pobres, con mi familiar que pasa por alguna circunstancia en particular.
Pidamos al Señor la gracias de encontrarnos continuamente con él, para que nutridos de su persona y experiencia, podamos anunciar el Evangelio en cualquier lugar que nos encontremos.