Cuentan que un día Santa Teresa se quejaba de lo mal que la trataba el Señor con enfermedades y problemas. A lo que Jesús le respondió: Teresa, así trato yo a mis amigos. Teresa, con mucha gracia, le responde: Ah, Señor, por eso tienes tan pocos.
Jesús es muy claro con las condiciones para seguirlo: “el que lo haya dejado algo por mí y por el evangelio, recibirá cien veces más en esta vida, junto con persecuciones; y en el otro mundo, la vida eterna” (Mc. 10, 28:31).
Aquel que esté dispuesto a olvidarse de sí mismo para entregarse del todo al servicio del evangelio, debe saber que será perseguido por su forma de vivir, pero debe caminar tranquilo, pues su mirada debe estar más allá de una recompensa terrena, sino en la vida eterna. Por ello Santa Teresa le decía a Jesús: Ah, Señor, por eso tienes tan pocos amigos.
Estamos a punto de iniciar la Cuaresma, pidamos a Dios que por intercesión de su madre, la virgen María, alcancemos en esta Cuaresma la gracia de desprendernos del egoísmo, para poner nuestra mirada en las cosas del cielo y que en las adversidades de la vida, tengamos la certeza de que nuestra recompensa está en el cielo.