¡Que Dios siga iluminando su jornada, comunidad UNIVA! En el evangelio de San Mateo que nos propone la liturgia, contemplamos a un Jesús profundamente sensible al dolor humano. Es un Dios que no observa la miseria desde una distancia inalcanzable, sino que, como “Dios con nosotros,” se adentra en nuestras penas y sufrimientos.
Jesús es el Dios que se compadece con corazón humano, consciente de que nuestra fragilidad clama por sanación y salvación. Sin embargo, Él no desea que su misión se malinterprete: los signos que realiza y los milagros que obra no son simples “favores” para unos pocos, sino manifestaciones de la salvación que trae al mundo.
Esta salvación no se limita a satisfacer necesidades inmediatas ni a curar dolencias específicas; va mucho más allá. Jesús nos ofrece una salvación integral y trascendente que sana la raíz del pecado, la enfermedad y la muerte misma.
Pidamos a Dios que ilumine nuestro entendimiento, para discernir cómo desea obrar su salvación en nuestra vida. Así podremos colaborar con Él y confiar plenamente en que su providencia nos conducirá a la verdadera plenitud de nuestro ser.