La Virgen María es la mujer del Adviento, una mujer sencilla que ante una misión tan grande, ser la madre del Hijo de Dios, cuestiona el cómo sería posible, pero esto no porque dudara del poder de Dios, al contrario, se muestra como una mujer dispuesta a la voluntad de Dios en ella.
San José, esposo de la virgen María es el hombre de la prudencia, aun en medio de las preguntas sobre el repentino embarazo de María, puso su confianza en Dios y sus dudas fueron despejadas poco a poco, pues Dios mismo conducía su camino.
Estamos en el comienzo del tiempo de adviento y la liturgia de hoy nos propone meditar en la persona de Jesús lleno de júbilo en el espíritu que agradece al Padre por revelar las cosas de Dios a la gente sencilla, por ello al principio de la meditación te presentaba a estos dos personajes sencillos, que Dios les a revelado el inicio del plan de la salvación con la encarnación de su Hijo Jesús.
Ante la vida podemos tomar la actitud de victimas y no ver más allá de nuestra realidad, o atreverte a ser como la gente sencilla que ve las cosas con ojos de fe, es decir aunque al principio no entienden del todo como están pasando las cosas, pero confían en que Dios les revelara poco a poco cuál es su voluntad.
Sigamos nuestro camino de preparación a la navidad, pidamos a Dios el don de la sencilles del corazón, que podamos ver con fe los momentos gratos o amargos de la vida, Dios nunca nos dejara solos.