“¡Sí quiero: sana!”
El evangelio del día nos invita a vivir nuestra cotidianidad desde la vida ordinaria de Jesús; como ya decíamos, desde el encuentro, que, precisamente yo creo, es algo que estamos dejando a un lado. A partir de la pandemia hemos tomado distancia, y como decían nuestros vecinos-grin-gous: “six feet away”, ahora nos es mucho más cómodo, enfocarnos en lo nuestro y no molestarnos ni siquiera por dar el abrazo o por mostrar esa afectividad, tan necesaria, para la caridad. Dejemos actuar a Jesús en nosotros y a los otros con todo lo que somos, con nuestra sexualidad, con toda nuestra persona, con todo lo que somos y tenemos; hablando cuando sea necesario, pero sobre todo obrando cuando las palabras se queden cortas.
Pidamos la intercesión de nuestra Madre Santísima para que nos armemos de valor y nos atrevamos a dar testimonio del amor de Dios con nuestro cuerpo, en Espíritu y Verdad, dando la sanación a nuestros hermanos necesitados de amor y misericordia.