Estudiantes de 8° semestre, grupo 97 de la Licenciatura en Medicina UNIVA Coordinadora: Dra. Ana Karina García Suarez
La influenza es una enfermedad viral respiratoria que afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios, ocasionalmente, a los pulmones y presenta mayor incidencia en los extremos de la vida. Los virus de la influenza pertenecen a la familia Othomyxoviridae, se conocen tres tipos: A, B y C, estos tienen la capacidad de producir epidemias y pandemias debido a la constante mutación y a la capacidad que tienen para producir nuevas cepas que logran evadir al sistema inmune y desde la aparición del virus porcino A (H1N1) los países están en alerta por temor a una nueva pandemia. Por ello, es importante conocer la forma de transición e implementar medidas de prevención desde el contexto clínico y epidemiológico, así como realizar las pruebas de laboratorio como PCR para establecer un diagnóstico y brindar tratamiento oportuno para evitar la mayor diseminación y disminuir su potencial pandémico con las terribles consecuencias en el ámbito de salud, económico y social.
Como parte de un estudio realizado por el grupo 97 de estudiantes de medicina, se realizó una revisión descriptiva de 25 artículos obtenidos de las bases de datos Elsevier y Pubmed, con las palabras clave: influenza, epidemiología, diagnóstico, tratamiento, vacuna, prevención; para conocer los aspectos que han evolucionado respecto al comportamiento epidemiológico, así como en la prevención, diagnóstico y tratamiento de la influenza estacional.
Epidemiología
El impacto que ha tenido la influenza en la población a nivel mundial y las modificaciones que se han ido presentando con este virus han sido muy variables, sin embargo, las personas se han logrado adaptar con ayuda de las vacunas preventivas (1, 2).
De acuerdo con datos obtenidos en la CDC, las epidemias anuales de influenza generalmente ocurren durante el otoño y el invierno. La actividad de la influenza a menudo comienza a aumentar durante el mes de octubre y puede prolongarse hasta mayo. El pico de la actividad ocurre comúnmente durante el invierno. Durante las 36 temporadas desde 1982-83 hasta 2017-18, el pico de la actividad ocurrió con mayor frecuencia durante febrero (en 15 [42 %] temporadas); sin embargo, el pico de la actividad se observó durante diciembre (en 7 [19 %] temporadas), enero (en 6 [17 %] temporadas) y marzo (en 6 [17 %] temporadas) (1,2).
En México no se sabe con exactitud cuándo se presentó el “caso índice” o primer enfermo de influenza A (H1N1). El análisis retrospectivo de los casos con síntomas de influenza, posteriormente confirmados con la prueba PCR en tiempo real, permite ubicar el primer caso sintomático el 11 de marzo de 2009. Hasta el 9 de julio de 2009 se habían confirmado 12,645 casos por influenza A (H1N1) (3). El mayor porcentaje de casos se presentó en el grupo de 10 a 19 años con 33.9% del total, seguido del grupo de 0 a 9 años con 27.9%. A partir del grupo de 20 a 29 años, el porcentaje por grupo de edad desciende en forma constante hasta llegar a ser de solo 1.5% en el de 60 años y más. El total de casos confirmados entre el 11 de marzo y el 9 de julio corresponde a 0.012% de la población nacional y en ese periodo la tasa de ataque general fue de 11.8 casos por 100, 000 habitantes (4).
En mortalidad hasta el 2017 se tenía una estimación de muertes respiratorias debido a influenza estacional de 290,000 – 650,000 fallecimientos anualmente a nivel mundial. En el 2009, año de la pandemia, se registraron 45.1% defunciones en personas de 20 a 39 años, es decir, jóvenes y adultos jóvenes (4,5). La tasa de mortalidad por influenza A (H1N1) en el periodo mencionado fue de 1.1 defunciones por millón de habitantes, en el grupo de 10 a 19 años se encontró la tasa más baja con 0.2 defunciones por millón y en el grupo de 50 a 59 años la tasa más alta con 1.9 defunciones por millón lo que equivale a una y 10 defunciones por cada cinco millones de personas.
Durante la temporada invernal 2015-2016, en el estado de Jalisco la circulación del virus de la influenza fue atípica, su inicio se presentó 4 a 6 semanas posteriores al promedio de los últimos 5 años, no hubo un subtipo ampliamente predominante durante la temporada; la influenza AH3N2, AH1N1 y el tipo B presentaron picos en diferentes momentos (6).
Después de la semana 21 de 2020, permanecen prácticamente en cero, notablemente por debajo de lo observado en años anteriores, aun considerando que en la semana 21, y las inmediatamente siguientes, el número de casos suele ser pequeño. Existen varias explicaciones para el decremento de casos confirmados de influenza y el incremento en casos probables (6,7).
En comparación con el mismo período de los años anteriores, los datos actuales de vigilancia de la influenza deben interpretarse a la luz de la pandemia de COVID-19 en curso, que puede tener influencia en diferentes grados, comportamientos de búsqueda de salud, personal / rutinas en sitios centinela y capacidades de prueba en los Estados miembros. Las diversas medidas de distanciamiento social y físico implementadas por los Estados miembros para reducir la transmisión del virus SARS-CoV2 también pueden haber desempeñado un papel en la reducción sustancial o incluso completa, en la transmisión del virus de la influenza (8).
Durante el 2019 en México se culminó con un registro acumulado de 5,544 casos de influenza y Jalisco con 186 casos durante el año. Actualmente, en situación de pandemia, de acuerdo con la semana epidemiológica 35 del Boletín epidemiológico en México, ya se han registrado 4,795 casos, 2,214 en mujeres y 2,581 en hombres, de los cuales en el estado de Jalisco se han registrado hasta ahora 331 casos de influenza, siendo 152 en mujeres y 179 en hombres (7).
Las entidades con mayor número de casos confirmados de influenza durante la temporada estacional 2019-2020 son: Ciudad de México, San Luis Potosí, Coahuila, Estado de México y Jalisco que en conjunto suman el 38.7% del total de casos confirmados.
En la temporada de influenza estacional 2019-2020, los estados con mayor número de defunciones por influenza son: Jalisco, Ciudad de México, Hidalgo, Veracruz y Sonora que en conjunto suman el 40.5% de las defunciones (8).
Transmisión
El virus se transmite de persona a persona a través de las vías respiratorias, según los artículos que se revisaron la mayoría concluyen con 3 posibles métodos de transmisión: las partículas que se generan al toser o estornudar pueden permanecer suspendidas durante horas y podrían transmitir la infección a distancias considerables. La saliva o las secreciones mucosas de las vías respiratorias pueden infectar directamente a otra persona y, finalmente, las partículas virales podrían aterrizar en superficies donde los virus de la influenza pueden seguir siendo infeccioso lo que conocemos como fómites, y aunque no se ha demostrado que las partículas generadas por estornudos tengan cantidades significativas para infectar al humano, se sabe que aproximadamente 5 partículas sí podrían ser infecciosas para nuestro organismo (9,10).
Factores de riesgo
En un estudio al cual se sometieron 3,089 personas, 83% de ellos presentaron al menos una comorbilidad, como sobrepeso, obesidad, diabetes o insuficiencia cardiaca congestiva, probablemente como consecuencia desencadenó una baja respuesta en el sistema inmune del hospedero.
- Los adultos obesos con antecedentes de vacunación tienen hasta dos veces más riesgo de desarrollar influenza dada la pobre función de las células T.
- Las personas que viven con diabetes son más susceptibles a contraer la infección por influenza, siendo el factor que más causó defunciones en el lapso de 2010-2018.
- En cuestión de la población pediátrica. En un estudio de 1,308 hospitalizaciones de niños, 80% eran menores de 5 años, 27% eran de las edades menores de 6 meses (9).
- Ser adulto mayor también es un factor de riesgo frecuente, al igual que las mujeres embarazadas, quienes pueden contraer la infección hasta después de 2 semanas del parto.
Diagnósticos diferenciales
Aunque existen varios tipos de virus respiratorios con la misma sintomatología, es muy importante identificar las características esenciales de la influenza para poder realizar un seguimiento de la enfermedad adecuado, ya que las estrategias terapéuticas para abordar al paciente con influenza son diferentes.
Conclusiones
El virus de la influenza ha sido un problema de salud mundial constante y por ello, los diferentes gobiernos han trabajado en reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica, ya que estos permiten identificar con oportunidad la propagación del virus, los grupos vulnerables y las estrategias que se pueden implementar para la intervención y tratamiento de este problema de salud. Sobre todo, en los grupos que presentan más morbimortalidad, en particular los mayores de 40 años, sin embargo, cabe resaltar que el grupo de jóvenes entre los 20 y 39 años registraron una mortalidad del 54.1% en el mismo año, con lo cual se expone que la influenza no es una enfermedad que sólo afecte directamente a los extremos de la vida y es importante que la población conozca los riesgos que se tienen, independientemente de la edad.
En cuanto al Estado de Jalisco para el periodo 2019-2020 nos posicionamos como primer lugar en defunciones a causa de la influenza con 31 decesos y el impacto de la actual pandemia ha desplazado a la población con síntomas sugestivos de influenza de las unidades médicas con el miedo de contagio por COVID-19.
Como se ve la clínica que presentan los pacientes con influenza no es específica y no existe dato patognomónico por lo que debe ser sospechada en todo paciente y cada grupo de riesgo que presente una sintomatología sugerente con los antecedentes de la exposición al agente. En cuanto al tratamiento, la prevención es el primer escalón, el cual debe ser guiada sobre todo a la población en riesgo y con factores de riesgo que puedan desencadenar complicaciones como lo son diabetes, obesidad, etc., y donde la vacunación en cada temporada de influenza tiene un impacto positivo como fue presentado en el artículo de Kuri P. et. al. donde las defunciones por influenza en pacientes vacunados presentaron un bajo porcentaje de mortalidad aún con complicaciones, sin embargo, existen antivirales que pueden ayudar en la disminución de los síntomas, pero cabe destacar que su mayor impacto lo tienen antes de las 72 horas de presentado el cuadro.
Referencias
- Kuri P, Díaz G, Castañeda A, Pacheco S. Perfil clínico epidemiológico de las defunciones por influenza con antecedente de vacunación oportuna, México 2010-2018. Gaceta Med. Mex. 2019; 155: 457-463.
- Organización Panamericana de la Salud. Influenza A (H1N1): Acciones de promoción de salud, compartiendo nuestra experiencia. Secretaría de Salud. 2015: 1-22.
- GPC: Prevención, diagnóstico y tratamiento de la influenza estacional. Ciudad de México: Secretaría de Salud: 2015. p. 1-57.
- Organización Panamericana de la Salud. Sistemas de vigilancia de influenza y otros virus respiratorios en las américas. Washington, DC; 2015: p.1-79.
- Liu M, Deng L, Wang D, Jiang T. Influenza acitivity durng outbreak of coronavirus disease 2019 mindland China. Biosafety and Health. 2020; 08(05): 1-12.
- Nuño B, Plascencia M, Carrillo J, Sánchez J, Cruces A. Estrategia multidisciplinaria para la reducción de daños a la salud por influenza, temporada invernal en Jalisco 2015-2016. Salud Jalisco. 2017; 1(4): 10-25.
- Panvoska J, Griego L, Van E, Baguelin M, Pebodi R, Utlei M. Are we prepare for the next influenza pandemic? Lessons from modelling different prepardeness policies against four pandemic scenarios. J Theorical Biol. 2019: 223-232.
- Salto J, Rivera G, Sánchez E, Gómez A, Noyola D.Post´pandemic influenza-associated mortality in Mexico. Pathogens Global Health. 2019: 1-9.
- Jiang C, Yao X, Zhao Y, Wu J, Huang P, Pan C, et al. comparative review of reiratory diseases caused by coronaviruses and influenza. A viruses during epidemic season. Microbes Infection. 2020; 78(22): 236-244.
- Guía de Referencia Rápida: Prevención, diagnóstico y tratamiento de la influenza estacional. Ciudad de México: Secretaría de Salud: 2015. p. 1-22.