Sean Osmin Hamud Ruiz · Egresado de la Maestría en fiscal, UNIVA Colima
La reflexión respecto a lo que vendrá a conformarse como un nuevo sistema político y de ejercicio del poder en el país es algo que se viene construyendo en continuo.
Seguimos en un espectro especulativo donde las realidades a penas se van perfilando, con perspectivas que se bocetan en un gris, todavía sin bordes, sin colores, sin formas sólidas o contundentes.
A lo largo de la historia política, las sociedades siempre han tenido estos momentos de ajuste, donde algunos defienden y empujan, luchan, por consolidar sus nuevas ideas y métodos, y otros más van padeciendo y resistiendo; endureciendo el ánimo, incluso con cierto pesimismo.
No cabe duda que idealmente muchos hubiéramos querido un transitar sustentado en diálogo, negociación y acuerdos. Casi utópico pero deseado, un escenario donde la coordinación, la escucha y la inclusión fueran los elementos aglutinantes de la base de esta transformación.
La imposición y el actuar vertiginoso del poder hacen de difícil deglución las razones, motivos y justificaciones que se esgrimen para que se acepte sin chistar lo que va sucediento.
Son momentos históricos e inéditos.
No logro hacerme de elementos que me permitieran pensar en un redireccionamiento o adecuación del rumbo.
Creo que vamos a tener que armarnos de paciencia, sin dejar de observar y tomando nota de lo que se vaya deteriorando para poder tener un inventario de próxima corrección.
Ya hay suficientes elementos para que se comprenda que de manera frontal, con choque y estridencia, nada se va a conseguir, además de frustración.
Con los pocos espacios, personajes y oportunidades, se tendrá que ir hilvanando esa malla que en un próximo futuro tal vez funcione de protección o como plataforma de rebote.
Hay que afinar los sentido, afilar las percepciones, estimular la inteligencia e imaginación, pues a pesar de tantos dichos que suenan por ahí, las condiciones de nuestro país y su relación con el mundo me hacen tener la esperanza de que no podrán prolongar este desmembramiento por décadas.
Y ante tal perspectiva, definitivamente, la verdadera responsabilidad será no convertirnos en CÓMPLICES.
MICROCUENTO.
Amar duele, buena película. Amar es el principio de la palabra amargura, Mecano dixit. Amar es sufrir, nos aleccionaba José José. Y sin embargo, sin amar no hay perspectiva, no hay emoción, no hay ilusión, no hay paz. Por eso amo, por eso te amo.
Publicado el 4 de noviembre, 2024 en: https://www.afmedios.com/category/s29-opinion/sean-osmin-hamud-ruiz/