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La suerte y la causa

Cristina González Martínez · Alumni de la Licenciatura en Filosofía UNIVA Online

 

Emprender la búsqueda del significado de suerte se convierte en toda una aventura, en virtud de la gran diversidad de acepciones que sobre ella existen, van desde el encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual, hasta el azar, pasando por la circunstancia de ser por mera casualidad.

Entre todos los sentidos encontrados hubo uno de particular alcance y dice que será la causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra, que por regla general se consideran favorables para el sujeto de tal suerte.

Siendo la filosofía la ciencia de las causas últimas, es en su mundo más que en un diccionario, en donde se encuentra el camino para descubrir la razón de la multicitada suerte.

Tomás de Aquino, insigne filósofo italiano de la edad media refiere, en sus vías para la demostración de la existencia de Dios, que la experiencia muestra que en el mundo sensible hay causas eficientes, no hay nada que sea causa de sí, en las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente. Debe existir una causa eficiente primera.

De tal forma que siguiendo la cadena de las causas a la luz de la filosofía, la última causa de todo lo bueno que acontece y a lo que coloquialmente llamamos suerte, no sería otra cosa sino la Causa Incausada.

Siendo así que podemos concluir que, la causa eficiente que nos permita deambular confiadamente por el laberinto de lo que es llamado suerte, lejos de ser tal, sería providencia divina o divina intervención.

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