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La educación y la Inteligencia Artificial

Mtro. José Manuel Leal y Mtro. A. Gabriel Orihuela Escobedo · Docentes, UNIVA Guadalajara

 

Catorce segundos y una décima. Es lo único que necesitó el ChatGPT, una de las herramientas de inteligencia artificial (IA) generativa más populares, para escribir una columna sobre el mismo tema del que estás leyendo en este momento.

Catorce segundos y una décima para redactar ocho párrafos con un diagnóstico a primera vista correcto: cómo afecta a varios sectores, incluido el educativo; que la brecha digital será un obstáculo para la integración de este avance y que puede ampliar la distribución desigual del conocimiento. Tampoco podía faltar la preocupación por la privacidad de los datos y, por supuesto, la necesidad de la capacitación docente.

La columna –correctamente redactada y sin errores ortográficos– perfectamente podría cumplir con la instrucción que un profesor haría a sus alumnos.

Pero, como docentes, es necesario que tomemos otros puntos a considerar para transmitirlos a nuestros estudiantes. El asunto es tan importante que tendríamos que dedicarle un poco más de reflexión humana.

Llama la atención que la IA, mal aplicada, sin ser guiada o motivada por una conciencia social, se asemeja a un modelo educativo tradicional. Es decir, no invita a mejorar las condiciones de la adquisición del conocimiento, sino a acumular información siguiendo parámetros –metodológicamente correctos–, pero sin valores. Un modelo educativo dedicado a mantener un status quo en el que la acumulación de información se vuelve el principal objetivo.

¿Cuáles serán las consecuencias del uso de esta herramienta en las aulas? Es difícil saberlo. En el mejor de los casos, estos algoritmos se convertirán en un consejero incansable de los estudiantes. Uno que los inspire cuando no sepan sobre qué escribir, que mejore la estructura de sus textos, que cree imágenes que hagan más efectiva la comunicación de sus ideas.

Pero, con el sano pesimismo que generan las horas clase, habrá profesores que predigan generaciones de estudiantes que no quieran (o, peor, que no sepan) cómo investigar por sí mismos realidades complejas y problemas cuya solución requieren de toda la sensibilidad, empatía y creatividad de la que somos capaces.

Un reto importante para la práctica docente que viene con la inclusión de la IA, es el buscar cómo incluirla como herramienta de enseñanza, pero sin que nos haga el trabajo y sin que reste la oportunidad a los alumnos de desarrollar habilidades “blandas” como la investigación, la redacción (sin faltas de ortografía), la capacidad de estructurar una investigación –en cualquiera de las disciplinas–, el hábito de la autogestión, entre otros. Y al mismo tiempo, incluir en su actividad universitaria y profesional, el valor humano y la conciencia social. Hasta el momento, la IA no puede enseñar nada de lo anterior.

En este sentido, desde sus fundamentos teóricos, la Pedagogía Interactiva (PI), que es el modelo educativo de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), propone enseñar con la intención de propiciar cambios en la sociedad para mejorarla, incluyendo valores que respeten a las personas y al medio ambiente en el que vivimos.

Quienes hemos tenido la oportunidad de aprender sobre ella, sabemos la importancia de la sensibilidad hacia el estudiante, así como la importancia de ayudar a los alumnos a forjar habilidades en su área profesional y, al mismo tiempo, cultivar una conciencia hacia el prójimo, la sociedad y hacia la naturaleza.

Por más rápido y académicamente correcto que la IA pueda generar información, dudamos que llegue a tener este nivel de conciencia y sensibilidad –muy necesario en estas épocas–  en el corto, mediano y largo plazos. Por el contrario, la PI invita a aprender a aprender, a su vez que promueve la generación de conocimiento acorde con las necesidades de la sociedad, y que impulse el avance de la ciencia. Se preocupa por el progreso de los estudiantes con valores en la equidad, justicia y en armonía con su entorno.

Y eso, la Inteligencia Artificial puede potenciarlo, pero se requiere de la pasión, el esfuerzo y la experiencia de profesores y alumnos para que sea una realidad.

Comunicación Sistema UNIVA

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