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Tigres, ¿el nuevo campeón?

Hugo Aceves Marín · Profesor de idiomas en línea

 

Llegó a su fin un torneo de la Liga MX y tenemos nuevo campeón, aunque eso de nuevo es mucho decir. Tigres es, sin duda, el equipo de la década, y verlo en el podio ya es más que habitual. De hecho, a este Tigres liderado por el francés André Pierre Gignac, se puede comparar con el gran Toluca de José Saturnino Cardozo. Tal ha sido el éxito Tigres que ya se empieza a debatir si el club universitario de Nuevo León está entre los grandes del fútbol nacional. Se dice que la grandeza se mide por convocatoria y por títulos. Guadalajara y América tienen muchos títulos y afición por todo el país, mientras que Cruz Azul, en menor medida, también cumple con dichos requisitos. La grandeza de Pumas de la UNAM está en tela de juicio, ya que Toluca, León y Tigres, han superado en títulos a los del Pedregal.

Para fines prácticos, solo vamos a analizar el camino del campeón Tigres, y del subcampeón Chivas, puesto que enfocarnos en todo el torneo llevaría mucho tiempo, y peor aún, nos llevaría a la misma conclusión que hice en mi columna sobre la Selección Mexicana previo al mundial de Qatar. En aquel entonces señalé algunos males endémicos de la liga y del formato de competencia, pero como dije antes, dejemos eso para otro análisis. Empezaré por el subcampeón Guadalajara que en este torneo hizo una apuesta innovadora. Cansado de contratar directivos maleados por las malas prácticas de nuestro balompié, el dueño del “Chiverío” apostó por traer como nuevo directivo a Fernando Hierro, un exfutbolista español, seleccionado recurrente de “La Roja” y jugador del Real Madrid en los años noventa. Fernando Hierro se trajo con él al entrenador serbio Veljko Paunovic, quien, a pesar de llegar con muy poco cartel a México, en su palmarés tiene haber hecho campeona a la selección serbia en el Mundial Sub 20 de la FIFA en el año 2015.

La llegada de Paunovic, cayó bien en algunos sectores del fútbol nacional y en otros no. Muchos comentaristas de la tele criticaron al serbio con frases como “no conoce el fútbol mexicano” o “no tiene mucho palmarés”. Sin embargo, el serbio calló bocas y rindió y con creces. No solo puso disciplina en un plantel que había brillado más en redes sociales y por escándalos que por buen fútbol, sino que también hizo el mejor torneo de Chivas en 11 años. A todo esto, le sumamos que en la liguilla despachó a sus más acérrimos rivales, Atlas y América, respectivamente, para llegar a la final.

La historia de los Tigres, por otra parte, no fue tan color de rosa como la del Rebaño Sagrado en este torneo, ya que los felinos del norte tuvieron 3 entrenadores en un torneo corto y estuvieron al borde de la eliminación. Todo inició bien cuando se hicieron de los servicios del entrenador de moda y flamante bicampeón con Atlas, Diego Martín Cocca, pero todo comenzó a ponerse color de hormiga cuando uno de los dos grupos de poder que controlan el fútbol mexicano, se hizo con los hilos de la selección, y estos sin ningún remordimiento, le arrebataron el entrenador a Tigres para convertirlo en el nuevo timonel de la Selección Mexicana. Ante tal atropelló, el Chima Ruiz le entró al quite como interino, pero no entregó los resultados esperados y Tigres, que le tiene poca paciencia a los malos resultados, lo cesó para traer de último recurso al uruguayo Robert Dante Siboldi.

Con Siboldi los felinos enderezaron la nave y se colaron a ese premio a la mediocridad llamado repechaje. Ahí, el criticado delantero ex americanista Sebastián Córdova, tuvo un resurgimiento y en gran parte por sus goles clave pasaron por encima del Puebla, Toluca y de su némesis Monterrey, para llegar a la gran final. Una vez instalados en el partido más importante del torneo, los Tigres no llegaban como favoritos, a pesar de tener un plantel mucho más vasto y poderoso que el Guadalajara. La razón en parte es que Tigres sufrió, sobre todo, en cuartos de final, donde casi pierde una ventaja muy cómoda frente al Toluca en La Bombonera.

La gran final de ida en Monterrey fue un verdadero bodrio en el cual Chivas salió con la misión de no recibir gol, mientras que Tigres salió a buscarlo, pero un André Pierre Gignac ya agotado y con la pólvora mojada, falló las que tuvo y así, el partido transcurrió sin emociones. La vuelta fue otra historia, ya que ahí si era de matar o morir. Las Chivas hicieron lo que tenían que hacer y supusieron muy pronto en ventaja con dos goles de diferencia. Desafortunadamente, para su causa, los Tigres a base de corazón y de espíritu de equipo ganador, vinieron de atrás y le dieron la vuelta a un partido que parecía en la bolsa para el Guadalajara.

Mi conclusión de la final es que se impusieron dos cosas, una de ellas fue la diferencia de planteles que realmente se notó cuando empezó a llegar el cansancio y los técnicos comenzaron a mover sus piezas. Chivas jugó todo el torneo sin delantero y en su banca nunca hubo muchas variantes. Tigres, por otro lado, es uno de los planteles más caros y tiene jugadores en la banca que pueden refrescar o cambiar un partido estancado. Otra diferencia para mí fue la experiencia, el colmillo, como se le dice vulgarmente. Los Tigres tienen un plantel que ha jugado un sinfín de finales de todos tipos, Concachampions, Liga MX y hasta una final de clubes ante el mismísimo Bayern Munich. Jugadores como Nahuel Guzmán, Gignac y Guido Pizarro traen un bagaje que ningún jugador del Guadalajara tiene. Aun así, creo que el Guadalajara debe reponerse a este revés y seguir con su proyecto tal y como está. Con buenos refuerzos y con esta buena dirección podría alcanzar la ansiada copa número 13.

 

Columna escrita desde Tbilisi, Georgia.

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