Brenda Ahtziri Espinoza Martínez • Pasante de la Licenciatura en Nutrición
Los trastornos de la conducta alimentaria se conocen como alteraciones en relación con los alimentos, en personas que presentan distorsiones mentales relacionadas con los hábitos de comida. Es una enfermedad que se clasifica en: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastornos alimenticios no especificados y trastorno por atracón. Estas distorsiones son más comunes en mujeres durante la adolescencia llegando volverse enfermedades crónicas. No se ha podido encontrar el origen preciso, no existen tratamientos farmacológicos o nutricionales efectivos con evidencia científica. La única eficacia demostrada es mediante grupos interdisciplinarios: psicólogos, psiquiatras, médicos internistas, endocrinólogos y nutriólogos.
Anorexia nerviosa:
La anorexia nerviosa es el trastorno de la alimentación más grave, es una enfermedad que se caracteriza con la obsesión e insatisfacción permanente con la delgadez, aun llegando a la emaciación, los pacientes continúan desarrollando alteraciones como purgas, dietas, ejercicio excesivo o ayuno. El único estímulo o motivación es perder cada vez más peso. Al mismo tiempo, esta conducta provoca otras alteraciones: endócrinas, hidroeléctricas, cardiovasculares, digestivas, hepáticas, neurológicas y presencia de depresión.
Bulimia nerviosa:
La bulimia nerviosa se caracteriza por sufrir episodios de atracones compulsivos, preocupación de no ganar peso, conductas compensatorias, sentimiento de culpa y sensación de pérdida de control. Se utilizan diferentes métodos para compensar los atracones, siendo lo más habitual el vómito, uso de laxantes, diuréticos, ayuno, ejercicio físico intenso, abstinencia de alimentos las primeras horas del día y comer excesivamente por la tarde o por la noche. Este tipo de trastorno en muchas ocasiones presentan conductas de abuso de alcohol o drogas.
Trastornos alimenticios no especificados:
Los trastornos alimenticios no especificados no cumplen los criterios específicos para el diagnóstico y se debe tomar en cuenta la relevancia clínica de signos y síntomas para descartar criterios de anorexia o bulimia. Se deben detectar a tiempo, ya que es lo más común en las clínicas con una prevalencia del 60%.
Trastorno por atracón:
El trastorno por atracón se debe tomar en cuenta el contexto que lo produce, es decir, lo que se considera atracón normal no es lo mismo por ejemplo en una fiesta, los atracones pueden comenzar en un restaurante y continuar en casa, no se considera atracón al ir picando pequeñas cantidades de comida a lo largo del día, en los atracones se consumen alimentos con alto contenido calórico como dulces. Los atracones por lo general son a escondidas o disimuladamente, también se relacionan con la obsesión de la silueta y el peso.
Para concluir, vale la pena observar a cada paciente sin ignorar las diferencias clínicas que existen entre cada trastorno de la conducta alimentaria. Se trata de promover una percepción más dinámica de estos fenómenos. Un trato mucho más flexible y dinámico resulta de gran utilidad para comprender estos padecimientos.