
Cristina González Martínez · Alumni de la Licenciatura en Filosofía, UNIVA Online
Los primeros tres siglos de la Iglesia estuvieron marcados por las persecuciones de los primitivos cristianos en virtud de tratarse de una religión que no tenía el respaldo de un estado, ni de una estructura política, por lo mismo se dio la muerte de grandes mártires cuya sangre fue semillero de nuevas conversiones y la aparición de los Padres de la Iglesia que con sus aportaciones fueron contribuyendo a la conformación del cuerpo doctrinal de la Iglesia, ciertamente los primeros teólogos fueron los cuatro evangelistas, pero a los padres se agradece la solidez de la teología católica, sus enseñanzas continúan siendo sustento de los estudiosos de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, fueron y siguen siendo el tronco del Magisterio de la Iglesia.
Sin embargo, no fue sino hasta el siglo IV, también conocido como el siglo de oro de la Iglesia, en que su labor tuvo su mayor auge y ya no solo se contó con sus escritos dogmáticos, sino que también con grandes obras literarias y algunas otras aportaciones no solo para la Iglesia, sino para la humanidad en general, concluyeron las persecuciones y surgió la Iglesia en todo su esplendor.
La comunidad cristiana primitiva nace en el ámbito judío, pero comienza a expandirse al ámbito pagano y es que Jesús dijo “vayan primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel”, pero no dijo que solo a ellos, así se inicia la predicación a los judíos de la diáspora que sabían que vendría el Mesías, pero también le predican a los griegos y ellos no entenderían eso del Mesías, no lo esperaban, así cambian el discurso y empiezan por explicar a los paganos que solo hay un Dios que nos ha mandado a su Hijo, quién es ese Jesús y cuánto ha hecho por nosotros. El mensaje tuvo que irse adaptando en la medida que fue saliendo del ámbito judío.
Lo que es cierto es que la Iglesia comienza a expandirse a partir del año 33; para los apóstoles llevar el Evangelio a Roma era cumplir la voluntad de Cristo, era ir al confín del mundo, era la ciudad más poderosa de la época. Pedro y Pablo llegan a los confines del mundo a Roma y ambos mueren ahí mártires, sin advertir ellos lo que significará esto en el futuro, convirtiendo a Roma en la sede de la cristiandad.
El auge comenzó con el Edicto de Milán emitido por el emperador Constantino en el año 313, mediante el cual se concedió libertad de culto a los cristianos y el cristianismo pasó a ser la religión oficial.
Constantino con esta decisión trascendental se aprovecha de la honestidad e integridad de los cristianos y así pretende contrarrestar la decadencia en la que se encontraba el Imperio romano, otra decisión fue cambiar la sede del imperio y pide le averigüen cuál es el centro geográfico del Imperio, resultando que el centro del área de influencia del imperio estaba en la aldea de pescadores llamada Bizancio, mar Negro y mar Mediterráneo, el dominio del mar Negro es Persa, así Constantino cambia la capital del imperio de Milán a Bizancio y le puso Constantinopla, con este cambio surge en el siglo IV el patriarcado de Constantinopla, comenzando así una nueva época para la Iglesia.
Los magistrados serían presbíteros o mejor obispos, para confiar la impartición de justicia en los tribunales supremos a cristianos, igual lo hizo con la educación confiándola a cristianos a quienes también hace numerosas y valiosas donaciones relacionadas con los acontecimientos de la vida de Cristo, esto en el siglo IV: catacumbas, casas de oración, lugares de martirio de los santos y mártires y así nace lo que se conoce como el patrimonio de San Pedro, también les regala la Colina del Vaticano, en los jardines del Vaticano se habían martirizado a muchos cristianos, en la Colina estaba sepultado San Pedro, también les donó los santos lugares en Palestina, se construyen las Basílicas del Santo Sepulcro en Jerusalén, la de San Juan de Letrán en Roma es construida en terrenos de la familia de Constantino, y la de Santa Sofía en Constantinopla.
En 30 años a partir del edicto de Constantino la cristiandad paso de ser perseguida a ser la religión en que se apoyaba el estado, con privilegios y posesiones, un giro muy sorprendente, dando lugar a grandes monumentos arquitectónicos que han enriquecido el patrimonio cultural de la humanidad.
Por otro lado, surgen grandes escritores entre los Padres, cuyo legado ha enriquecido notablemente el bagaje literario no solo de la Iglesia, sino también de la literatura en general, entre ellos destacan San Agustín, quien contribuyó de forma singular a la formación de la cultura occidental, algunas de sus obras son Las Confesiones; más de mil escritos de los cuales han sobrevivido más de 300 cartas y casi 600 homilías, que quizá eran hasta 4 mil, fruto de cuatro décadas de predicación, La ciudad de Dios, obra imponente y decisiva para el desarrollo del pensamiento político occidental y para la teología cristiana de la historia, De la Trinidad, obra de 15 libros sobre el núcleo principal de la fe cristiana; De la doctrina cristiana, una auténtica introducción cultural a la interpretación de la Biblia y del cristianismo mismo, por lo cual tuvo una importancia decisiva para la columna de la sabiduría occidental, por mencionar solo algunas de sus obras.
Otros grandes escritores fueron San Juan Crisóstomo, San Gregorio Nacianceno, San Cirilo de Alejandría, San Ambrosio y muchos más.
Es posible afirmar que la Iglesia ha realizado imponentes e insustituibles aportaciones a la cultura universal y para constatarlo se puede señalar como inicio de las mismas el siglo IV de nuestra era, también conocido como el Siglo de Oro de la Iglesia Católica.
Referencias:
Benedicto XVI; (2009); Los Padres de la Iglesia; Ed. Obra Nacional de la Buena Prensa, A.C.; México.
González Escoto, A., (2016); Historia de la Iglesia; Apuntes de clase, Instituto de Ciencias Teológicas, Arquidiócesis de Guadalajara.