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“La vida de una botella”

Emilio Fierro Esquivel · Estudiante de bachillerato, UNIVA Puerto Vallarta

Esta es la historia de mi vida, nací de la unión de ciencia y tecnología en un lugar ruidoso y en constante movimiento, ¿parecería un lugar caótico, cierto?, pero no, mi lugar natal es una fábrica de botellas de plástico y los errores aquí, aunque si existen son mínimos.

Mi padre Nathaniel Wyeth es un científico que trabajaba en una compañía llamada DuPont y mi madre es una extrusora muy trabajadora. Mi existencia, aunque parece ser simple en apariencia, está profundamente entrelazada con la vida moderna y las necesidades de los humanos como tú, soy una botella de plástico y estoy orgullosa de serlo.

Mi ser está conformado por pequeños granos de plástico PET, un polímero derivado del petróleo que descansaba en enormes almacenes dentro de la fábrica. Junto a mis miles de hermanas, esperábamos impacientes el momento en que seríamos transformadas en algo útil para los humanos. Es un proceso fascinante y complejo, una obra maestra industrial coreografiada con precisión y eficiencia.

Primero, fuimos sometidas a un intenso calor en una máquina llamada extrusora, y así lo que eran pequeños granos de resina se fundieron en una masa viscosa y caliente. Este fluido fue empujado a través de una matriz, dando forma a largos tubos huecos que luego fueron cortados en pequeños pedazos.

Cada una de estas secciones, conocidas como preformas, eran el primer paso hacia nuestra transformación en botellas. Nosotras como preformas, aún calientes, fuimos transportadas a una segunda máquina, donde la magia ocurrió.

A través del proceso de expansión por soplado, cada una de nosotras fuimos colocadas en un molde especial para luego ser infladas con aire a alta presión. En cuestión de segundos, de ser una pequeña y gruesa preforma nos convertimos en una botella delgada y perfecta. Podríamos llamarlo magia industrial, la combinación de calor, presión y precisión nos dio nuestra forma final.

Tras el soplado, necesitábamos un respiro y descansar, éramos botellas recién nacidas, brillantes y transparentes, listas para ser llenadas con cualquier líquido. Mientras descansábamos cada una de nosotras fue inspeccionada cuidadosamente.

Pasamos por una serie de pruebas de calidad para asegurar que no hubiera defectos y que nuestras paredes fueran uniformes y que nuestras bocas estuvieran perfectamente selladas para evitar cualquier fuga.

Ya después de superar estas pruebas éramos aprobadas para la siguiente etapa de nuestro viaje. Una vez certificadas, fuimos transportadas en un camión oscuro a otra fábrica, una fábrica de llenado. Aquí, filas interminables de botellas vacías como nosotras esperaban con ansias ser llenadas y como adolescentes humanos escogiendo carrera universitaria, cada una de nosotras elegía qué líquido almacenar.

Había varias opciones, agua, refrescos y jugos. Algunas hermanas mías eligieron refresco, jugos y otras bebidas, pero yo lo tenía muy claro, quería aguardar algo útil en mí, así que me decidí por el agua, luego de este proceso de llenado se nos colocaron tapas herméticas y etiquetas coloridas que nos identificaban y nos preparaban para nuestra vida en el mundo exterior.

Como paso final de esta etapa de nuestras vidas nos empaquetaron en grandes cajas, listas para ser distribuidas a tiendas y supermercados. En ese momento, nos despedíamos de la fábrica, que con todo su bullicio nos vio nacer y nos alistó para un nuevo capítulo en nuestras vidas.

Cada botella tenía un destino diferente y un propósito específico. Algunas de mis hermanas irían a las estanterías de tiendas, otras a máquinas expendedoras, y algunas incluso a eventos especiales o fiestas.

En mi caso, mi viaje fue un poco largo y después de la espera llegué al almacén de una tienda en una ciudad pequeña, ahí junto a las otras botellas estuvimos un tiempo esperando, el ambiente era nuevo y emocionante. Todas nosotras, estábamos ansiosas y emocionadas por lo que iba a suceder.

Empezamos a conversar entre nosotras, compartiendo ideas e imaginando como íbamos a ser útiles e íbamos a cumplir con el objetivo de nuestras vidas, además estábamos ansiosas por saber quiénes serían los humanos que nos elegirían.

Después de estar un tiempo en el almacén fui colocada en un pasillo bien iluminado junto a mis hermanas. Desde mi posición, podía ver cómo la gente pasaba; niños, adultos, viejitos, mucha gente caminaba y hacía su mandado, había un flujo constante de personas, a pesar de esto pasó un tiempo sin que nadie me escogiera, pero no perdí la esperanza, sabía que mi momento llegaría. Y así fue, un día, un muchacho joven me eligió, pude sentir su mano cálida y su toque suave mientras me inspeccionaba.

Me sentí orgullosa sabiendo que pronto cumpliría mi propósito de saciar la sed de alguien. Después de escogerme el muchacho continuo con sus compras, el viaje en el carrito del supermercado fue divertido y muy nuevo para mí, ya que hasta ese punto solo había visto el interior de fábricas y almacenes.

Seguido de un viaje corto llegamos a casa, allí fui almacenada en el refrigerador.

Al día siguiente, temprano en la mañana, el muchacho me sacó del refrigerador y fue ahí cuando realmente comenzó mi aventura. Me llevó con él durante todo el día, de su casa salió a la escuela y asistí a sus clases, fui testigo de sus conversaciones con amigos y estuve presente durante sus comidas.

Me sentí orgullosa de ser su compañera y empezaba a caerme muy bien, además mi propósito se estaba cumpliendo, y eso me llenaba de satisfacción. Así, durante varios días, el muchacho me rellenó múltiples veces.

Cada vez que me vaciaba, me volvía a llenar con agua fresca, realmente le era útil y me sentía plena conmigo misma, ya que mi existencia tenía un significado claro y me sentía valorada.

Sin embargo, un día las cosas cambiaron, el muchacho salió con unos amigos a la playa. Fue un día soleado y animado, lleno de risas y arena. Hasta que, en un punto, cuando finalmente se terminó el agua que contenía en mi interior, el muchacho, el cual acompañé durante varios días, sin pensarlo mucho, me lanzó a la orilla del mar.

No sabía qué pensar, fue un momento en el cual sentí una mezcla de sorpresa y desolación, había pasado de ser una compañera útil y fiel a convertirme en un desecho insignificante. Estuve unas horas en la arena reflexionando lo que había pasado hasta que las olas me arrastraron al interior del mar.

Ya que conoces mi historia tengo que decirte que sigo aquí, he perdido la noción del tiempo, no sé si han pasado meses o años, todo es oscuro y vago por un azul infinito y ya no sé cuál es mi rumbo, te puedo decir que floto a la deriva en el vasto océano, rodeada de un azul interminable.

La inmensidad del mar, que una vez llegó a parecer fascinante para mí, ahora es un recordatorio constante de mi soledad. El vacío a mi alrededor es abrumador. Ya no soy la botella brillante y útil que fui al salir de la fábrica.

El tiempo y las condiciones del mar han comenzado a degradarme, no al punto de poder desintegrarme, sino solo daños en mi superficie, la cual antes era lisa y translúcida, ahora muestra signos de desgaste, rasguños y pequeñas fracturas.

Durante este largo tiempo he visto criaturas marinas pasar a mi lado y he sentido una profunda tristeza al darme cuenta del daño que les estoy causando sin querer.

Fragmentos diminutos de mi ser, conocidos como microplásticos, se han desprendido de mí y se han mezclado con el agua. Yo nunca quise ser una amenaza, solo quería cumplir un sueño, ser útil a los humanos, pero terminé aquí, haciendo daño al ecosistema, a la fauna y a los mismos humanos que consumen mi plástico por accidente, triste y desolada, sin nada que pueda hacer espero mi final.

 

Bibliografía:

BMI. (Accedido 3/05/2024). Paso a paso: Cómo se fabrica una botella de plástico PET. BMIMACHINES. Recuperado de https://www.bmimachines.com/paso-a-paso-como-se-fabrica-una-botella-de-pet/

Mediavilla, D. (08/01/2024). Una nueva técnica descubre que las botellas de plástico contienen miles de nanopartículas capaces de infiltrarse en las células. EL PAÍS. Recuperado de https://elpais.com/salud-y-bienestar/2024-01-08/una-nueva-tecnica-descubre-que-las-botellas-de-plastico-contienen-miles-de-nanoparticulas-capaces-de-infiltrarse-en-las-celulas.html

Parker, L. (28/08/2019). La botella de plástico: de recipiente milagroso a residuo odiado. National Geographic. Recuperado de https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2019/08/botella-de-plastico-de-recipiente-milagroso-residuo-odiado#:~:text=En%201973%2C%20Nathaniel%20Wyeth%2C%20otro,del%20atrac%C3%B3n%20de%20botellas%20subsiguiente.

 

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