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Ser activista en el siglo XXI

Por 19 octubre, 2021Líderes de Opinión

Mtro. Gabriel Falcón Morales • Docente UNIVA Plantel Guadalajara

 

Estamos en una época en la que comprometerse con una causa y participar en un movimiento se ha vuelto rasgo característico de la generación actual. Aunque siempre han existido múltiples causas por las cuales luchar, actualmente las actividades que buscan transformar una realidad injusta, se centran en una causa más delimitada. En el pasado la utopía de la revolución fue la que más presencia tenía en el horizonte político y social, pero después del fracaso de los países comunistas, dicha utopía entró en crisis y se disolvió. Quedan aún restos del sueño que desveló a varias generaciones, sin embargo los ejemplos son patéticos: lo vemos en estos días en la rebelión de los jóvenes de Hong Kong ante la amenaza de la represión del gobierno chino, que demuestra que el sistema político chino es una traición al sueño de libertad que inició con la revolución francesa.

En especial hay dos causas relevantes en nuestros días que destacan en escenario mundial: la lucha feminista y la lucha por un medio ambiente limpio. No olvido el asunto de las migraciones, que abordaré en otro momento, pero esta causa es más complicada pues establece condiciones diversas según el país implicado y los motivos que llevan a las personas a salir del propio territorio. Es, sin lugar dudas, uno de los grandes problemas de nuestro tiempo y exige una postura solidaria al respecto.

Defender la causa ambiental es más popular, aunque a veces sea meramente una postura declarativa, que defender la causa feminista, que genera más polémica. Definirse como ambientalista es más fácil, pues solo desde una postura retrógrada no se simpatiza con dicha causa. En el caso del feminismo hay miedo a los equívocos: “no estoy en contra de los hombres”, “no apoyo las manifestaciones radicales”, “no me gusta la violencia”, “no soy lesbiana”, entre otras muchas expresiones que se suelen escuchar frecuentemente, todas erróneas, me parece. Pues nada de eso define a la causa feminista, sino la defensa de los derechos de las mujeres a llevar una vida de oportunidades que les permitan realizar sus proyectos y estar libres de cualquier tipo de violencia. En este sentido el derecho a la educación es una de las principales demandas que todos debemos promover y apoyar.

Nuestra época es la época de la juventud, sin duda. Su presencia en las redes sociales es cada vez mayor y el impacto que los jóvenes ejercen en las sociedades modernas es innegable. Resalto dos figuras recientes que llaman la atención: la adolescente sueca Greta Thunberg, que lucha porque el mundo de los adultos, sobre todo de los que tienen el poder, se comprometan a fondo con la causa del cambio climático que amenaza al planeta. Su juventud (tiene 16 años), su timidez y a la vez su valentía, la muestran como una líder auténtica, que también contribuye a la causa feminista, de manera indirecta, pues apunta que son las mujeres las que, en muchos casos, están marcando la pauta a seguir.

Resulta decepcionante, por cierto, quienes cuestionan su autenticidad y la tildan de una niña sin verdadero compromiso con la causa. Muchas de estas críticas se originan, claramente, desde el machismo. La otra figura que quiero destacar es la cantante californiana Billie Eilish, de la misma edad, que, a pesar de su juventud, canta con gran voz temas que son más propios del mundo adulto, como la muerte, la depresión y el machismo. No es una activista, hasta donde se puede ver, pero su presencia escénica y su calidad musical auguran una carrera artística que aportará más de una buena canción.

 

Ojalá nos convenzamos de que ser ambientalista y feminista porque hoy es un compromiso indispensable y necesario.

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