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Nuestra mejor versión

Dra. María Cristina Martínez Arrona · Directora UNIVA Online

 

Cada uno es artífice de su ventura

Miguel de Cervantes

 

Marian Rojas, psiquiatra y escritora española, afirma, que para sacar la mejor versión de nosotros mismos se requiere de la suma de cuatro componentes: 1) conocimientos, lo que aprendo y estudio; 2) un proyecto de vida, tener una metas y saber hacía donde vamos; 3) la voluntad, la capacidad de tener orden; y todos ellos multiplicados por 4) la pasión, el poner el corazón en lo que uno hace, convencida de que todos los trabajos pueden transformar la vida de las personas, ya sea como médico, periodista, ama de casa, docente, comunicólogo, etc.

Es conveniente profundizar en cada uno de ellos, pero en esta ocasión me detendré en el primero: el conocimiento. Estamos en el mes que se conmemora el día internacional de la mujer, y uno de los eventos que se recuerdan es que, en 1910, el año en el que mujeres de 17 países se reunieron en Dinamarca para fortalecer la igualdad de género, la defensa de sus derechos e impulsar la universalidad del voto femenino, se conmemora también el que la mujer, en España, pudo acceder a la Educación Superior.

El conocimiento, la educación, es uno de los componentes esenciales para que la persona pueda sacar la mejor versión de ella misma, es un derecho humano fundamental que posibilita su desarrollo integral. En lo personal, considero que el reclamo de los diferentes movimientos del 8M, son en el fondo un canto a la vida, a una vida digna, y a la igualdad de derechos. El reclamo no es contra un género, sino al derecho que todo ser humano tiene, primero de vivir, y segundo el de crecer y desarrollarse en un contexto en el que se pueda desplegar toda nuestra capacidad, y así trabajar en la construcción de un mundo más incluyente, equitativo y pleno.

Si tomamos lo referente a la Educación Superior, en México, de acuerdo a los anuarios estadísticos de la UNAM, en 1960 el 17.62 % de la asistencia en la universidad era mujer, esto es, el 0.06 % de la población. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), reporta que para 1970 el porcentaje de mujeres con estudios superiores era del 0.5 %, de las cuales, el 20 % se localizaba en la facultad de Filosofía y Letras, el 17 % en Medicina; el 9.2 % en Odontología, el 13 % en Comercio y Administración; el 12 % en Derecho, el 2 % en arquitectura y el 0.4 % en Ingeniería. Para el 2020, el 26 % de las mujeres entre 25 y 34 años en México contaba con un título de estudios superiores, porcentaje mayor al 25 % de sus pares masculinos; el avance es loable y muy significativo, pero muy por debajo del promedio de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es del 52 % de las mujeres y del 39 % de los hombres.

Estos datos nos recuerdan que estamos en un contexto de emergencia educativa y, por lo tanto, de crisis antropológica, una reflexión obligada, es el preguntarnos sobre el valor y la importancia que le estamos dando a la educación para nuestro desarrollo personal, de la sociedad que nos rodea y el crecimiento integral del país. Como podemos ver, tanto en mujeres como en hombres, estamos lejos de ser una sociedad sólida formada e informada; por lo que quedamos indefensos y a merced de los intereses de unos cuantos, nos hace falta, como decía Mandela, una de las armas más poderosas para cambiar el mundo: la educación. Y para Marian Rojas, uno de los componentes esenciales para el desarrollo de una vida plena y feliz.

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