Dra. Lucía Almaraz Cázares · Docente UNIVA Guadalajara
En el marco del Día Internacional de la Mujer, el compromiso tiene que ver con temas relativos a las problemáticas que vivimos las mujeres. Por ello hay que evidenciar el contexto de las mujeres en los negocios, a pesar de que el camino para llegar a puestos de alta dirección no es sencillo, el 28 % que lo logra decide dejar el cargo, esto según el estudio “Mujeres en los negocios 2024: Vías hacia la paridad”.
Las principales razones que llevan a las mujeres a dejar el puesto son; la presión pública, la carga de cuidado y sentir que el puesto las obligaba a comportarse más como hombres. Esta deserción tiene que ver con un rol materno, debido a que hay compañías que todavía no cuentan con políticas implementadas para temas de flexibilidad laboral y diversidad e inclusión.
Cuando las mujeres llegan a un puesto directivo, que conlleva más responsabilidades, y no encuentran facilidades para combinar su rol como mamá, hija o simplemente para realizarse personalmente, se ven en la necesidad de decidir entre su calidad de vida y la profesional.
El IMCO refiere que las mujeres dedicamos en promedio 40 horas a la semana a las labores en el hogar, mientras que los hombres sólo 15.9 horas. Esto está totalmente vinculado con los estereotipos, a la ausencia de apoyo por parte de colegas y la falta de empatía en situaciones de la vida, como la menopausia y la maternidad que podrían llevar a las mujeres a dejar el puesto, el mayor número de deserciones de mujeres se da entre los 45 y 50 años, que es la edad en que se podría acceder a un puesto directivo.
Típicamente, los negocios se cierran en lugares considerados para hombres como cantinas, el golf, y en trabajos con horarios nocturnos, lo cual impide que las mujeres podamos acudir y, por lo tanto, nos perdemos de ciertas negociaciones, finalmente, quienes cierran el negocio son los hombres.
Dos acciones que se pueden tomar para que una mujer permanezca en un puesto directivo en empresas e instituciones ya sea en el ámbito privado o público son: generar un espacio psicológicamente seguro y de crecimiento, es decir, una cultura laboral donde tengamos la confianza de alzar la mano y postularnos, otro aspecto es cerrar la brecha entre la intención y la acción de la contratación de más mujeres en puestos directivos considerando sus contextos, roles y estereotipos que se han impuesto.
