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La verdad nos hará libres ¿de verdad?

Graciela Abril Reynaga Macías • Alumna Licenciatura en Nutrición

 

A lo largo de la historia nos topamos con diferentes versiones de la misma, según el lugar de donde provenga esta “verdad” y los “afectados”. El Pbro. Lic. Armando Escoto en su conferencia “La Iglesia católica y su papel en la transformación social” nos dio un recorrido histórico sobre los acontecimientos de cambio en la conformación y reestructuración social del mundo que repercutieron en México, su trascendencia en la sociedad mexicana y la participación de esta institución en los procesos de transformación social.

La participación de la Iglesia católica a lo largo de la historia ha jugado papeles importantes en la formación de cada eslabón de tiempo, aun cuando la propia iglesia ha caído en el radicalismo de sus creencias e incluso cuando se plantea en ocasiones cierto temor a evolucionar, nos ha demostrado lo funcional de su sistema cuando ha intervenido en materia social, no política; ha abonado a la pacificación de la sociedad y engrandecimiento de la cultura, dos fundamentos importantes en el mantenimiento de las civilizaciones y del raigambre de las bases sociales en la actualidad.

Durante la conferencia, el Pbro. Lic. Armando Escoto hizo una retrospectiva en varios aspectos como, la naturaleza de los tiempos históricos, la participación de las sociedades y la intervención de la Iglesia en cada una de las transformaciones. Ejemplificó las denominadas verdades parciales que cada sociedad posee, verdades que permiten o “liberan” una conciencia comunitaria de la historia, dándole forma a la construcción y reconstrucción de las sociedades a lo largo de los tiempos. Dicho lo anterior la pregunta es ¿Cómo afectan las verdades parciales en la reconstrucción social? En cierto modo, nos pueden estabilizar de manera individual, y al mismo tiempo condenarnos sentenciarnos, pues quien no conoce la verdad de su historia estará condenado a cometer los mismos errores; si observamos la situación actual de la sociedad, nos parecería un ciclo repetido y potencializado en algunos aspectos provenientes del pasado.

Puntualmente, a lo largo de la conferencia el Pbro. Lic. Armando Escoto habló de importantes intervenciones de la Iglesia católica en la cultura, siendo una de las más importantes, las acciones ejercidas para el resguardo y rescate del conocimiento muchas veces atentado por ataques directos a las bibliotecas europeas; intervención que nos ha ayudado a salvar y conservar una importante pérdida del bagaje cultural y nuestras referencias históricas.

Por otro lado, en el México antiguo, durante los tiempos de la nueva España, surgieron hospicios gracias la iglesia que generaron un sistema para sacar a las familias de la pobreza y reinsertarlas en la sociedad con autosuficiencia. La Iglesia también buscó la cultura y el conocimiento, convirtiéndose ésta en sede y sustento de la educación y la asistencia social; aunque después haya venido una reestructuración durante la Independencia de México. Movimiento de insurrección que trajo libertad, pero también, vino acompañada de ciertos ajustes deficientes que mermaron la paz y la conformación de un país independiente. Hasta aquí cabría preguntarnos: ¿Cuál es el verdadero concepto de la historia? ¿Está construida sobre verdades parciales? ¿Cuál es la razón de la identidad actual? ¿Imponer? ¿Qué nos queda, reconstrucción o deconstrucción de la cultura?

No es difícil adivinar que los sistemas que nos mantienen en “orden” y “creciendo” no funcionan: el sistema educativo no funciona, el sistema político y el sistema económico, tampoco. Son cada uno de ellos resultado de la ignorancia e indiferencia de las enseñanzas del pasado y una existencia sostenida en las llamadas verdades parciales; son la secuela seguir viviendo sin saber siquiera dónde estamos parados, en lugar de indagar en el pasado el origen de nuestras herencias que nos ha construido como sociedad, para darnos cuenta de que la razón por la que cada uno de estos sistemas no funcionan, es porque dejamos de servir como ciudadanos, como sociedad y como personas.

México no se ha hecho respetar, se ha vuelto acrítico, ignorante de su riqueza. Por lo que invito a que busquemos en aquellas estructuras que funcionaron, una nueva conformación de éstas, que perpetúen los auténticos valores de la cultura nacional y generen una verdadera conciencia social.

Si distinguiéramos para fines prácticos, dos bandos: uno laico y otro eclesiástico dentro de la historia de nuestro país, nos daríamos cuenta que ambos lados han cometido muchos errores, pero que particularmente cada uno tenía y tiene, estructuras sociales que son útiles y funcionales; la historia misma no nos dejaría mentir al respecto. Por ende, habría entonces que adoptar nuevos sistemas, nuevas estructuras, fundamentadas y delineadas, para que ninguna de las partes caiga en viejos vicios, innovando dentro de las viejas acciones que sabemos sí funcionan y adaptándolas a nuestros tiempos para formar la verdadera transformación social.

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