Skip to main content

La estupidemia como padecimiento digital

Carlos A. Lara González · Analista de la comunicación y la cultura. Alumni de la Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación, UNIVA Guadalajara. Premio Santiago Méndez Bravo al Comunicador del Año 2022.

 

En septiembre pasado acudí a la novena edición del Social Media Week México 2023, que se realizó en el Auditorio Black Berry de la Ciudad de México. Un evento muy bien organizado, con invitados y panelistas de primera línea del universo de los contenidos digitales, quienes a lo largo de dos días pasaron por el escenario mostrando estrategias de mercadeo y venta, echando mano de nombres de lo más estrambótico para constatar la evolución en el mercado de las agencias, tales como brandformance, omnicanalidad, etcétera. Las participaciones se centraron en el desarrollo y aplicación de la inteligencia artificial y la realidad aumentada. Aunque la mayoría hacía un notable esfuerzo por mostrar ambas caras de la moneda, incluso hubo una mesa especial de marcos éticos y jurídicos en la implementación de estas herramientas, pero poco se habló del tema. Se limitaron a decir que son marcos en construcción, que hay que desarrollarlos y aconsejaron no hacer nada sin antes consultar a las áreas jurídicas de sus agencias.

La constante sonora durante el evento fue: “La data manda”. Con esto no quiero desestimar los esfuerzos de los organizadores por desarrollar este importante espacio de convergencia, necesario para entender el desarrollo del ecosistema digital. Antes bien, quiero resaltar el valor de la data como moneda social, la moneda más fuerte de todo este ecosistema, pero no sin dejar de mencionar que este tipo de eventos se centran solo en las estrategias de extracción y gestión de datos. Unos ponentes se autodefinían como humanistas, otros como promotores del positivismo (quiero creer que del pensamiento positivo y no de la teoría filosófica), otros más como altruistas. Tal era la necesidad de ponerse al corriente con su cargo de conciencia, que al término de cada sesión solían decir que no habría que pensar solo en datos y usuarios, sino en seres humanos. Es decir, a través de la data hablaban de prosumidores, produsuarios y perfilados, pero al final aludían a los seres humanos. Considero que faltó que se tomaran en serio esa parte.

¿Alguna vez se han preguntado cómo llegaron a América los conquistadores? Esta es la pregunta que suele hacer ciberpsiconauta Douglas Rushkoff en sus presentaciones. Como sabemos, los primeros en venir fueron los presos y maleantes, no tenían nada que perder y muchas aventuras por vivir. Los segundos, las órdenes y congregaciones religiosas, quienes se encargaron de recabar la data: los usos, las costumbres, creencias hábitos de consumo… Aprendieron para ello las lenguas de las comunidades y documentaron todo. Los últimos en venir fueron los conquistadores, que lograron consumar su labor con la data suministrada por las órdenes y congregaciones. Pues bien, nos dice Rushkoff que las redes sociales han sido las órdenes y congregaciones, que recaudaron toda nuestra data, en tanto que la inteligencia artificial, la gran conquistadora. Por esa razón es que sostengo que la data es la moneda más fuerte y sólida en el mundo, más que Bitcoin Ethereum, Cardano, Tether, Binance Coin, Ripple, Dogecoin, y USD Coin…

Habremos de considerar que este tipo de monedas ya no son públicas, es decir, estatales, sino privadas, y en el caso de la Data es la única moneda realmente social. Esto le permite un desarrollo horizontal, cuyo valor y respaldo monetario reside en el conocimiento, la información y la colaboración de proyectos en comunidad.

Sin embargo, no es una moneda en estado puro, puesto que está devaluada por los marcatenientes de la red y los numerati de los contenidos. A estos ya no les interesa la creatividad del ser humano, sino sus datos. Utilizan la data para demostrar que todo va bien a través del consumo, de la potenciación de lo emotivo, promueven un flujo incesante de contenidos bastante cuestionables e imponen el dinamismo audiovisual y la exaltación de la velocidad como pilares de una cultura, que exacerba el cambio por el cambio, guiada por la estupidemia y la interrupción constante de nuestro presente.

Ya no nos preocupa lo que nos inyectan, dice García Canclini, supongo que aludiendo a la teoría de La aguja hipodérmica que se estudiaba en teorías de la comunicación el siglo pasado. Ahora, dice, lo que debe preocuparnos es lo que nos sustraen. En efecto, los marcatenientes de la red y los numerati de los contenidos sustraen nuestra data para apuntalar una economía alterna denominada de la “atención”. Una economía que convierte la atención humana en atención comercial, mermando con ello el conocimiento que es lo que respalda el valor de la data. Su negocio consiste en mantener encendido el pebetero de la atención con contenido banal y evasivo, lo cual les permita seguir cotizando en bolsa.

La estupidemia como adjetivo fue creado por Josefina Barrón en su libro “Malabares en taco aguja” (2009). Hablaba de una epidemia de estupidez que se extiende incontenible por regiones, países y continentes. Como padecimiento digital sería una epidemia de lo banal instalada en la economía de la atención y el acontecimiento que altera el comportamiento humano, al promover el desuso de la actividad cognitiva, de la pausa, la escucha y la capacidad de crítica ponderada.

Urge generar una comunicracia de base social a partir de nuestra data para evitar que nos sigan hackeando la atención. Es necesario crear marcos éticos y jurídicos para el buen desarrollo de la inteligencia artificial y la realidad aumentada. Es improrrogable un consenso en torno a la algorética si lo que queremos es una conexión responsable, una sociedad no solo de la información, sino también del conocimiento. De lo contrario, seguirá avanzando la estupidemia, materia prima de los modelos de negocio extractivos del consumo algorítmico. Se trata de concebir al ser humano como el centro del ecosistema tecnológico, no como una interfaz.

Comunicación Sistema UNIVA

Author Comunicación Sistema UNIVA

More posts by Comunicación Sistema UNIVA