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La educación escolar como instrumento de reproducción ideológica del poder capitalista

Mtro. Alán René Coronado Ponce • Coordinador Académico de Ciencias de la Comunicación, Lenguajes y Multimedia UNIVA Plantel Guadalajara

 

El concepto de educación

¿Por qué la educación es la pieza angular en la formación humana? ¿Cómo explicar la educación escolar como una herramienta de reproducción de las condiciones económicas de la sociedad capitalista? ¿Hay espacios en las instituciones educativas para llegar a la resistencia ideológica?

Para Kaplun (1998), la educación es un proceso permanente en el cual el educador y el educando, concebidos como sujetos sociales, van descubriendo, elaborando, reinventando y haciendo suyo el conocimiento, teniendo como mediador la realidad en la cual están insertos.

Así, es imperante que reconozcamos que la realidad social actual dista mucho de ser la ideal para evocar la concepción de Kaplun dado que las formas de interacción escolar más que individuales son colectivas y vinculantes como puede ser la política educativa, la currícula y las disposiciones escolares. Sin embargo, sigue siendo el medio a través del cual el sujeto se vuelve cada vez más social de acuerdo a las exigencias que le presenta el contexto, particularmente el económico.

Aun así, uno de los conceptos ideales con el cual se puede asociar la educación es con el de construir juntos, y por ello los roles tradicionales de los procesos de enseñanza han cambiado, ya que ahora no sólo el educador enseña sino que directamente, con su cúmulo de experiencias, los estudiantes pueden generar procesos de apropiación y de asimilación de conocimientos y también son ellos los que los socializan a sus iguales.

Freire, pedagogo brasileño, proponía en su Educación liberadora o transformadora que, nadie se educa solo sino que son los propios hombres quienes se educan entre sí mediatizados por el mundo (Cfr. Kaplun, 1998).

Por su parte, Willis, retomado por Giroux (1985) afirma que: “la educación no persigue la igualdad, sino la desigualdad […] el propósito principal de la educación, el de la integración social de una sociedad de clases, sólo puede lograrse preparando a la mayoría de los chicos para un futuro desigual, y asegurando su subdesarrollo personal” (p. 103).

De acuerdo a las posturas de los 3 autores referidos, la educación en un proceso social complejo más allá de la concepción básica de escuela, profesor y alumno; su apreciación real es que es un instrumento detonante para vincular los contextos, los procesos y los requerimientos exógenos en la formación de niños, jóvenes; que puedan irse condicionando a un futuro profesional, a una identidad económica y de clase que más que integrarlos, los homogeneizará a los otros y los incluirá a la sociedad con roles determinados.

La institución escolar

Por lo que respecta a las instituciones educativas, son las directamente vinculadas al proceso de formación de los jóvenes con su propuesta de modelo educativo que contemple saberes prácticos-profesionales, éticos-morales y de construcción social; todo ello para permitirle insertarse a una cotidianidad conflictiva, desigual e impregnada de procesos contrastantes.

Para Giroux (1985), las escuelas “son ámbitos sociales que se caracterizan porque en ellas los planes de estudio ocultos compiten con los evidentes, las culturas –dominantes y subordinadas- se enfrentan y las ideologías de clase entran en contradicción” (p. 105).

Del posicionamiento anterior, rescatamos la idea del contexto escolar como un espacio de enfrentamiento de las ideologías de clase en virtud, y visiblemente más en los modelos de universidad privada, de la lucha de visiones sobre los presupuestos sociales. Es decir, cómo las élites con mayor posicionamiento económico llegan a incidir en la modificación de los currículos escolares a partir de la definición de los perfiles profesionales que requieren y aceptan en el mercado laboral.

Por ello, el campo institucional de la educación es un intersticio entre los requerimientos de habilidades prácticas, teóricas y construcciones lingüísticas que se exigen en los procesos de producción y la necesidad liberadora del estudiante.

También, cuando en un contexto social se imponen las determinaciones del otro, en este caso una clase de poder, hay un proceso de imposición de su visión y no solamente económica, sino social y cultural y máxime cuando se integra a la misma, el rol reproductor de otras instituciones como el gobierno y los medios de comunicación, por citar algunas.

Así, el capital humano de nuestro tiempo, en términos del Habitus de Bourdieu, estará integrado no sólo por capacidades cognoscitivas sino también por valores humanos y éticos que requieren los niños y los jóvenes para insertarse en procesos y relaciones para los cuales están siendo preparados.

Con respecto a la institución educativa se podría afirmar que tanto en el modelo público como en el privado, se contempla un papel reproductor de las condiciones externas; ya se habló en líneas anteriores de la currícula, pero también la existencia misma de éstas obedece a un sistema de clasificación en el cual está destinado a ser incluido aquel sujeto que es evaluado como apto o el que puede pagar para ello.

Un ejemplo que puedo referir de acuerdo a la idea ya expuesta es la propuesta de saberes y habilidades prácticas que llega a exigir el sector empleador de un programa educativo cuando se realiza un proceso de actualización del mismo.

El contexto escolar como espacio de poder

También, de acuerdo a Bourdieu (1977, 1984), en Popkewitz (1997), el contexto escolar es, al igual que todos los espacios sociales, sistemas simbólicos de clasificación y categorización que ordenan las propias prácticas de los sujetos en lo individual y lo colectivo para generar sentido (p. 39).

Por tanto, la escuela se ha convertido desde hace tiempo en el espacio de reproducción de las condiciones del poder económico por sobre la dimensión cultural y social, en virtud de que este espacio se asume como parte de la política de gobierno y desde ese ámbito se toman las decisiones que incidirán en el tipo de sujeto social que será formado en las aulas.

 

Otra idea central de cómo el poder político incide en las estructuras escolares lo establece Foucault en Popkewitz (1997) al definirlo “como algo incluido en la forma de adquirir el saber y de utilizarlo para intervenir en asuntos sociales” y por lo tanto, asociado a la estructura macrogubernativa del Estado y en el microgobierno del individuo (p.42).

 

La experiencia docente como espacio de mediación

La mediación puede entenderse como el espacio en el cual adquieren sentido los significados transmitidos o reproducidos por las instituciones y las personas. Ante ello, no solamente la institución escolar, el ámbito laboral, el contexto cultural o mediático generan significación; el maestro, considero, también puede llegar a generar significación contraria a la esperada siempre y cuando lo desee.

Estar supeditado a instrumentos de control pedagógico implica para el docente, encontrar los momentos para la resistencia cultural y con ello generar visiones alternas del proceso de formación.

La conciencia y la voluntad de incidir son requeridas para presentar visiones que contrasten los problemas sociales, derivadas del dominio de unos sobre otros

Me quedo con la reflexión de que la praxis docente debe centrarse en los procesos individuales y colectivos (de grupo) más que circunscribirse exclusivamente en los contenidos de las materias; claro, negociando y equilibrando la propia expectativa docente y la de la institucional que de una u otra forma es también la del sector empleador y la de la sociedad.

Para concluir, la realidad social es compleja y máxime cuando entran en juego los intereses de clase que derivan en procesos de dominación y control social. El poder, entonces, implicará la sujeción de las mayorías hacia unos cuantos (élites) en correlación a estar sometidos en lo económico, lo político y lo social.

Indudablemente, la educación y la institución escolar; la primera como proceso y la segunda como espacio de su materialización, son piezas clave para que se reproduzca un sistema en virtud de que integra a los miembros de una sociedad de acuerdo a su formación individual y colectiva. Por lo tanto, es en la escuela donde los sujetos asumirán las condiciones para moldearse de acuerdo a la expectativa del patrón, del gobernante, de los políticos, de los medios de comunicación.

Por lo anterior, desde la perspectiva del sistema (en este caso el capitalista) la función de la educación será la de “dogmar” a los sujetos a su visión global de reproducción económica con la presencia de la gran empresa bajo el antifaz de la inclusión, el desarrollo, la democracia y los valores humanos.

 

 

Referencias:

Bourdieu, P. y Passerón, J. (1996). La reproducción, elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Editorial Laia S.A.

Giroux, H. (1985). Teorías de la reproducción y la resistencia en La Nueva Sociología de la Educación, Cuadernos políticos, N0. 44 Julio-diciembre. Páginas: 102-119.

Kaplún, M. (1998). Una pedagogía de la comunicación. España: Ediciones de la Torre.

Popkewitz, T. (1997). “La sociología política de la reforma educativa. Poder, saber y escolarización” en Sociología política de las reformas educativas. España: Morata.

 

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