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Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo UNIVA Guadalajara 

 

Al término de un periodo, las empresas suelen hacer sus informes, esos reportes de indicadores que señalan si se lograron las metas establecidas al inicio del año, miden la productividad de las diferentes áreas y se detectan las oportunidades de mejora.

Desafortunadamente, si el procedimiento o formatos de evaluación están mal elaborados, los indicadores también lo estarán y al final de todo, los puntos de mejora no servirán de nada, por ello, es de suma importancia que los procesos evaluativos se realicen a conciencia y estén permanentemente ajustándose a las necesidades de la empresa.

Por otro lado, también es fundamental que se haga un hábito el realizar reportes, tomando en consideración lo que se debe informar, cómo se debe hacer, unidad de medición, cuándo y la forma de procesar esa información. En muchos casos, nos acostumbramos a trabajar, pero no a reportar.

Hacer informes es un arte y en el aula muy pocas veces nos lo hacen entender de tal manera; se toma como una actividad engorrosa, que quita tiempo y es complicada. Cuando se tiene el hábito de reportar en el momento y con registros adecuados, la interpretación de los números es mucho más sencilla; pero resulta fascinante cuando nos damos cuenta de lo que hicimos, de lo que aportamos a la organización y empezando por nosotros mismos, se revalora el trabajo.

Un buen análisis de indicadores va a ayudar a disminuir errores, fallas y hasta prevenir fracasos ¿Entonces por qué somos tan renuentes a hacer evaluaciones?

Si queremos que la gente conozca la magnitud de nuestro trabajo, tengamos el hábito de documentar y de hacer buenos reportes. Quizá hasta un aumento o una mejor posición laboral obtengamos.

Evaluar es el paso previo para mejorar. Por eso, aplica para todo lo que hacemos en la vida, claro, si queremos superarnos y ser competitivos.

Es un buen momento para evaluar lo que hicimos y lo que no hicimos. Revisar y analizar cuáles son las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que tenemos (los cuatro puntos del muy conocido FODA), es un muy buen ejercicio de reflexión y no es necesario decirlo a los demás, lo importante es que, para tener una evaluación real y certera, hay que ser muy honestos con nosotros mismos y ser muy objetivos, porque si no lo hacemos de esta manera, la información tomará un sesgo y el resultado seguirá siendo negativo.

Ahora sí, después de la evaluación, comencemos la estrategia de mejora para el 2022 y que el camino nos sea más sencillo para llegar a nuestros objetivos.

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 17 de diciembre de 2021.

 

 

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