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Independencia de México: A 200 años de la Consumación

Mtro. Francisco Meza Estrada • Coordinador de la Licenciatura en Derecho UNIVA León

 

Durante esta semana se llevaron a cabo los festejos por los 200 años de la consumación de la Independencia de México. Considerando que el presidente López Obrador se considera principalmente historiador, han tenido un realce muy particular.

Al mismo tiempo, se ha suscitado un debate sobre estos acontecimientos históricos; lo cual, es completamente normal y benéfico para todos los mexicanos para profundizar sobre nuestra historia y conocer las distintas perspectivas históricas. Solamente, podría tener el inconveniente de una posible saturación sin llegar una conclusión propia, es decir, nos pase de largo.

Aprovechando la oportunidad, retomemos algunos aspectos importantes de lo que podríamos considerar nuestra historia oficial para ampliar nuestra perspectiva y podamos entender los principales temas debatidos.

PROCESOS HISTÓRICOS

Como señaló Agustín Basave en su columna, uno de los problemas de nuestra historia oficial en México es que solemos conmemorar los inicios, pero no los finales de nuestras grandes gestas históricas. Sucede con toda claridad con el movimiento de independencia cuando celebramos tradicionalmente el 16 de septiembre de 1810, pero no el 27 de septiembre de 1821. También paso lo mismo con la Revolución Mexicana al recordar el 20 de noviembre de 1910, pero no su conclusión al no tener con claridad su terminación.

No debemos perder de vista que estamos hablando de procesos históricos en los que de inicio no están muy claros sus límites y poco a poco se van definiendo. Se considera como el inicio de la independencia la convocatoria del Cura Miguel Hidalgo en Dolores y que tiene como una de sus principales características, el respaldo popular. El proceso concluiría de la forma menos imaginada, 11 años después encabezada por Agustín de Iturbide que había pertenecido al ejército realista. Propiamente, fue Agustín de Iturbide el que ofreció los elementos por los que se identifica la consumación de la independencia: el Plan de Iguala, el ejército y la bandera trigarante. Ciertamente, también formó parte Vicente Guerrero, pero no contaba con los medios suficientes para culminar la independencia y ofrece la legitimidad de ser de los últimos insurgentes sucesores de Miguel Hidalgo.

HÉRORES Y VILLANOS

Lo anterior, nos lleva a centrarnos en la figura de Agustín de Iturbide que posteriormente la historia oficial lo colocaría entre los villanos de nuestro pasado junto a López de Santa Anna

y Porfirio Díaz. Es otra de las deficiencias de nuestra historia oficial en donde pone a nuestros héroes como buenos, buenos, buenísimos y a los villanos, como malos, malos, malísimos. Es verdad que Iturbide cometió excesos siendo realista contra los insurgentes, pero poco se le reconoce el haber liderado la consumación de manera pacífica, incluyendo a todos los sectores de la sociedad de aquel tiempo. Su principal problema es haber encabezado un proyecto político monárquico que se oponía diametralmente al republicano que a la postre se terminaría imponiendo. Se trató de una disputa política muy natural en un país que apenas nacía y estaba en el camino de la definición.

Los posteriores hechos en donde no se le menciona en el tradicional grito de la independencia cada 15 de septiembre, el haber borrado su nombre del Congreso o que sus restos no descansen en la Columna de la Independencia nos lleva a entender que, todavía no somos capaces de reconocer las aportaciones de distintos personajes del pasado a pesar de sus profundas diferencias políticas.

CELEBRAR 200 AÑOS

No podemos ser ingenuos y pensar que algunas cosas de nuestra historia oficial van a cambiar, como que Hidalgo, dejará de ser el Padre de la Patria o que la festividad de la Independencia de México cambiará del 16 de septiembre. Sin embargo, sí podemos aspirar a ser mexicanos mejor educados, con una visión integral de que somos el resultado de procesos históricos complejos y con algunas contradicciones. Simplificar la historia nos lleva a considerar a los que piensan distinto como enemigos y esto todavía puede ser muy perjudicial para México en pleno siglo XXI.

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